19/07/2025 18:03hs.
La fiesta estuvo en la previa del partido. Con un show de luces y drones, Platense celebró junto a su gente la conquista del Torneo Apertura, su primera estrella en la era profesional. El estadio Ciudad de Vicente López se vistió de gala, pero la alegría no logró trasladarse al campo de juego.
El empate 0-0 frente a Vélez dejó más sensaciones amargas que certezas futbolísticas. Fue el reencuentro del Calamar con su público tras la consagración en Santiago del Estero ante Huracán, pero el partido, lejos de estar a la altura del contexto, resultó chato, trabado y con escasas emociones.
Desde el inicio, el encuentro fue muy cortado. Las constantes infracciones y la falta de claridad en tres cuartos de cancha hicieron que el desarrollo se volviera lento y predecible. Vélez, que venía de una sólida victoria frente a Tigre, intentó imponer condiciones con un esquema ofensivo que buscó amplitud por las bandas. Sin embargo, Platense respondió cerrando bien los caminos interiores y despejando todos los centros enviados por Carrizo y Machuca.
El quiebre llegó a los 40 minutos del primer tiempo, cuando Tomás Silva vio la tarjeta roja tras una dura entrada. El equipo del Kily González se vio obligado a rearmarse.
En el complemento, el guion sorprendió. Cuando se esperaba que Platense se refugiara en su campo para resistir con uno menos y apostar al contraataque, ocurrió lo contrario. El equipo jugó mejor con diez que con once, y generó más peligro que su rival. La más clara fue de Leonel Picco, quien sacó un potente remate desde fuera del área que reventó el travesaño. Vélez, por su parte, dejó una imagen pobre. No logró adueñarse del balón, no supo cómo aprovechar la ventaja numérica.
El empate dejó sensaciones encontradas. Platense, en inferioridad, sacó un punto que vale desde lo anímico. Vélez quedó en deuda. Y la emoción quedó en la previa y en el post partido cuando hicieron la vuelta olímpica con el trofeo del Apertura.
