Los grandes secretos de un gran campeón

Los grandes secretos de un gran campeón


Ni el paso de los años ni la irrupción de nuevos astros del volante en el firmamento del automovilismo internacional han logrado eclipsar al gran Juan Manuel Fangio: aquel humilde mecánico, nacido en un pueblo del corazón de la pampa húmeda, que se consagró cinco veces campeón mundial de Fórmula 1 y dejó grabado su nombre en la historia como uno de los más grandes pilotos de todos los tiempos.

Ídolo. Fangio celebrando una de sus tantas victorias en la década del ’50: era un símbolo del éxito deportivo en tiempos peronistas.

Hijo de inmigrantes italianos, Fangio nació el 24 de junio de 1911 en Balcarce, sudeste de la provincia de Buenos Aires. Desde chico se acercó al mundo de los motores: comenzó como ayudante en una herrería y más tarde se formó como aprendiz en los primeros talleres mecánicos del pueblo. Tenía apenas once años cuando manejó por primera vez un automóvil; al ponerlo en marcha y hacerlo avanzar lo invadió la inolvidable sensación de que la máquina cobraba vida.

Fue aprendiz en los primeros talleres mecánicos del pueblo. Tenía apenas once años cuando manejó por primera vez un automóvil.

Lo conocían como el “Chueco”, apodo que le habían puesto sus compañeros del combinado de fútbol local por la pronunciada curvatura de sus piernas. Sus inicios en el automovilismo fueron posibles gracias al apoyo de un grupo de dirigentes conservadores -fuerza política a la que adhirió en su juventud- que por entonces gobernaba Balcarce.

Debutó oficialmente en pruebas locales en 1938 y no tardó en conseguir sus primeros triunfos en las exigentes carreras de Turismo Carretera, donde se consagró como el primer bicampeón consecutivo en 1940 y 1941, al volante de un Chevrolet. Aquel modesto muchacho del interior conoció entonces los primeros fulgores de la popularidad al enfrentarse al predominio de Ford, personificado en la figura antagónica del ídolo porteño Oscar Alfredo Gálvez.

El autor de la nueva biografía. Pablo Morosi. Ésta nota forma parte de uno de los capítulos de su flamante libro.El autor de la nueva biografía. Pablo Morosi. Ésta nota forma parte de uno de los capítulos de su flamante libro.

Repasar la trayectoria de Fangio impresiona: entre 1938 y 1958 disputó 200 competencias oficiales -nacionales e internacionales- en distintas categorías y obtuvo 79 victorias. En la Fórmula 1, donde compitió durante nueve temporadas, obtuvo cinco campeonatos con cuatro escuderías diferentes: Alfa Romeo, Maserati, Ferrari y Mercedes-Benz. Su desempeño en la máxima categoría del automovilismo fue arrollador: de las 51 carreras en las que participó, ganó 24, logró la pole position en 29 y se subió al podio en 35 ocasiones.

Entregado por entero a su actividad, meticuloso y extremadamente técnico, era un estratega que alguna vez fue definido como el “Napoleón del automovilismo”. A su talento, tenacidad y extraordinaria capacidad de concentración -atributos que definieron su perfil como piloto-, Fangio sumaba otros factores: una dosis de astucia, también llamada “viveza criolla”, que en numerosas ocasiones le otorgaba pequeñas ventajas y lo ayudaba a sortear imprevistos; un profundo respeto por el trabajo en equipo con los mecánicos; y, no menos importante, un buena dosis de suerte que, en un contexto de altísimo riesgo y muertes frecuentes en las pistas, no solo le permitió conquistar victorias, sino también erigirse en un auténtico sobreviviente.

Fangio sumaba otro factor: una dosis de astucia, también llamada “viveza criolla”.

Otros tiempos. Otros autos de carrera, que hoy muchos se encuentran en su museo personal.Otros tiempos. Otros autos de carrera, que hoy muchos se encuentran en su museo personal.

Rebobinar la vida de Fangio, en ocasión de cumplirse 30 años de su fallecimiento, permite no solo comprender la hechura de su personalidad e iluminar las circunstancias que atravesaron su existencia más allá de sus éxitos, la magnitud y la vigencia de sus proezas deportivas: una permanencia simbólica que lo ha consagrado como un auténtico embajador de la argentinidad. Repasar su historia, supone, además, asomarse a los orígenes de la industria automotriz y de las competencias locales e internacionales: este año la Fórmula 1 cumple 75 años de vida y Fangio estuvo ahí en aquel momento.

