Por qué es clave diferenciar entre tener ilusión y tener esperanza

Por qué es clave diferenciar entre tener ilusión y tener esperanza

La ilusión es una construcción mental que expresa los deseos o expectativas de un individuo y que influyen en su manera de percibir e interactuar con la realidad.

El riesgo surge cuando esas expectativas no se cumplen y, en consecuencia, la persona pueda experimentar una profunda decepción (desilusión), fruto de que la realidad no coincidió con sus circunstancias deseadas.

Este desencuentro genera sentimientos de tristeza, frustración, ansiedad, irritabilidad o, incluso, afecta seriamente su salud física.

Los motivos de por qué un individuo tiende a ilusionarse mucho pueden tener varias razones. Una de ellas es que suelen proporcionar una sensación temporal de esperanza y de motivación.

Cuando se enfrentan situaciones difíciles o inciertas, las ilusiones son una forma posible de lidiar con el temor o la ansiedad, ofreciendo un escape mental a las preocupaciones.

Otra razón es que las ilusiones pueden ayudar a mantener una autoimagen positiva o de protección del ego. Así, las personas tienden a aferrarse a ciertas ilusiones para no confrontar con aspectos de su vida que resultan dolorosos o para no enfrentar y aceptar sus propias limitaciones.

La causa más frecuente de desilusión, en general, proviene de las relaciones interpersonales, cuando se espera que los demás (padres, amigos, pareja, jefe) se comporten de cierta manera y no lo hacen. Convendría entonces revisar las expectativas que uno generó al respecto.

Es importante destacar que, si bien las ilusiones pueden ofrecer consuelo momentáneo, su exceso y persistencia pueden producir una mayor insatisfacción y sufrimiento.

Quien comienza a comportarse llevado por una ilusión puede sentir que todo parece estar bien.

Sin embargo, debido a que esto suele no coincidir con la realidad, lleva inexorablemente a una mayor frustración, la cual, a su vez, genera un esfuerzo más decidido a reforzar la ilusión hasta que culmina chocando con la realidad y así ésta, finalmente, se desvanece.

Pero las ilusiones no se agotan nunca. Después de una desilusión del tipo que sea crecerán nuevas ilusiones o puede que hasta revivan aquellas que se perdieron.

La diferencia entre tener ilusión y tener esperanza radica principalmente en la posibilidad de concretar un objetivo: la ilusión se asemeja a un soñar despierto, la esperanza implica diseñar un futuro.

La esperanza implica tener una actitud positiva hacia el porvenir, basada en una percepción realista, con expectativas posibles y razonables, con darse tiempo necesario y con estar abierto a los resultados, incluso, si no son los que se esperaban.

La esperanza proporciona así motivación y fortaleza, ayudando a las personas a enfrentar desafíos de manera razonable.

Es crucial entonces, cultivar un equilibrio entre tener ilusiones y mantener esperanzas, lo cual implica reconocer y aceptar las limitaciones (sean propias o ajenas), adaptarse a los cambios y valorar el presente sin aferrarse a expectativas poco objetivas.

En resumen, mientras que las ilusiones pueden distorsionar la realidad, llevar a la desilusión y generar autoengaño, la esperanza implica una visión más equilibrada y realista, permitiendo a las personas mantener una actitud positiva y saludable frente a los desafíos de la vida.