A Tadej Pogacar le cuesta expresar la grandeza que supone haber ganado su cuarto Tour de Francia, una gesta que solamente cinco ciclistas habían logrado antes que él, y a los 26 años se niega a proyectarse en el futuro, pese a que su talento le tiene reservado un lugar en la historia. “No es un objetivo ganar cinco Tours. No me fijo ningún objetivo claro”, asegura el esloveno, quien pese a su juventud tiene un palmarés impresionante, que lo coloca cerca de los más grandes de la historia.
Mientras los especialistas se obstinan en señalarlo como el heredero natural del belga Eddy Merckx, algo que el propio “Caníbal” reconoce, Pogacar desdeña la historia: “No estoy tentado con batir ningún récord: yo corro para disfrutar el momento”. Si gana un Tour más, igualará a Merckx, los franceses Jacques Anquetil y Bernard Hinault, y el español Miguel Induráin.
Pogacar rompió todos los registros sobre la bicicleta y parece agotado por la falta de retos, sin que igualar a los mejores de todos los tiempos parezca uno para él. Mientras unos tratan de discernir un horizonte para su carrera que no parece tener límites, él modera las expectativas, escapa de la presión que le supone convertirse en el mejor ciclista de todos los tiempos y se transforma en un humano normal, un joven que sólo piensa en disfrutar encima de la bici.
Capaz de dejar escapar etapas míticas como el Mont Ventoux o el Col de la Loze, su motivación se vigorizó con el intento de victoria en la última etapa bajo la lluvia en los Campos Elíseos, aderezados con una triple subida a Montmartre, que trató de utilizar como trampolín para ganar, pese a que eso suponía un alto riesgo de caída, que podía haber tirado por tierra su cuarto Tour.
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Así es Pogacar, un muchacho que actúa sin pensar en las consecuencias, que necesita pasarla bien para dar el máximo y que no mira la huella que puede estar dejando en los libros de historia.
Antes de la última etapa, el esloveno concedió una entrevista a “L’Équipe”, en la que dejó claro que lo que para otros sería abrir la puerta de la leyenda, para él no es una obligación. “El Tour es la mayor carrera ciclista del mundo. Pero causa demasiado estrés a los corredores. Me gustaría no disputar una temporada para intentar otras carreras, pero sé que será difícil. Me verán en el Tour el año próximo para defender mi título”, aseguró.
Destinado a marcar una era, Pogacar parece querer hacerlo a su manera, sin el yugo del pasado, pensando sólo en gozar de un trabajo que desde niño ha sido su pasión y que sublima porque es el más fuerte.
“He llegado a un punto en el que me he probado que puedo tener buenos resultados. Ahora trato de concentrarme en otras cosas: en mi vida, en disfrutar del ciclismo. Si bato récords históricos será formidable, pero no es mi objetivo”, afirmó.

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La motivación, ese eje clave
El director de rendimiento del equipo UAE, Jeroen Swart, reconoció en una entrevista con “L’Équipe” que Pogacar necesita retos y que su talento excepcional sólo tiene un límite: la motivación.
“Con Tadej lo más importante es mantener su entusiasmo: le encanta la novedad”, sostiene el especialista, quien considera que si logra motivarse puede marcar una época en este deporte.
En su análisis, el Pogacar de 2025 no ha sido más fuerte que el de 2024. La diferencia ha sido que el danés Jonas Vingegaard estaba en peor estado en esta edición, lo que ha reducido la batalla. Swart afirmó que el esloveno dio un salto de calidad en 2024, cuando cambió de médico: Javier Sola sustituyó a Íñigo San Millán, que comenzó a asesorar al Athletic de Bilbao.
El entorno del ciclista comienza a preocuparse por su fatiga mental. Es que a sus 26 años, Pogacar tiene potencial para amasar el mejor palmarés de todos los tiempos, a condición de que se lo marque como objetivo.

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Para el retiro habrá tiempo
Pogacar ni siquiera se mira en el espejo del tiempo y pese a su juventud anuncia que no tiene intención de eternizarse en el pelotón, porque se aferra a la idea de que en la vida hay mucho más que la competición.
“No planifico mucho, todavía tengo un contrato largo (hasta 2030). No pienso retirarme pronto, pero tampoco me veo estar muchos años más. Los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 son uno de mis objetivos, lo que me lleva a dentro de tres años”, señaló quien para esa cita tendría casi 30.
“Entonces quizá empiece a pensar en mi retiro, ya veremos. Pero si puedo correr como ahora, con un equipo tan fuerte y un entorno tan presente… No pienso tanto en mi futuro. Trato de disfrutar el momento”, resumió.
Para lo que resta de la temporada, sin decirlo, apunta a que se saltará la Vuelta a España y se centrará en el Mundial de Ruanda, donde puede revalidar el título, y en la Lombardía. “Espero con impaciencia el Criterium de Komenda, en mi casa, el 9 de agosto. Es algo diferente. No miro más allá porque apenas terminó el Tour -sostuvo-. Me quedan objetivos de aquí al final de la temporada, pero no muchas carreras. Luego voy a hacer un corte, disfrutar de un momento de reposo y pensar en preparar la siguiente temporada. Sobre todo en la París-Roubaix, que quiero ganar”.
Nada lo obliga a desafiar la historia, pudiendo relamerse en el presente.
París, Francia. Agencia EFE