Los contactos diplomáticos de Estados Unidos con Rusia y Ucrania se aceleran a media que se acerca el ultimátum de 10 días que el presidente Donald Trump dio a Vladímir Putin para que cese su ofensiva militar en Ucrania o afronte sanciones, tanto contra Rusia como para sus aliados comerciales.
Steve Witkoff, enviado especial de la Casa, se ha reunido este miércoles en Moscú con Putin mientras casi al mismo tiempo Trump conversaba por teléfono con el presidente ucranio, Volodímir Zelenski. El encuentro en la capital rusa, que ha durado casi tres horas, se ha producido dos días antes del viernes, el día en el que vence el plazo que había puesto Washington. Trump había declarado en vísperas de la reunión que esperaría a sus resultados para una decisión definitiva sobre esos castigos. Su secretario de Estado, Marco Rubio, ha declarado que espera abordar el asunto este miércoles. “Tendremos más cosas que decir hoy mismo más tarde… quizá positivas, quizás no”, ha respondido el jefe de la diplomacia de EE UU a las preguntas de la prensa sobre la posibilidad de sanciones.
El asesor del Kremlin, Yuri Ushakov, ha informado al término de las conversaciones que estas han sido “muy útiles y constructivas” y que los gobiernos de EE UU y Rusia se “han transmitido algunas señales” para alcanzar un acuerdo.
Ushakov no ha precisado de qué “señales” se trata, es decir, qué decisiones por parte del Kremlin podrían evitar la ruptura con Washington, pero el asesor de Putin, uno de sus hombres de mayor confianza, ha pedido tiempo para que Witkoff comunique el contenido de la reunión a Trump. Se espera que una vez el presidente estadounidense tenga la información, la Casa Blanca haga pública su posición.
La agencia Bloomberg informó el martes, a partir de fuentes anónimas, que el Kremlin sopesaba ofrecer “una tregua aérea”, es decir, una suspensión de ambos bandos en sus bombardeos de largo alcance con drones y misiles.
“Si llega la fecha límite y Rusia no ha aceptado un alto el fuego, habrá sanciones. Pero (Moscú) parece bastante bueno en evitarlas. Son gente astuta, bastante hábiles para esquivarlas”, declaró Trump el lunes.
El embajador de Estados Unidos ante la OTAN, Matt Whitaker, señaló este fin de semana al medio Newsmax que su Gobierno “castigará a Rusia con aranceles y sanciones devastadoras el 8 de agosto”. A partir de esa fecha, agregó, “Rusia no tendrá amigos. No tendrá socios comerciales. Y se acabará su capacidad de financiar esta guerra”.
China e India son los mayores importadores de hidrocarburos de Rusia, la principal fuente de financiación del Estado ruso y de su maquinaria militar. Tanto Pekín como Delhi han advertido de que, pese a las amenazas de sanciones por parte de EE UU y de la Unión Europea, no dejarán de comprar gas y petróleo ruso.
La presión estadounidense se centra sobre todo en India, con una posición geopolítica más débil que China. Trump ha firmado este miércoles una orden ejecutiva que impone un arancel extraordinario del 25% sobre las exportaciones indias a EE UU.
Esta ha sido la quinta reunión entre Witkoff y Putin. Entre febrero y abril, el enviado de Trump visitó Rusia cuatro veces para reunirse con el presidente ruso y otras autoridades. Estas visitas se produjeron en el momento de mayor de acercamiento de Trump a Putin.

El presidente de EE UU se mostró convencido de que una actitud conciliadora con Putin permitiría alcanzar una tregua y negociar la paz. Tanto Trump como su equipo incluso manifestaron en varias ocasiones que las concesiones territoriales en favor de Rusia eran inevitables.
Trump cambió de parecer este julio, cuando por primera vez admitió que Putin, tal y como le había manifestado el líder ruso, no tiene intención de detener la invasión. El Kremlin establece varias exigencias para firmar una tregua que suponen de hecho la rendición de Ucrania: que las tropas de Kiev se retiren de cuatro provincias anexionadas ilegalmente por Rusia; que los aliados internacionales suspendan la transferencia de armamento al país invadido y que Ucrania renuncie a la OTAN, entre otras condiciones.
