Por qué la ola de frío real aún no llegó y una guía para saber si caerá nieve, aguanieve, lluvia helada o graupel

Por qué la ola de frío real aún no llegó y una guía para saber si caerá nieve, aguanieve, lluvia helada o graupel

El frío intenso que desde esta semana abraza a casi todo el país tiene en la zona metropolitana de Buenos Aires ciertas particularidades. Se podría creer que el área está siendo afectada por una ola de frío. Sin embargo, desde el Servicio Meteorológico Nacional aclararon que no es así. También hay que diferenciar la supuesta “nieve” que muchos creyeron ver el último lunes con la verdadera nieve y sus diferencias con el aguanieve o el graupel.

Debido a la tendencia climática de los últimos años, hoy existe una mayor familiaridad con las olas de calor que con las olas de frío. La ocurrencia de las primeras se ha reiterado los pasados veranos. En cambio, los requisitos que exigen las segundas no se cumplen en el AMBA con tanta frecuencia. Cuesta encontrar en las estadísticas del SMN tres días consecutivos en los que tanto las temperaturas mínimas como las máximas hayan sido extremas. Esas marcas suelen tener lugar pero divorciadas, en jornadas separadas.

La extensión de tres días es la mínima indispensable que debe tener una ola de frío para ser considerada como tal. Durante ese lapso las temperaturas mínimas no deben superar los 3,8 grados y las máximas, 12,7 grados. ¿Qué pasó durante el lunes y el martes de esta semana? El primer día hábil la máxima llegó apenas a 9,8 grados a las 14, pero la mínima sólo descendió hasta los 3,9 grados a las 7. Un día después, si bien la mínima fue de 2,3 grados a las 7, la máxima trepó hasta los 14,9 grados a las 15.

Las mínimas anunciadas para lo que queda de aquí al sábado se ubican en todos los casos entre los 4 y los 7 grados, es decir, por encima de la cota inferior en la que se debe posar la aguja del termómetro para que el frío empiece a participar del “juego” acumulativo y lograr -tras 72 horas seguidas- la categoría de ola. Se estima que luego de la irrupción del aire polar en este comienzo de la estación, el invierno será en promedio menos hostil.

El otro punto clave de este glosario climático en el que hace hincapié el SMN está vinculado al concepto de cada tipo de precipitación. Una primera conclusión, tras las imágenes que se viralizaron el último lunes, es que la ilusión de experimentar una nevada hecha y derecha en ciertos lugares del AMBA ha superado lo que la modesta realidad estaba dispuesta a ofrecer.

Con espíritu docente, el SMN salió a aclarar los tantos y a describir las diferencias entre la nieve, el aguanieve, el graupel, la lluvia helada y la lluvia a secas. En suma, copos que en su derrotero se cruzan con diferentes fenómenos climáticos y que van transformando el estado original de esos pequeños cristales blancos:

Lluvia: los copos de nieve se derriten al pasar por una capa de aire con temperaturas superiores a 0 grado y llegan al suelo como gotas de agua.

Lluvia helada: los copos de nieve se derriten, pero el agua queda con una temperatura inferior a 0 grado. La lluvia se congela instantáneamente al entrar en contacto con superficies frías.

Aguanieve: los copos atraviesan una capa pequeña de aire cálido y sólo algunos de ellos se derriten. Al suelo llegan copos y gotas de lluvia. No se produce acumulación de nieve en el piso.

Graupel: los copos se derriten y se transforman en lluvia, pero luego tienen un largo recorrido por aire muy frío y las gotas de agua se congelan en pequeñas bolitas de hielo blando.

Nieve: los copos sólo encuentran aire frío y húmedo en su recorrido, por lo que no sufren cambios en su estado. La nieve se deposita suavemente en las superficies.