Y, al mismo tiempo, contemplar en perspectiva el derrotero histórico y político de un país que, contagiado de exitismo, lo elevó al estatus de héroe nacional. Como si su destino estuviera marcado, Fangio repetía: “Nací con el automovilismo”.

El 28 de octubre de 195. Fue cuando Juan Manuel Fangio ganó su primer campeonato mundial de Fórmula 1.El 28 de octubre de 195. Fue cuando Juan Manuel Fangio ganó su primer campeonato mundial de Fórmula 1.

Rebobinar la vida de Juan Manuel Fangio, al cumplirse 30 años de su fallecimiento, permite no solo comprender la hechura de su personalidad y arrojar luz sobre las circunstancias que atravesaron su existencia más allá de los éxitos deportivos, sino también dimensionar la magnitud y la vigencia de sus proezas: una permanencia simbólica que lo ha consagrado como auténtico embajador de la argentinidad. A través de sus pasos es posible contemplar en perspectiva el derrotero histórico y político de un país que, contagiado de exitismo, lo elevó al estatus de héroe nacional.

Repasar su historia implica, además, asomarse a los orígenes de la industria automotriz y de las competencias locales e internacionales. Este año, la Fórmula 1 celebra sus 75 años de vida, y Fangio estuvo allí desde el principio. Como si el destino ya estuviera trazado, Fangio solía decir: “Nací con el automovilismo”.

La llegada al poder del general Juan Domingo Perón, en febrero de 1946, con su decidido apoyo al deporte y la exaltación de los atletas como símbolos de superación y movilidad social, encontró al balcarceño en el lugar justo y en el momento indicado. Gracias a sus sobresalientes condiciones, fue incorporado a una escuadra nacional organizada por el Automóvil Club Argentino con el objetivo de proyectar pilotos a nivel internacional, lo que marcó el inicio de su ascenso meteórico.

Con la llegada al poder del general Juan Domingo Perón, en febrero de 1946, comenzó su carrera meteórica

Impulsado por el aparato propagandístico del peronismo, Fangio no desaprovechó la oportunidad de demostrar sus virtudes y, en poco tiempo consiguió ser reconocido como un as del volante. Sus resonantes triunfos en Europa despertaron la admiración fervorosa del público y el elogio unánime de la prensa. Basta con revisar los archivos de diarios y revistas de la época para advertir cómo su imagen fue construida como la de una verdadera leyenda viviente.

Su destacada trayectoria lo llevó a interactuar frecuentemente con dignatarios y personalidades de todo el mundo, poniendo a prueba sus habilidades más allá de las pistas. No sólo en el fascinante universo que rodea la Fórmula 1 sino también en el terreno farragoso de la política argentina, donde todos intentaban asociarse con la fama y el prestigio del campeón.

Una instantánea: La última carrera entre Juan Manuel Fangio y otro favorito, Oscar Gálvez.Una instantánea: La última carrera entre Juan Manuel Fangio y otro favorito, Oscar Gálvez.

En este ámbito también demostró destreza, convirtiéndose en un actor relevante de la escena nacional con amplia red de relaciones y un considerable predicamento. Entonces, comenzó a emerger una de sus facetas menos explorada: la de su condición de hombre político por fuera de los márgenes de todo sello partidario.

Así, logró desmarcarse de las etiquetas que lo encasillaban como simpatizante del peronismo y neutralizar la persecución de quienes, tras la caída de Perón, lo pusieron bajo sospecha, acusándolo de haberse beneficiado gracias a negocios con el Estado.

En adelante, supo también desarrollar buenos vínculos con los sucesivos gobiernos, fueran éstos democráticos o de facto.

El indescifrable

Su nombre quedó inscripto en la historia de la Guerra Fría cuando, en febrero de 1958, fue secuestrado en Cuba por revolucionarios que, un año más tarde, derrocaron al gobierno de Fulgencio Batista e instauraron el primer régimen socialista en América Latina.

Reservado como pocos, Fangio fue un celoso guardián de su vida privada. Enzo Ferrari, magnate del automovilismo, lo consideraba una persona “indescifrable”. En 1950, al trazar su carta astral, el artista y quiromántico Xul Solar le vaticinó una vida de éxito y fortuna, pero también marcada por un gran secreto. Para entonces, con su voz sibilante, sus ojos de lince y esa media sonrisa siempre contenida, el Chueco se había convertido en una suerte de extraño gentleman con acento pueblerino.