Además de posibles sanciones, Trump autorizó también por primera vez en julio la transferencia de armamento a Ucrania. A diferencia de lo que sucedía en la era de su antecesor, Joe Biden, este material de guerra, sobre todo defensas antiaéreas, debe ser adquirido previamente por los aliados europeos.
El presidente ucranio, Volodímir Zelenski, anunció el martes que sus socios europeos ya se han comprometido a adquirir para Ucrania, a través de la OTAN, armamento estadounidense por valor de 1.000 millones de dólares (870 millones de euros).
El Kremlin sostiene que las amenazas de sancionar a los países que comercian con Rusia son ilegales. Tres fuentes cercanas al presidente ruso aseguran a la agencia Reuters que es poco probable que Putin ceda al ultimátum de sanciones de Trump porque cree que está ganando la guerra y sus objetivos militares tienen prioridad sobre su deseo de mejorar las relaciones con Estados Unidos.

“La visita de Witkoff es un último intento por encontrar una solución que permita a ambas partes salvar las apariencias. Sin embargo, no creo que haya ningún tipo de compromiso entre las dos”, afirma Gerhard Mangott, analista austriaco y miembro de un grupo de académicos y periodistas occidentales que se han reunido regularmente con Putin a lo largo de los años.
“Rusia insistirá en que está dispuesta a aceptar un alto el fuego, pero (solo) con las condiciones que ha formulado durante los últimos dos o tres años”, sostuvo Mangott durante una entrevista telefónica con la agencia de noticias británica. “Trump se verá presionado para cumplir lo que ha anunciado: aumentar los aranceles a todos los países que compran petróleo, gas y, probablemente, también uranio a Rusia”.
Putin se ha mostrado escéptico sobre el impacto que tendrán más sanciones estadounidenses tras las ya impuestas durante tres años y medio de guerra. Según declararon a Reuters fuentes de su círculo cercano, el líder ruso no quiere enfadar a Trump y es consciente de que puede estar desperdiciando una oportunidad de mejorar las relaciones con Washington y Occidente, pero sus objetivos bélicos son más importantes para él.
En este sentido, ante la creciente presión estadounidense, Dmitri Peskov, portavoz del Kremlin, aseguró este lunes que es posible una reunión entre Putin y Zelenski. La única condición, según Peskov, es que expertos de ambos presidentes se reúnan previamente para preparar la cumbre. El tono ha cambiado en Moscú, que hasta ahora había descartado la cita entre ambos mandatarios, alegando que sería posible si aportara resultados: es decir, si la reunión sirve para confirmar que Rusia ha conseguido los objetivos de su invasión.
Tanto el ministerio de Exteriores ucranio como la oficina del presidente han insistido esta semana en que Putin solo busca ganar tiempo con falsos movimientos diplomáticos y que nuevas sanciones deben aplicarse ya sobre Moscú.
Falta de experiencia
A Witkoff, sin experiencia diplomática antes de unirse al equipo de Trump en enero, le ha sido encomendada la tarea de buscar el alto el fuego en las guerras de Ucrania y Gaza simultáneamente, así como negociar en la crisis sobre el programa nuclear de Irán.
Quienes lo critican lo describen como alguien que no está a la altura cuando se enfrenta a una negociación cara a cara con Putin, que ha liderado Rusia los últimos 25 años. En su última visita en abril, Witkoff, sin acompañamiento de diplomáticos ni asesores, ofrecía una imagen solitaria, sentado frente a Putin, Dmítriev y Ushakov.
Witkoff ha sido incluso acusado de hacerse eco de la narrativa del Kremlin. En una entrevista con el periodista ultraconservador Tucker Carlson en marzo, dijo que no había ninguna razón por la que Rusia quisiera absorber Ucrania o apoderarse de más territorio, y que era “absurdo” pensar que Putin quisiera enviar a su ejército a “marchar por Europa”.
Ucrania y muchos de sus aliados europeos advierten de lo contrario. Putin niega cualquier intención sobre territorio de la OTAN, y Moscú ha calificado repetidamente esas acusaciones como prueba de la hostilidad europea y la “rusofobia”.