No sólo los grandes narcos, que manejan cientos de kilos de cocaína y marihuana, son un peligro. En en Conurbano bonaerense profundo los pequeños vendedores de droga y sus proveedores suelen protagonizar guerras por el control del territorio que se dirimen con sangre y terror.
Una muestra de ese mundo –para muchos cotidiano, en el que nada es mas fácil que pegarle un tiro al otro– se vio el pasado viernes en Trujui, partido de Moreno, en el oeste del Conurbano. Se trata de una zona marginal que forma un triángulo con Cuartel V y San Miguel.
Allí, el viernes a las 15 –en medio de un calor infernal– dos hombres fueron fusilados en una disputa narco algo que, según advirtió la fiscalía general de Moreno-General Rodríguez, a cargo de Lucas Oyhanarte, se ha vuelto demasiado frecuente.
“¿A vos quién te mando?’”, le gritó Marian Lorena Peralta (32, paraguaya) a Franco Ismael Miltos (24 alias “Taco”). Miltos había llegado frente a la casa de la mujer en la calle Einstein, de Trujui, junto con otro argentino, Rito Alberto Giménez (48, alias “Cachete”). La principal hipótesis es que habían ido a “apretarla” por un puesto de venta con el que se querían quedar.
En minutos “taco” y “Cachete” terminaron asesinados a tiros.
Marian Lorena Peralta estaba acompañada por su hermano, Aldo Gabriel Peralta (28, paraguayo) y por su pareja, Edgard Ignacio Del Valle (31, paraguayo, alias Pikilo). Fue este último el que empezó a los tiros. Ni bien Marian terminó de decir “¿A vos quien te mando?” Pikilo saco un arma y le disparó dos balazos al pecho a “Taco”, que cayo muerto.
Ante esto, “Cachete” intentó escapar pero Pikilo lo alcanzó a las pocas cuadras y lo fusiló de dos balazos en la cabeza. Su cuñado fue el encargado de rescatarlo y llevárselo en una moto, que luego fue secuestrada en una serie de allanamientos encargados al Grupo Halcón.
La causa quedó a cargo del fiscal Federico Soñora y su secretario, Martin Bornia. Finalmente Los hermanos Peralta fueron detenidos el domingo, al igual que Pikilo. El caso en principio se resolvió pero no así la problemática cada vez mas preocupante de la violencia que viene asociada al narcotráfico y particularmente al narcomenudeo.
Doble homicidio en Trujui. Gentileza Semanario actualidad.Alerta institucional
El doble crimen narco del viernes 31 se dio en pleno reclamo por el crimen de Lucas Aguilar, el joven que trabajaba como delivery y había sido asesinado el miércoles 29 luego de intervenir en defensa de un vendedor ambulante que había sido atacado por un sujeto con un arma blanca. Aguilar –que murió tras recibir al menos 7 puñaladas– había hablado tiempo antes con la televisión en una nota sobre inseguridad y afirmó que el Conurbano “es tierra nadie”.
En ese contexto ocurrió lo de Trujui. El ambiente de violencia ya advertido desde las autoridades judiciales.
“Se reparó en el alarmante crecimiento que en la zona se venía produciendo respecto de ilícitos vinculados al narcotráfico” había advertido la fiscalía general en un documento de julio de 2017. Por entonces era tal la cantidad de causas por infracción a la ley 23.737 (de drogas) que se lograron refuerzos para crear una fiscalía especializada (la UFI 12), en el año 2019. Solo en el 2023 se iniciaron 2.749 investigaciones, realizaron 138 allanamientos, se solicitaron 129 prisiones preventivas y se elevaron a juicio 111 causas.
Marcha en Moreno por el asesinato del delivery Lucas Aguilar. Foto Enrique García Medina Como ocurre en casi todos lados, el narcomenudeo no dio tregua en Moreno y por eso se volvió a insistir por escrito en un “Plan de Acción” en el que los fueros ordinarios y federales trabajan en forma coordinada.
En ese documento –de junio de 2024– la fiscalía general describe un panorama cada vez más violento en el que no sorprende el doble crimen de Trujui. Según el escrito, al que accedió Clarín, en Moreno “se está convirtiendo en una constante la ocurrencia de muertes cuyo móvil se ve asociado a lo que comúnmente se suele denominar bajo el rótulo ‘ajuste de cuentas’ por su posible nexo sobre el narcotráfico”.
El doble crimen del viernes en Trujui puede parecer solo una problemática marginal, pero ya se sabe –sobran los ejemplos– que si no se controla a tiempo la violencia narco se expande con facilidad.
En la zona aun se recuerda un caso ocurrido en marzo de 2024 que tuvo como víctima a un joven adicto de 25 años. Lo acusaban de haber robado 50 gramos de cocaína y en represalia lo torturaron 74 horas, le cortaron el dedo meñique de la mano derecha con una amoladora y le tatuaron en un glúteo una clara advertencia: “No robes mas”.
