El fin de la boleta del PRO en la Ciudad de Buenos Aires marcó una crisis del partido de Mauricio Macri, pero también una oportunidad para otros. Por primera vez desde 2005, no habrá boleta amarilla en las elecciones. María Eugenia Vidal salió con un video prácticamente pidiéndole disculpas a un electorado que, presume, podía querer votar una tercera opción por fuera de LLA y el peronismo. Quienes la vieron fueron los radicales, que ahora están planificando una lista con nombres de peso para ir en busca de ese sector. Se menciona a Martín Lousteau como cabeza de la lista de Diputados y -esta es la novedad- a Facundo Manes al frente de la de Senadores. Esto implicaría el pase del neurocientífico al territorio porteño. El objetivo, obviamente, es representar a ese sector que dejó el PRO.
La muerte del PRO
Para algunos dirigentes del PRO, la firma del acuerdo con La Libertad Avanza, en la que aceptaron todas las condiciones de Karina Milei, fue un velorio. Para colmo, el partido lo comunicó con un texto en redes sociales donde señaló –dos veces– que va a obedecer a Milei en el Congreso de la Nación. Por si fuera poco, cedieron la lista completa de Senadores, consiguieron solo dos lugares en diputados, aceptaron que la hermanísima tenga poder de veto sobre los nombres que propongan desde el PRO (Vidal está afuera), que la boleta sea violeta y que se llame “Alianza La Libertad Avanza”. Del PRO, no quedó nada, por primera vez en veinte años.
El video de Vidal, en el que blanqueó que ella no hará campaña por esa lista y que a fin de año dejará su banca, estaba dirigido a aquellos votantes que son antiperonistas pero que no comulgan con Milei y podían sentirse representados por una boleta del PRO en octubre. “Oposición constructiva”, dijo. “Apoyar el rumbo económico”, pero “criticar el ataque a las instituciones”.
“A todos los que hoy están enojados, decepcionados o frustrados: los entiendo. Sepan que acá estoy”, les dijo a esos votantes, aunque como se queda en el PRO no se sabe dónde es “acá”. Fue quizás una de las pocas que intentó contener a un sector que presume que no seguirá al PRO en la boleta de LLA, porque del PRO ahí no quedan rastros.
Se lo puede comparar con el tweet de Fernando De Andreis, que presumiblemente será uno de los que integre la boleta en nombre de Mauricio Macri: “Vamos a escribir un nuevo capítulo en la historia del partido, siempre respetando lo que nos trajo hasta acá: transformar al país. Vamos a estar siempre de ese lado, desde donde nos toque, liderando o acompañando”. No es, lo que se dice, un canto a la épica de campaña.
O el mismo Macri, después del primer encuentro que tuvo en su vida con Karina Milei, a la que solía decirle “la pastelera” o “la tarotista”. “Otros no comparten esta posición. Sin embargo, lo que está en juego no es un partido ni un cargo, sino, de alguna manera, el futuro del país”, vendió Macri para justificar haber aceptado todas las condiciones de la hermanísima. Milei ya lo había burlado en la Rural: “La pastelera les llenó de crema el…”.
Por más que el PRO integre formalmente una alianza, en el cuarto oscuro se verá solo una expresión de La Libertad Avanza.
Radicales en ambulancia
Esto, interpretaron en la UCR porteña, es una oportunidad para recuperar terreno que perdieron en las elecciones de mayo, donde la candidata de Lousteau, Lula Levy, sacó un decepcionante 2,3 por ciento y no entró como legisladora.
Para eso, según confirmaron a este diario, los radicales están pensando en una fórmula que sea taquillera. Así como Lousteau no jugó en mayo, ahora es el momento de salir a la cancha: el titular de la UCR nacional ocuparía la cabeza de la lista de Diputados para disputar esa tercera posición entre los candidatos de LLA y los peronistas.
Pero la mayor novedad vendría del traspaso de Facundo Manes de la provincia de Buenos Aires a la Ciudad, como cabeza de la boleta de Senadores. Los radicales estiman que una fórmula Manes-Lousteau tiene potencia para pelear ese electorado que quedó huérfano.
Si el PRO en mayo sacó un 15,92 con una candidatura muy alicaída de Silvia Lospennita -ahora en el ostracismo total-, en la UCR imaginan que con dos figuras de mayor exposición podrán tener eso como piso. Para eso deberán vencer la polarización que claramente buscará instalar el oficialismo nacional con los candidatos de Fuerza Patria.
La estimación aquí es clara: hay un electorado que quedó huérfano porque el PRO no tendrá representación propia y no lo va a capturar el kirchnerismo, por lo tanto otra lista podría lograrlo. Si no hay acuerdos de último momento antes del cierre de listas, los radicales tendrán al menos una lista que intentará competirles por ese puesto: la que integrarán Graciela Ocaña, por la boleta del Senado, y Hernán Reyes, un enviado de Elisa Carrió, por diputados. Como no juega Carrió, los correligionarios se tienen fe ante esa competencia.
En octubre se sabrá finalmente, si la disolución del PRO en otra propuesta electoral deja paso a que otro espacio representa a esos votantes o si, por el contrario, la polarización se devora todo y no deja lugar para terceras posiciones.