Nuevo choque entre los dos gigantes de Estados Unidos. El gobernador de California, Gavin Newsom, amenazó con jugarse un as bajo la manga y responder con la misma moneda si Texas sigue adelante con su idea de aprobar nuevos mapas electorales que podrían ampliar la ventaja de los republicanos en el Congreso en las elecciones intermedias de 2026. El gobernador no está solo. Los mandatarios demócratas de Illinois y Nueva York no descartan realizar rediseños similares en sus legislativos locales, una práctica conocida en inglés como gerrymandering, si es que el bastión conservador se mantiene con el plan ideado por el gobernador texano Greg Abbott y avalado por Donald Trump.
“Trump, el gobernador Abbott y los republicanos de Texas saben que perderán el Congreso en 2026. Tienen miedo”, aseguró este martes JB Pritzker, el gobernador de Illinois. El político estuvo acompañado por algunos miembros de la delegación de medio centenar de congresistas texanos que huyeron del Estado rumbo al norte para romper el cuórum en el Congreso local, controlado por los conservadores. De esa forma ganan tiempo a la inminente aprobación de los nuevos mapas electorales en cinco distritos metropolitanos gobernados por legisladores demócratas.
El presidente Trump defendió este martes los planes de los republicanos en Texas. “Gané el Estado con el mayor voto en la historia del Estado. Creo que merezco cinco asientos más”, aseguró el mandatario en una entrevista con CNBC. Su respuesta reflejaba su particular relación con la verdad, pues sí fue el candidato más votado, pero no impuso un récord con el margen de triunfo sobre Kamala Harris.
En su charla con el canal de tendencia progresista, el mandatario subrayó una verdad incómoda del sistema estadounidense: ambos partidos usan el rediseño de los distritos electorales a su conveniencia. “Puede que los congresistas demócratas se hayan dirigido a Illinois para estar seguros, pero allá todo es gerrymandering”, aseguró Trump, quien acusó a los demócratas de “hipócritas”. “Ellos nos lo han hecho”, recordó.
Illinois, con cerca de 13 millones de personas, tiene solo tres legisladores republicanos en 17 distritos. Esto es casi el 18% a pesar de que Trump obtuvo el 44% de los votos en la elección de noviembre pasado. Un análisis de la Universidad de Princeton considera que Illinois, que aprobó nuevos mapas electorales en 2021, tiene uno de los diseños más injustos del país, junto a Texas y Carolina del Norte.
El anuncio de Abbot ha puesto en marcha un plan de respuesta en California, el Estado más poblado del país, que envía cada elección a Washington a 52 legisladores frente a los 38 representantes que tiene Texas. El gobernador Newsom ha admitido que las acciones en el Congreso de Texas podrían desencadenar una reacción de los demócratas para que recuperen en el bastión los congresistas que perderían en el territorio conservador.
Los demócratas de California ocupan actualmente 43 escaños en la cámara baja del Capitolio. Solo hay nueve congresistas republicanos en un Estado con casi 40 millones de habitantes. De acuerdo a los planes extraoficiales que se han filtrado, un grupo de asesores del Partido Demócrata en California está diseñando los nuevos mapas. Estos buscarían ampliar el margen de asientos que tienen en el Congreso de 48 a 52 legisladores. Los detalles de este plan se conocerían hasta el 18 de agosto, la fecha en que los congresistas locales regresarían a Sacramento, la capital de California, para iniciar una nueva legislatura. El rediseño no está garantizado, pues los mapas deben sortear primero un apretado tránsito por la cámara y después ser presentada a los votantes en una elección especial en noviembre de este año.
Reflectores sobre el voto latino
En Texas, donde se ha originado este nuevo pulso, los republicanos han admitido abiertamente que la maniobra busca ampliar su representación en el Congreso, donde ahora tienen 25 de 38 escaños. Las autoridades locales han afirmado, sin embargo, que el cambio a los mapas obedece a que el Departamento de Justicia de Trump considera que cinco distritos del Estado podrían ser inconstitucionales, pues favorecen a una minoría racial.
La fiscal Harmeet Dhillon amenazó con emprender acciones legales si las autoridades locales no rediseñaban los mapas de los distritos 3, 9, 18, 29 y 33. Estos, según la Justicia, son regiones “de coalición” donde el porcentaje de habitantes negros y latinos se suma para formar una mayoría, algo que podría provocar una demanda bajo las reglas del Voting Rights Act, la ley electoral, y de la Decimocuarta Enmienda, que garantiza a todos los ciudadanos el mismo trato ante la ley.
Los críticos al nuevo diseño de los distritos aseguran que esta es una maniobra para restar poder a las minorías étnicas y acusan al Departamento de Justicia de actuar sin bases, pues no existen litigios en marcha que señalen a estos distritos. Las nuevas demarcaciones, advierten especialistas en Derecho, pueden provocar demandas por discriminación.
Los cinco distritos en pugna se encuentran en zonas metropolitanas de Dallas, Houston y Austin, la capital del Estado, además de la frontera con México. Estos tienen en común estar formados por una muestra diversa de las minorías que componen a la entidad de 31 millones de personas. Aunque considerado un sólido bastión conservador, los distritos en las grandes ciudades texanas de la región suelen estar más en el centro ideológico o incluso apostar por candidatos progresistas.
Los distritos 28 y 34, en poder de los demócratas Henry Cuellar y Vicente Gonzalez, respectivamente, serían rediseñados para dar una ligera ventaja a los republicanos en una zona de mayoría hispana. Pero el triunfo de los aspirantes del partido de Trump no está asegurado. El presidente tuvo un excelente resultado en el sur de Texas entre la población latina, donde ganó 12 de los 14 condados de la zona fronteriza. Seis meses después del inicio de la Administración, muchos de los que votaron por el republicano han jurado no volverlo a hacer.

Al menos un tercio de los latinos que apoyaron a Trump en 2024 han asegurado que no votarán por un republicano en las intermedias de 2026, de acuerdo a una encuesta de Equis elaborada el mes pasado. Más de seis de cada diez de los encuestados han rechazado las medidas económicas adoptadas en la Casa Blanca, en especial la imprevisible política arancelaria del Gobierno que ha impactado la frontera.
Aún falta para los comicios del próximo año, pero los votantes latinos no solo calificarán el desempeño económico del presidente, sino también su política migratoria. Algunos de los condados que los republicanos pretenden rediseñar, en especial en Houston y Dallas, han sufrido la persecución de los agentes de la policía migratoria del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) contra innumerables familias hispanas. El tiro podría salir por la culata para los congresistas republicanos.