¿Qué puede hacer la Justicia si encuentra al asesino de Diego?

¿Qué puede hacer la Justicia si encuentra al asesino de Diego?


Diego Fernández Lima (16) salió de su casa la tarde del 26 de julio de 1984, en Villa Urquiza, y nunca más se supo de él. Le dijo a su mamá que se iba a lo de un compañero de colegio y no hubo más noticias. Su familia lo buscó por todos lados, y nada. Hizo panfletos, y nada. Fue a la comisaría 39, y nada.

Hoy -tras el hallazgo casual de sus huesos en una casa de Coghlan- se cree que murió ese mismo día: lo acuchillaron a la altura de la cuarta costilla derecha y lo enterraron con todas sus pertenencias en el jardín, cerca de la pileta en una fosa de apenas 60 centímetros de profundidad.

La propiedad, ubicada en la avenida Congreso 3742, es un coqueto chalet de dos plantas con un gran fondo.

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La casa de Cerati, desde el aire

El lugar pertenece actualmente a los Graf, la misma familia que en los ’80, cuando fue el crimen. Si bien el padre de familia murió hace años, su esposa, de unos 90 años, aun vive allí. Su hija, una mujer de 60 años, y su hijo de 56, se casaron y hace tiempo que se mudaron.

Aunque el fiscal Martín López Perrando -a cargo de la investigación- aun no los llamó a declarar (ni como testigos ni como imputados) se espera que esto ocurra en los próximos días. Por lo pronto, ellos no presentaron abogado.

De los Graf, el personaje de mayor interés parece ser Cristian Graf (56) porque la principal hipótesis es que era compañero compañero de colegio de Diego.

Diego Fernández, el “NN de Coghlan”, haciendo jueguitos en el gimnasio del colegio.

Fernández -al que le decían “El Gaita”- y Graf -cuyo apodo era “Jirafa”- iban al ENET 36 y eran amigos. Además, Diego tenía una moto que amaba -y que su madre conserva- y el menor de los Graf arreglaba estos vehículos.

Un amigo lo vio por última vez desde un colectivo en Naón y Monroe, a apenas dos cuadras de la casa donde aparecieron sus restos.

Las sospechas sobre los Graf son muchas. Para empezar: ¿Quién tiene un muerto enterrado en el jardín?

La entrevista de los padres de Diego Fernández Lima con la revista ¡Esto! en mayo de 1986, dos años después de la desaparición del adolescente.La entrevista de los padres de Diego Fernández Lima con la revista ¡Esto! en mayo de 1986, dos años después de la desaparición del adolescente.

Sin embargo, las posibilidades de llegar a una condena penal son casi nulas, porque del crimen de Diego pasaron 41 años, muchos más de los establecidos como plazo máximo para la prescripción. En principio, solo un juicio por la verdad o una demanda civil tienen más chances de prosperar.

La cuestión quedó reflejada con crudeza a principios de este año en un caso emblemático: el crimen de Nora Dalmasso. Demasiado tardíamente la Justicia le tomo muestras de ADN al parquetista Roberto Bárzola (45) -que estaba trabajando en la casa de los Macarrón- y a la hora de acusarlo ya habían pasado 18 años años de la violación seguida de muerte.

Roberto Bárzola.Roberto Bárzola.

Según la ley argentina, una causa prescribe en un máximo de 15 años pasados desde cometido el hecho. Esto solo admite dos excepciones: que estuviera implicado un miembro de alguna fuerza de seguridad o que el imputado hubiera sido condenado por un delito años después, lo que corre el reloj a la nueva fecha de ese delito.

Con argumentos muy convincentes, los abogados de la familia Macarrón están luchando para revertir los limites de la prescripción. En principio, de no lograrlo, les queda el juicio por la verdad, en el que se puede declarar la responsabilidad pero no la culpabilidad de alguien. En síntesis: no va a la cárcel.

La vida de Diego Fernández

Aplicado, Diego jugaba al fútbol en el club Excursionistas, del Bajo Belgrano. Le decían “El Gaita” y entrenaba todos los días, menos los jueves. Iba a la Escuela Nacional de Educación Técnica (ENET) N° 36 y llevaba su uniforme cuando desapareció, pista detectada por los investigadores al mando de López Perrando.

Cuando se lo tragó la tierra, sus padres conservaron su cuarto intacto. Diego tenía dos hermanos, un hombre y una mujer, que ahora fueron los encargados de darle la noticia a su mamá, Irma, de 87 años. Su papá, “Tito”, murió en 1991, a los 58 años, atropellado por un auto sobre una bicicleta.

Fue un sobrino el que ató cabos luego de ver la noticia sobre el hallazgo de un cuerpo. Los datos del NN que se iban conociendo -edad, vestimenta, sexo contextura- lo fueron convenciendo que tal vez se trataba de su tío Diego. Y no se equivocó.

Parte de los objetos encontrados con el cuerpo de Diego.Parte de los objetos encontrados con el cuerpo de Diego.

El hecho de que sus huesos cayeran durante la construcción de una medianera en un predio de una casa donde entre 2002 y 2003 vivió el músico Gustavo Cerati le dio proyección al caso. Y la difusión masiva terminó llevando a su identificación, gracias al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

El EAAF trabaja en casos de desapariciones en democracia, entrevistando y tomando muestras de ADN a familiares de personas desaparecidas para ser comparadas con cuerpos sin identidad. Las personas que tengan un familiar desaparecido entre 1983 y la actualidad pueden contactarse al 08003453236 o al mail casos@eaaf.org.

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Gustavo, después del show. Con su cámara hostigó a parte de los invitados

La toma de muestras es confidencial y gratuita. El caso de Diego es una muestra de que quien sabe buscar, encuentra.