La resolución llegó como el fin de una pesadilla para la familia de Matías Fulco (29), luego de cuatro meses convulsionados. El joven, quien se encuentra dentro del espectro autista, había sido el centro de todos los focos a finales de abril cuando comenzó a circular en redes sociales una denuncia que lo señalaba como el autor de una serie de videos de tortura animal. La indignación derivó en un escrache en la puerta de su casa y amenazas de muerte.
Era todo una macabra broma de un hater que le robó la identidad y comenzó a acosarlo con publicaciones a su nombre para generar el repudio social.
Esta semana la Justicia de Tigre le dio la razón a Matías, al dictar el sobreseimiento del joven en las causas que se habían iniciado en su contra por presunto maltrato animal. Esa fue la conclusión a la que llegó la UFI Distrito Tigre, luego de analizar las denuncias que se habían acumulado en los días en que se viralizaban los videos falsamente atribuidos a Matías.
Según figura en el documento judicial, al que tuvo acceso Clarín, contra Matías habían llegado casi una veintena de denuncias, basadas en los posteos en redes sociales que aparecían a su nombre. Era un material espeluznante, donde se acuchillaban cachorros o se les tiraba agua hirviendo, se amenazaba con ahorcar gatos o se hablaba de violar perritos.
El análisis de la prueba no encontró que Matías haya sido autor de ninguno de los videos que se le atribuían. A eso se sumó una investigación paralela llevada adelante por la Fiscalía de Ciberdelito de San Isidro, que pudo investigar la pista de las publicaciones en Instagram para detectar que habían sido creadas por una persona de nombre Adrián M. (22), que había robado la identidad de Matías.
Adrián, quien tiene un grado de esquizofrenia y antecedentes por ciberacoso, ahora enfrenta una causa penal que se encamina a un posible juicio oral.
La historia de Matías y su ciberacosador llegó a los medios, lo que permitió contrarrestar la campaña de difamación que había comenzado en redes sociales. Sin embargo, el costo de semejante desgaste lo sigue pagando la familia. Al joven, que se encuentra dentro del espectro autista, debieron recetarle medicamentos para controlar la ansiedad y la tensión que le provocó la exposición desbocada.
“Recién ahora empezó a salir de nuevo. Hace unos meses estuvo por la calle y lo insultaban. Ahora ya no”, cuenta Natalia, su madre. Matías volvió a practicar deportes pero se alejó definitivamente de las redes sociales. Ni celular tiene hoy. “Está aterrado, no quiere saber nada de eso”, explica.
Sin embargo, la mujer sigue recibiendo algunas llamadas amenazantes de manera esporádica. La última, hace dos semanas, incluyó una intimidación. “Nosotros rescatamos animales, ustedes se dedican a matarlos”, le gritó una chica antes de cortar la comunicación. Como de su celular depende su trabajo, Natalia no puede cambiar el número.
La última maldad apareció la semana pasada, cuando vieron que alguien en Google Maps fijó el rótulo “Asesino de animales” en la dirección de su casa.
Por eso esperan que con el sobreseimiento puedan retomar su vida, e incluso evaluar posibles acciones legales. Creen que hubo un guiño del destino: la resolución judicial que lo declaró inocente se firmó el jueves pasado, 31 de julio. Ese día Matías cumplió 29 años. Una especie de regalo.
“Hay que ir a matarlo”
La pesadilla de Matías había comenzado a comienzos de año, cuando comenzaron a aparecer perfiles falsos a su nombre, que tomaban algunas de sus fotos para suplantarle la identidad. La broma de mal gusto escaló cuando comenzaron a alternar en ese perfil las selfies robadas de Matías con contenido de abuso animal.
Ya en 2021 había tenido un problema similar en redes, cuando un usuario llamado CALYPNEO se le hizo el amigo, se ganó su confianza y le sacó los datos de su casa afirmando que iría a visitarlo. Empezó a mandarle deliveries de PedidosYa a su nombre, hasta cinco o seis veces por día.
Pero en esta ocasión la broma llegó a niveles peligrosos. En foros de proteccionistas de animales comenzaron a circular capturas de pantalla de los videos atribuidos a Matías, junto a sus datos personales como la dirección de su casa, o del lugar donde trabajaba su madre. Algunos influencers de protección animal compartieron el caso, echando leña a la hoguera digital.
En un par de horas el escrache siguió escalando y terminó en una convocatoria de casi 80 personas en la puerta de la casa de Matías. La bronca digital se canalizó y los vecinos organizaron una marcha para ir a escracharlo el viernes 28 de marzo y otra para el sábado 29.
“Hay que ir a matarlo… Justicia por mano propia…violador… Pedófilo”, eran algunos de los mensajes que iban llegando a Natalia, la mamá de Matías. Contó cerca de 700 agresiones hasta que perdió la cuenta. “A tu hijo te lo vamos a devolver en una bolsa negra como hace él con los gatitos”, fue uno de los mensajes que más la perturbó.
En medio de esa desesperación denunció en la comisaría la situación de hostigamiento que recibía. Mientras el acoso crecía, se contactó con el abogado Esteban Sparrow, especializado en ciberdelito, que la ayudó a presentar el caso para buscar a los autores de los falsos posteos.
Una de las primeras cosas que constataron fue que los contenidos de maltrato no habían sido grabados desde el domicilio de Matías. Eran videos viejos que circulaban en Telegram. Con esos datos, más un análisis de las cuentas de donde salían las publicaciones, pudieron llegar a Adrián, por ahora el único acusado.