Sendos homenajes recuerdan a los diplomáticos y periodistas que plantaron cara a la dictadura | España

Sendos homenajes recuerdan a los diplomáticos y periodistas que plantaron cara a la dictadura | España


Dentro del centenar de actos por el 50 aniversario de la muerte del dictador Francisco Franco se han celebrado este lunes dos homenajes a los diplomáticos que permanecieron leales a la II República y a 20 profesionales de la información que ejercieron su oficio para empujar al país hacia la democracia. El primer acto ha tenido lugar en la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, donde el ministro José Manuel Albares ha descubierto una placa con los nombres de los 45 miembros del Servicio Exterior que, como recordó Ainoa Careaga, nieta de uno de ellos (Fernando Careaga), “lo perdieron todo para permanecer fieles a sus principios”. El segundo homenaje se ha celebrado en el edificio Larra, actual sede de la Fundación Diario Madrid, cuya lucha por las libertades y la defensa de la libertad de expresión le valió una serie de sanciones y multas hasta su cierre en 1971. También allí ha quedado expuesta una placa que recuerda “A quienes desde el periodismo defendieron las libertades”.

Albares ha explicado que fueron “muy pocos” los diplomáticos que se opusieron al franquismo (apenas 45 de un total de 275 en 1936), pero ha subrayado que “fueron los mejores”, ya que “defendieron la libertad y la democracia” y “actuaron con lealtad” a la Constitución de 1931, por lo que ”pagaron un alto precio”. La dictadura, ha añadido, “quiso borrar sus nombres”, y por eso los ha recitado este lunes uno a uno en presencia de sus familiares, que se han emocionado particularmente en ese solemne momento, así como otros compañeros de profesión. “Honrándolos a ellos”, ha concluido el ministro, “honramos el sentido profundo de la profesión democrática, que asume el compromiso de usar como único instrumento la razón y la palabra, nunca la confrontación y el enfrentamiento y jamás la guerra”. Ainoa Careaga, nacida ya en democracia y hoy diplomática, ha explicado que desde que era adolescente le transmitieron en casa la historia de su familia, “marcada por la pérdida, el exilo y la desesperanza, pero también por la dignidad, la coherencia y la defensa de unos ideales”. Su abuelo, Fernando Careaga Echevarría, era secretario de la Embajada en Helsinki durante la Guerra Civil y tras la victoria franquista marchó al exilio, primero a Francia y luego a Venezuela.

Clara Girbau, embajadora de España en Guatemala e hija de Vicente Girbau, político y diplomático que fue detenido, juzgado y encarcelado nueve meses por la dictadura franquista, que le expulsó de la carrera diplomática tras nueve meses de cárcel. Parte de sus cenizas, como fue su deseo, fueron enterradas en el cementerio civil de Madrid, cerca de Pablo Iglesias y de miembros de la Institución Libre de Enseñanza. Perdió su pasaporte español, pero, como recordaba su hija en el mensaje, “continuó su compromiso intelectual y político contra la dictadura desde el exterior, uniéndose a lo que llamaba la España peregrina”. En 1976, tras la muerte de Franco, Girbau regresó a España y fue admitido de nuevo en la carrera diplomática, jubilándose como embajador español en Malta.

Los nombres de lo 45 miembros del Servicio Exterior homenajeados este lunes son fruto de la investigación del historiador y diplomático Ángel Viñas, quien ha anunciado una nueva edición, ampliada y actualizada, de la obra Al servicio de la República: Diplomáticos y Guerra Civil, que dirigió en 2010, por impulso del entonces ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos.

Durante su intervención en el acto, Viñas ha lamentado que “ciertos partidos políticos, medios de comunicación y la basura que circula por las redes sociales” continúen “empeñados en mantener abiertos los mitos que se utilizaron para intentar justificar el golpe de Estado, la Guerra Civil y el franquismo”. “El tiempo y los hombres pasan”, ha recordado el historiador, quien ha subrayado “el reto” de seguir desentrañando lo que ocurrió y enfrentarse con datos y rigor a quienes pretenden “distorsionar el pasado” con guerras culturales: “los hicieron los vencedores y lo hacen autores y políticos que no se molestan en buscar en los archivos o en las bien llamadas fosas del olvido”.

A esa misión colectiva de memoria se ha referido también la periodista Nativel Preciado en el homenaje a los periodistas que lucharon por la recuperación de las libertades en España. Preciado, premiada junto a otros 20 profesionales, muchos de ellos vinculados en el pasado o en el presente al Grupo Prisa (editor de EL PAÍS), como dos de los exdirectores del diario —Juan Luis Cebrián y Soledad Gallego-Díaz—, Iñaki Gabilondo, Raúl Cancio, Manuel Vicent, Maruja Torres, Rosa Montero y Andrés Rábago, El Roto; recordó una frase de Nicolás Sartorius, uno de los fundadores del sindicato CC OO: “El dictador murió en la cama, pero la dictadura murió en la calle”. “Hubo muchos héroes anónimos”, ha insistido Preciado. “José Antonio Martínez Soler [secuestrado en 1976 por un grupo ultra que lo torturó para que revelara sus fuentes] se jugó la vida y le partieron la cara. También Gorka Landaburu [un paquete bomba de ETA hizo que perdiera tres dedos de una mano y dos de la otra], tiene heridas de guerra. Periodistas, curas obreros, movimientos vecinales, estudiantiles, mujeres de presos… todos empujaron para que llegara la democracia”.

Preciado, que junto a Vicent y Víctor Márquez Reviriego, habló en nombre de los 20 premiados, concluyó su discurso llamando a “no dejar que los de la motosierra cambien el cuento”, y tratar a la “maltrecha democracia actual” como un coche renqueante que aún puede dar mucho de sí con unos “pequeños arreglos”. El secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, ha insistido en la misma idea: “Sois la memoria viva de nuestra democracia. Contádselo a las nuevas generaciones, que sepan lo que costó conquistar las libertades y los peligros que ahora acechan”.

Un jurado de expertos seleccionado por la Asociación de Periodistas Europeos y la Fundación Diario Madrid —entre cuyos miembros figuran el cantautor Joan Manuel Serrat, la fotógrafa Marisa Flórez, el cineasta Manuel Rodríguez Aragón, el periodista Miguel Ángel Aguilar, los historiadores Susana Sueiro y José Álvarez Junco, y los escritores Soledad Puértolas y Andrés Trapiello— seleccionó a los 20 periodistas homenajeados, pero todos insistieron en que “hay muchos más” que merecen ese reconocimiento. También en la placa colocada en el Ministerio de Asuntos Exteriores quedó un hueco para añadir a los diplomáticos cuyos nombres aún permanecen borrados de la historia y que usaron las armas que tenían, su coraje y determinación, para plantar cara a la dictadura y ayudar a definir el país democrático en el que querían vivir.