Enzo Ferrari, magnate del automovilismo, consideraba a Fangio una persona “indescifrable”.

Tras su retiro de las competencias, continuó su carrera como empresario y, si bien mantuvo su principal actividad ligada a la industria automotriz y al mundo de las carreras, también incursionó en otros rubros como la producción agropecuaria y los negocios inmobiliarios.

Junto con el intendente de facto Juan José Mare y apelando a su popularidad e influencia, Fangio gestionó y consiguió -a través del ministro de Bienestar Social, Francisco Manrique- el respaldo económico que permitió la construcción del autódromo que lleva su nombre, emplazado en las sierras de Balcarce. Este fue el primer hito en el camino para perpetuar su legado en la tierra que lo vio nacer.

Junto a una de sus mujeres. Aquí, Fangio cenando  junto a Andrea Barruet, la madre de uno de sus hijos, Oscar.Junto a una de sus mujeres. Aquí, Fangio cenando junto a Andrea Barruet, la madre de uno de sus hijos, Oscar.

En 1974, en un país sacudido por la violencia política, Fangio asumió, a los 62 años, un reto mayúsculo: la presidencia de la filial local de Mercedes-Benz. Por primera vez, la compañía alemana, que dos décadas antes había elegido a la Argentina para instalar su primera planta fuera de su territorio, designaba a alguien sin la nacionalidad teutona para un cargo de tal relevancia.

En 1974, en un país sacudido por la violencia política, Fangio asumió, a los 62 años, un reto mayúsculo: la presidencia de la filial local de Mercedes-Benz.

El agravamiento de la situación desembocó en la feroz dictadura instaurada entre 1976 y 1983. Durante ese periodo fueron secuestrados 17 trabajadores de la planta de la empresa, de los cuales 14 continúan desaparecidos. Tras la recuperación de la democracia, comenzaron a surgir interrogantes acerca de su rol y su actitud frente a aquellos hechos, sobre los cuales nunca se pronunció.

Ya en el último tramo del régimen militar, Fangio logró financiamiento de las autoridades bonaerenses para concretar un proyecto con el que había soñado durante mucho tiempo: reunir en un solo lugar todos los recuerdos y trofeos obtenidos a lo largo de su carrera. Así nació el Centro Tecnológico y Cultural Museo del Automovilismo “Juan Manuel Fangio”, que, fue inaugurado en noviembre de 1986. La institución, cuyo origen fue de carácter municipal y pronto pasó a la órbita de una fundación regida por el círculo cercano al corredor, se convirtió en el templo sagrado que custodia su legado deportivo.

Juan Manuel Fangio era una celebridad que aún competía cuando, en la segunda mitad de la década del 50, comenzaron a publicarse los primeros libros sobre su vida. Estos textos, escritos por periodistas especializados en automovilismo y basados en conversaciones con él, centraron su atención en su trayectoria en las pistas. Sin embargo, comparten un denominador común: un curioso recorte de su vida privada, reducida a los orígenes familiares y a un puñado de recuerdos de su infancia y adolescencia. En 1986, con 75 años, Fangio concibió sus memorias, siguiendo una lógica similar.

Junto a Jackie Stewart, uno de los pilotos más cercanos a la figura de Fangio.Junto a Jackie Stewart, uno de los pilotos más cercanos a la figura de Fangio.

Como sucede con toda personalidad que alcanza el estatus de ídolo popular, la imagen del quíntuple campeón de Fórmula 1 trascendió su muerte, ocurrida el 17 de julio de 1995, a los 84 años, a causa de una neumonía, después de haber sufrido durante años de insuficiencia renal. Desde entonces, poco a poco, entre los pliegues de un relato idealizado por el periodismo especializado, empezaron a aflorar matices, vacíos y silencios que revelaban al hombre de carne y hueso oculto tras el bronce pulido de su propia leyenda.

Su muerte, ocurrida el 17 de julio de 1995, a los 84 años,fue a causa de una neumonía,

La confirmación judicial, en 2015, de la existencia de tres hijos no reconocidos -fruto de relaciones con dos mujeres casadas y una adolescente- terminó por correr el velo y permitió que salieran a la luz secretos sobre la vida de un Fangio hasta entonces desconocido para el gran público que permitieron descubrir aspectos de su historia que, lejos de restar valor a sus increíbles logros, permiten acercarse a la dimensión humana del mito