“Los mejor de la historieta está entre las viñetas”

“Los mejor de la historieta está entre las viñetas”


“Es un lión que salta sobre un crocodilo para peliar con un tigurón”, le explica el pequeño Chanti, de unos 4 años, a su mamá mientras le muestra un dibujo de lo que por entonces le salía: “arte abstracto”. Y ella lo cómo festeja.

“Poné: ¡Ayuda que me persigue un monstruo!”, le pide Chanti a uno de sus hermanos mayores (él es quinto de 8). “Pongo ‘Auxilio’ y listo”, le contesta el más grande.

Sonríen, ¿no? Chanti está así, contento. Se le nota en la cara por la cámara de Zoom. Es que acaba de publicar un museo portátil con lo mejor de los primeros diez años de Mayor y menor, una de sus historietas para chicos más queridas por los lectores y por él. Un hito, además, en la difusión del género más allá de las revistas.

Se trata Lo mejor de Mayor y menor (Sudamericana), de tapa dura, con casi 300 páginas, que atesora una década de la historia de Nacho y Tobi, con Lola y el perro Peluche.

Tapa. Valor: 44.999 pesos.

El nuevo libro también narra buena parte de la historia del propio Chanti, que se llaman en realidad Santiago González Riga y que recibió ese apodo por cómo les salía decir “Santi” a sus hermanos menores.

Chanti nació en 1970 en Mendoza. Es diseñador gráfico, aparte de humorista e historietista. Trabajó más de una década en la Fundación Vida Silvestre y publicó una serie de libros sobre la fauna argentina. Además de Mayor y menor, es autor de Facu y Café con Leche y Pico Pichón, entre otras historietas. Publicó unos 80 libros. Ganó el premio de la Asociación de Literatura Infantil y Juvenil Argentina (ALIJA) a la historieta, entre otros, y es miembro fundador de Banda Dibujada, un grupo para difundir la historieta infantil y juvenil.

¿La realidad supera la ficción?

Chanti ha dicho que Nacho y Tobi, los protagonistas de Mayor y menor, están inspirados en sus sobrinos (tiene unos 15). Así que ya desde la dedicatoria, este nuevo libro ilumina aspectos menos transitados de este clásico. Dice: “A mis siete hermanos, porque con ellos aprendí lo de ser mayor y menor y, sobre todo, a convivir”.

El libro incluye otras perlitas. La cocina de la historieta. “Cosas que suelen interesarles mucho a los lectores, de las que siempre me preguntan”, cuenta Chanti a Clarín Cultura desde Mendoza, como anticipo de las presentaciones del libro que hará en Buenos Aires.

El miércoles 30 de julio a las 17 Chanti estará en Alparamis (Libertador 2229, Olivos), el jueves 31 a las 17 en Yenny Borges (Borges 2008, Ciudad de Buenos Aires) y el 1 de agosto a las 17 en el Firmódromo del Palacio Libertad, ex CCK, donde se realiza la Feria del Libro Infantil y Juvenil hasta el domingo 3, con entrada gratis.

Chanti, de "Mayor y menor".Chanti, de “Mayor y menor”.

¿Qué perlitas trae Lo mejor de Mayor y menor? “La historieta de mi vida” (la de Chanti), citada al comienzo de esta nota. Y sigue la lista: la presntación detalladísima de su estudio.

El libro también recupera los primeros bocetos de Mayor y menor, más bocetos, una lección dibujada (“Así se dibujan los personajes”), tapas inéditas (una, inédita hasta ahora, ya que da la bienvenida a este volumen) y una trivia para que sepas cuánto sabés sobre esta obra.

Diferencias, con humor y ternura

Acerca del principio de todo, Chanti contó una vez a Clarín: “Cuando estás en una familia con muchos hermanos, ellos te cuidan o vos cuidás a otros. Por eso quise hacer Mayor y menor, una historieta basada en la relación de hermanos. Quería abordar cómo los padres los tratan diferente si son mayores o menores y cómo es la diferencia de haber nacido primero, segundo o tercero”.

Mayor y menor ya cumplió 22 años. Nació en 2003 para la revista dominical Rumbos, que se publicó con diarios en el interior del país hasta 2021. Además, desde hace 17, cuando Penguin Random House decidió sacar el primer libro, los volúmenes no dejaron de salir. Y Chanti asegura que seguirán, al menos, un tiempo más.

