“Mientras quede una historia para contar la novela seguirá viva” | Vicente Battista recibió en Caracas el premio Rómulo Gallegos

“Mientras quede una historia para contar la novela seguirá viva” | Vicente Battista recibió en Caracas el premio Rómulo Gallegos

Desde Caracas

La sede del Centro de Estudios Latinoamericanos y Caribeños Rómulo Gallegos (Celarg) fue una fiesta. Y está bien, porque cuando se entrega un premio se festeja y eso es lo que ocurrió en la noche del sábado cuando el argentino Vicente Battista recibió la medalla y el diploma por ser el ganador de la 21ª edición del Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, con su obra El simulacro de los Espejos. A pesar del descrédito que buscaron generar escritores venezolanos en el exilio junto a medios de comunicación, fueron más de 500 las novelas que se presentaron y que tras un largo y exhaustivo proceso de selección Battista, que como explicó entre risas nada tiene que ver con el viejo dictador cubano, terminó siendo el ganador por decisión unánime. Ante ese intento de bloqueo y boicot, el argentino recordó que el premio ya lo había recibido Mario Vargas Llosa y Gabriel García Márquez, entre otros, y es por eso que agregó que “mientras quede una historia para contar la novela seguirá viva, el premio internacional Rómulo Gallegos es la mejor prueba de ello”.

La ceremonia, que se realizó en un colmado auditorio del Celarg, estuvo plagada de emociones. Desde una maravillosa versión del himno nacional venezolano y una serie de canciones del folklore caraqueño que entonó el coro del Orfeón Libertador, hasta la aplaudida presencia de Sonia, la hija de Rómulo Gallegos.

El concurso, como reconocieron varios de los participantes, fue duramente atacado por escritores venezolanos que rechazan el gobierno del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y organizaron un boicot. Cómo lo destacó Battista, esa maniobra tuvo una respuesta contundente cuando en esta oportunidad se presentó el doble de participantes de la última competencia. Se presentaron más de 500 quedando 474 en competición. Las obras llegaron desde 32 países, siendo España uno de los que más aportó a pesar de ser el país desde donde se organizó el boicot. 

El galardón que, como también destacó Battista, se entregó por primera vez en 1967 marca tendencias. Aquel primer concurso lo obtuvo el peruano Vargas LLosa, por entonces referente del boom latinoamericano junto al colombiano García Márquez, ganador del segundo concurso que se realizó en 1972. Ambos obtendrían luego el premio Nobel de Literatura que, como dijo Battista, “está claro que los jurados del Rómulo Gallegos sabían elegirlos”.

Battista se convirtió en el quinto argentino en recibir este premio. Antes lo obtuvieron Abel Posse, Mempo Giardinelli, Ricardo Piglia y Perla Suez. En su oportunidad, cuando se enteró de la obtención del galardón, Battista afirmó que sintió que todavía hay lugar para esperanza, a pesar de  la coyuntura política que vive la Argentina donde el gobierno de Javier Milei “se ocupa de destruir la cultura de forma sistemática, la ciencia, los jubilados, los estudiantes, de destruir todo”.

Según el jurado, integrado por Rafael Cuevas, de Guatemala; Juan Antonio Calzadilla, de Venezuela; Fermín Goñi, de España; Abel Prieto, de Cuba, y Perla Suez, ganadora de la edición anterior con El país del diablo, la novela El Simulacro de los Espejos “es una obra de inspiración kafkiana que crea una atmósfera opresiva muy particular y refleja algunos rasgos principales que define a la sociedad actual: la presencia de poderes dictatoriales invisibles, la vigilancia consentida por los vigilados, la lógica del show contaminando permanentemente la política y la vida social, el diluvio de mensajes carentes de sentido, el vacío espiritual, así como la imposibilidad de proteger la intimidad de la mirada morbosa de los otros”. Sin duda, todo parecido con la actualidad no es una mera coincidencia.

De todas maneras y ante este escenario opresivo que vive la sociedad a través de las redes sociales y la supuesta libertada que ellas le garantizan a la gente, Battista no pierde la esperanza y lo afirmó en su discurso de agradecimiento del premio. Reconoce que tanto su generación como otras vivieron creyendo que esas sociedades distópicas y opresivas que “eran aceptadas graciosamente por sus habitantes” y prolijamente descriptas en novelas como Nosotros de Yevgueni Zamiatin, Un mundo feliz de Aldous Huxley y 1984 de George Orwell, “jamás existirían, pero se han convertido en una lamentable realidad”.

De todas maneras, Battista sostiene que no pierde la esperanza y, como le gusta, lo contó a través de una anécdota. Recordó que cierta tarde leyendo un diario vio que un grupo de científicos llegó a la conclusión de que los hombres de Netherlands podían hablar y comunicarse: “Eso para mi era la respuesta a una pregunta que yo tenía desde hace años. Imaginé a los Netherlands reunidos en una fogata y cada uno de ellos fue relatando las experiencias del día con ese vocabulario pequeño. No sabían mentir, desconocían el engaño. Entonces cada uno contó la presa que había logrado cazar, pero había uno que su jornada de caza había resultado un fracaso. Cuando le llegó su turno de hablar, no tenía qué decir, entonces decidió inventarlas, mintió, pero lo hizo con tal perfección y transformó esa mentira en una historia bella y verosímil que esa noche, el anónimo hombre de Netherlands acababa de inventar la literatura”.

Es por eso, dijo el escritor argentino de 85 años, que está convencido de que la novela continuará viva “si el viejo pescador cubano no abandona su lucha por el pez espada, si Doña Bárbara continúa devorando hombres, y mientras los Buendía sigan habitando Macondo y Juan Preciado no deje de deambular por las calles de Comala”. Afirmó que, “en tanto quede una historia por contar, la novela seguirá viva, siendo el Premio Internacional Rómulo Gallegos la mejor prueba de ello”.

Los aplausos no se hicieron esperar y los abrazos tampoco. Battista recibió el saludo del ministro de Cultura, Ernesto Villegas y del viceministro Raúl Cazal que fueron, junto a directivos de Celarg los encargados de entregarle el premio.

A su turno, Villegas no se olvidó del boicot contra el premio internacional de novela y comparó a quienes intentan “manchar” el premio con el personaje de Míster Danger de la novela Doña Bárbara de Rómulo Gallegos. En ese sentido, lo describió como el representante del imperio que llega con claras intenciones injerencistas. “No pudieron ni con Gallegos, ni con el pueblo de Venezuela. No es un premio para el mercado, es un premio para el libro que emancipa las conciencias y acaricia el alma”, afirmó.

Villegas resaltó la enorme cantidad de postulantes de diversos países, donde 87 de las 472 obras concursantes fueron presentados por venezolanos, más de 150 llegaron desde España, 97 de la Argentina, 58 de Colombia, entre otros, lo que demostró que “el pueblo venezolano no está solo”. 

Desde el escenario, Villegas convocó a los miembros del jurado y a Vicente Battista, a sumarse a la iniciativa del presidente Nicolás Maduro de “convertir a Venezuela en la más grande sala de lectura y de escritura de toda la humanidad”. Con su “pluma, sabiduría, empeño y dignidad los invito a acompañar esta nueva etapa de promoción de la lectura”, dijo y aprovechó para enviar un saludo al pueblo argentino: “Más temprano que tarde va a liberarse de las amarras que le impiden cabalgar junto al resto de las fuerzas positivas de la humanidad”.

La noche culminó con más aplausos, más abrazos y más anécdotas que Battista disfruta de relatar.