Claudia Villagra (47) se levantó el domingo temprano y salió de su casa para hacer un par de cortes de pelo en el local donde llevaba dos décadas trabajando. Eran siete cuadras. Hizo 500 metros en su bici cuando un auto descontrolado la atropelló y la mató. El conductor, de 24 años, dio positivo de marihuana y está internado.
La tragedia se registró alrededor de las 9 del 18 de mayo en la calle Falleres al 900, en Villa Centenario, partido de Lomas de Zamora. Una cámara de seguridad registró la terrible secuencia.
Claudia tenía dos hijos: Gabriel, de 30 años, y Magalí, de 23. Desde hace una década vivía con su pareja, Sergio Quiña (42), en la calle Pío Baroja al 600, a apenas una cuadra de donde el 22 de enero de 2024 asesinaron en un asalto a Uma Aguilera (9), hija de un custodio de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
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Un automovilista atropelló a toda velocidad y mató a una ciclista en Lomas de Zamora
Sergio atiende el llamado de Clarín y se quiebra en llanto. “Me quedé solo, me sacaron a la flaca“, dice con la voz entrecortada. El 15 de abril habían cumplido 10 años juntos.
El domingo pasado, Claudia lo despertó: “¿Amor, vas a ver la Fórmula 1?”, le preguntó. Él es fanático de las carreras y quería seguir de cerca la suerte de Franco Colapinto en su debut en Alpine en el circuito de Imola.
Ambos estaban fundidos de cansancio porque el temporal de lluvia había anegado los pisos de la casa y tuvieron que secar “codo a codo”. Pero como estaban mal de plata, ella decidió ir a trabajar un domingo a la mañana a la peluquería ubicada en Itatí y Camino Negro.
“Veníamos mal. Yo no tenía un peso, venía de perder mi trabajo anterior, donde estuve dos meses, después de estar nueve años como custodio de mercadería en tránsito, de andar en la ruta, incluso afuera del país. Empecé como chofer de aplicaciones de viajes, pero hace dos semanas me asaltaron en Olimpo y las vías. Me sacaron la billetera y el celular”, lamenta Sergio.
Eran dos ladrones que lo interceptaron cuando canceló un viaje, por miedo a la inseguridad, y se volvía en un Chevrolet Corsa alquilado. “Uno tenía un cuchillo de carnicero y el otro una 9 milímetros”, dice.
Su papá era Alejandro Quiña. Lo mataron el 13 de noviembre de 1999 en Lomas de Zamora, en cumplimiento de servicio. Tenía 65 años e integraba el Grupo Halcón de la Policía bonaerense.
Su mamá murió hace cuatro años, después un largo tiempo postrada por una diabetes.

“Siempre luchando por la vieja, siempre haciendo todo, hasta que apareció Claudia, el amor de mi vida, que me ayudó en todo, incluso hasta la higienizaba en la cama. Mi mamá también se fue y ella no se separó de mí ni un solo día”, señala.
Antes de despedirse para ir a la peluquería, la mujer le dijo a su pareja: “Me voy a hacer esos dos cortes. Hay un pedacito de rosbif en la heladera. ¿Me hacés ese guisito que me gusta? Compro frutas y verduras en la feria. A las dos estoy acá“.
Lo cierto es que pasaron 20 minutos y dos limpiavidrios del barrio fueron hasta la casa del hombre a avisarle que la habían atropellado.

El conductor del Volkswagen Gol Trend, que terminó volcado sobre otro auto (un Fiat Cronos) en la vereda tras atropellar a la víctima, era Tobías Ezequiel Alurralde (24). Dio positivo de marihuana y está internado en estado reservado en el Hospital Gandulfo. Le faltaban tres cuadras para llegar a su casa.
Este martes se hizo el sepelio de Claudia en el cementerio de Lomas de Zamora. Fueron los papás de la víctima (Beto y Susy) y sus tres hermanos (Diego, Sebastián y Mariela).
El caso, caratulado “homicidio culposo”, es investigado por UFI 10 del Departamento Judicial de Lomas de Zamora, a cargo del fiscal Carlos Patricio Pérsico.

“Me pasan todas. Me quedo sin trabajo, me roban, perdí la fe, perdí la economía, perdí la salud, perdí a mi mujer, que era lo que más quería, toqué fondo en todo sentido”, resume Sergio, quien trata de continuar “pero es imposible, es muy doloroso”.
A Claudia, que era hincha de Racing, la había conocido cuando él le alquilaba el garaje de su casa, en la calle Pío Baroja, a un amigo que tenía un service de lavarropas. Un día la vio pasar caminando mientras tomaban unos mates y quedó obnubilado: “¿Quién es ésta?“.
Luego averiguó, con la ayuda del Facebook, que trabajaba en una peluquería. Entonces fue decidido a hacerse un corte. “Yo me enamoré cuando pasaste“, lanzó.
Ella, que vivía a dos cuadras de su casa, se negó a salir con él una y otra vez. Hasta que aflojó y nunca más se separaron. “Me quiero hacer viejo con vos“, le dijo. Un sueño que truncó un conductor drogado.