“¿Hasta qué número saldrá Mayor y menor? No sé… Quizá hasta que me canse o los personajes no tengan más para decir. ¡Pero espero que falte mucho!”, señala. Por lo pronto, en noviembre llegará otro tomo, la segunda gran selección estas historietas.

-¿Cómo eligieron las tiras de este tomo de Lo mejor de Mayor y menor?

-Fue difícil. Tanto que al principio, me habían pedido la mitad de las que terminaron saliendo. En realidad, al final, están casi todas. Te diría que nos guiamos por la importancia de cada tira para la historia, por lo graciosas y por lo reflexivas.

-¿Qué te pasó cuando viste todas las tiras juntas?

-Me dio mucha satisfacción. Pero también me cuesta… Y cuando miro algunos de los dibujos, de los más viejos, ¡me quiero morir! Honestamente, hay muchos que haría de vuelta. Pero me arrepiento menos de las ideas que de los dibujos. Me consuela que eso nos suele pasar a los dibujantes.

La grandeza de los chicos

-¿A qué atribuís 20 años de vigencia de Mayor y menor?

-Me parece que si bien el mundo cambió en estas dos décadas, con la irrupción de la tecnología en la vida diaria y la masificación de las redes sociales, los chicos siguen siendo chicos, en el sentido de que lo que más les interesa es descubrir el mundo. Y valoran las historias que los acompañan en eso. Tengo un público muy fiel y muy sincero. Admiro a los chicos. Trato de pensar como ellos. Quizá los adolescentes figuren entre los más exigentes porque suelen estar más atentos y más influidos por lo virtual y por modas pasajeras.

“Admiro a los chicos. Trato de pensar de pensar como ellos”.

-No deja de ser curioso que la historieta haya saltado a los libros como éste, de colección, en medio de la transformación tecnológica. ¿0 será justamente por eso?

-Un poco de cada cosa. El libro es una forma de conservar las tiras muy linda. Se estaban perdiendo las historietas clásicas, que salían en Billiken o en Anteojito. El libro las preserva mejor porque dura mucho más que las propias revistas.

-¿Por qué creés las historietas son una puerta de entrada a la lectura, aún con la competencia de las pantallas?

-Me pasó a mí –sin ánimo de spoilear, cómo fue, Chanti también lo cuenta en “La historieta de mi vida”-. Pero no deja de impresionarme cómo cambió su rol en las instituciones. Cuando yo era chico, había muchas revistas de historietas pero estaban prácticamente prohibidas en las aulas. Después, las nuevas tecnologías empezaron a desplazar a las revistas. Pero las editoriales y las escuelas tomaron, de algún modo, la posta. De hecho, Mayor y menor fue la primera historieta en el sector infantil que se publicó en la editorial Sudamericana en 2008.

-El grupo Banda Dibujada, que impulsás, nació para eso.

-Sí, para la promoción de la historieta infantil, principalmente en escuelas, aunque también en el circuito editorial. Les agradezco a los docentes, que nos invitan a dar charlas y talleres. Gracias a eso y a la publicación de los libros, la historieta pasó de ser menospreciada, sobre todo la infantil, a estudiarse como un género específico.

“Los historietistas no ponemos todo en las ilustraciones y tampoco, en los textos. Además, ¿cuál es la voz de Tobi? ¿La de Nacho?”

-Entonces, ¿qué creés que aporta hoy la historieta?

-Por un lado, cada vez se estudia más de cómo las neuronas reaccionan de manera más fructífera cuando los chicos están frente a un libro o en la naturaleza en vez de mirando el celular… Por otro, los historietistas decimos que lo mejor es lo que se lee entre las viñetas. Es decir, no ponemos todo en las ilustraciones y tampoco, en los textos. Yo no uso “cartucho”, que es esa especie de caja que indica un cambio de tiempo o de lugar en la historia. Me gusta señalar eso con el color de fondo. Además, ¿cuál es la voz de Tobi? ¿La de Nacho? Al leer, cada lector crea.

Y en el caso de Mayor y menor lo vienen haciendo desde hace más de dos décadas. Cómo Chanti no iba a estar contento, ¿no?