los de Vaccari eliminaron al Xeneize en La Bombonera y son semifinalistas del Torneo Apertura

los de Vaccari eliminaron al Xeneize en La Bombonera y son semifinalistas del Torneo Apertura

Las imágenes del naufragio azul y oro generan un contraste con la felicidad de ese racimo de jugadores rojos. En las tribunas, los hinchas descargan toda su bronca. Es una remake del partido con Lanús, pero ni siquiera hay un desahogo en los penales. La derrota de Boca, el gran triunfo de Independiente- abre paso a un diluvio de silbidos. También fluyen los insultos contra “la Comisión”, una manera decorosa de no apuntar directamente contra Juan Román Riquelme por tantas noches de gloria que brindó con la “10” en la espalda. Así y todo, es un claro mensaje para el presidente que manchó el póster con una deplorable gestión a nivel resultados. Y si la herida en la Libertadores era difícil de cicatrizar, la eliminación del Torneo Apertura agregó dolor.

De nuevo, la barra brava pareció ajena a la coyuntura, celebrando un cumple cuando el resto de la gente se retiraba con disgusto y cargados de decepción. Mucho se había hablado en la previa por el ida y vuelta entre la popular y la platea, que arrastraba emociones fuertes después de la caída en el Superclásico que terminó abruptamente con el ciclo de Fernando Gago. El hincha entendía que había que cambiar el chip. Y el pasacalle que se advertía en el ingreso de Aristóbulo del Valle e Irala bajaba un mensaje desde arriba hacia los fieles que ingresaban a la Bombonera. “Todos juntos siempre”, rezaba. Parecía un mantra que se transformó en aliento puertas adentro.

Boca pareció contagiarse del contorno porque en los primeros minutos mostró una gran agresividad en la presión ante un rival que suele hacerse fuerte desde la tenencia. Desde los delanteros hasta los volantes asfixiaron en la salida. Fue más directo para jugar a bordo de un 4-3-1-2 en el que se destacó Milton Delgado en el inicio de las jugadas, pero tuvo a Miguel Merentiel como arma más peligrosa.

Y casi lo abre rápido gracias a un cambio de frente de Lautaro Blanco, un centro atrás de Carlos Palacios y un remate de Merentiel que encontró una gran respuesta de Rodrigo Rey.

Entonces, Independiente comenzó a controlar el juego, justo después de ese sofocón. Tiene futbolistas con gran ductilidad. En especial, Kevin Lomónaco, un zaguero central que tiene concepción europea. Por su personalidad para conducir cuarenta metros con la pelota dominada, incorporándose a la elaboración como un volante más, a veces opacando a Luciano Cabral, el auténtico “10”. Cuenta con muchos recursos y hasta trianguló por la derecha o envió centros muy peligrosos al área de Agustín Marchesín.

Boca, no obstante, tuvo las situaciones más claras porque Independiente achica. Por un centímetro, Merentiel quedó en posición adelantada justo en el momento en el que quedó mano a mano con Rey y definió cruzado. No hubo que trazar líneas desde el VAR. Pablo Acevedo acertó al levantar la bandera. Más tarde, el uruguayo volvió a quedar mano a mano, pero anticipó con sus piernas el arquero santafesino. Ahora, ninguna fue más nítida que aquella que perdió Palacios a cinco minutos del final de la etapa inicial, cuando el propio Merentiel se filtró por la derecha y dejó al chileno de frente al gol. Abajo del arco, a la carrera, definió desviado. Se agarraban la cabeza en la platea. No lo podían creer.

Independiente ostentó la posesión, tuvo un mayor volumen de juego, pero no contó con posibilidades que hicieran preocupar a Marchesín. Un cabezazo de Sebastián Valdez a la salida del córner que terminó entre los guantes del arquero y un centro de Felipe Loyola que Matías Giménez no pudo resolver con comodidad ante el propio número uno y Delgado.

El partido se picó por algunos empujones entre Cabral y Milton Giménez. Los hinchas se encendieron. Y en el segundo tiempo, le dieron impulso en el arranque. Entonces, Herrón empezó a mover el banco y sus primeras variantes fueron dos veteranos que venían con un mes de recuperación: Ander Herrera (35 años) y Edinson Cavani (38) para reemplazar a los descoloridos Tomás Belmonte y Milton Giménez.

Julio Vaccari, entonces, contestó con el ingreso de Diego Tarzia en lugar de Lautaro Millán, un extremo por un creativo, que colaboró en la marca por el sector izquierdo. De este modo, se pudo soltar Álvaro Angulo. Y en la primera aproximación, el colombiano facturó. Fue a partir de un tiro de esquina y un rechazo que Merentiel, de espaldas, no pudo controlar porque anticipó la Pantera. El resto fue una genialidad porque encaró con la pelota dominada y sacó un zurdazo demoledor.

Inmediatamente, llegó el “movete, xeneize, movete”, tensión y más cambios. Kevin Zenón, que había arrancado por la izquierda y jugó todo el segundo tiempo por la derecha sin ninguna gravitación, dejó la cancha entre silbidos y entró Exequiel Zeballos, que corrió, pero no generó una situación de gol.

Vaccari mandó a la cancha a Fernández Cedrés y Pablo Galdames. Herrón sacó a su mejor valor, Delgado. Alan Velasco demostró que su nivel es tan bajo que ni siquiera pudo atemorizar con la Ley del Ex. Enfrente, Independiente mostraba personalidad. Con Lomónaco extraordinario, Marcone como líder en el medio y un enorme compromiso colectivo.

Celebró Independiente, que se debía un partido de esta magnitud. Jugará la semi con Huracán y ve posible cortar con esa maldita racha doméstica que lo persigue desde 2002. Boca terminó con centros para Marchesín. Sí, para su propio arquero. Todo un testimonio de su colapso futbolístico.