El pádel tiene dos nuevas reinas dy una de ellas es la argentina Delfina Brea, quien de la mano de la española Gemma Triay se convirtió este lunes en la dupla número uno del mundo en pareja luego de conquistar el título Costa Daurada Tarragona Premier Padel P1. No era tarea fácil, ya que se enfrentaron con Ariana Sánchez y Paula Josemaría, a quienes destronaron como la mejor dupla femenina del planeta en un partido más que parejo.
El Palau d’Esports Catalunya tuvo la distinción de presenciar la batalla que protagonizaron ambas parejas que sabían que se estaban jugando más que el título del certamen. Tras llevarse la victoria por 7-6 y 6-4, Brea se convirtió en la primera argentina en 12 años en llegar al número 1 del ranking de la Federación Internacional de Pádel (FIP). La última había sido Cecila Reiter, en noviembre de 2013, junto a su compañera Carolina Navarro.
El camino de Delfi Brea en el deporte profesional fue uno repleto de sacrificios que al final dieron sus frutos. La primera vez que agarró una pala fue a los tres años en el club El Monasterio de Parque Chacabuco que dirige su papá, Nito Brea, ex jugador profesional y entrenador de élite. Fue amor a primera vista. Si bien probó un tiempo en el tenis, consideró que era muy costoso y competitivo, así que decidió quedarse con el pádel.
A los 15 años decidió ir a probar suerte a España, que junto a Argentina es uno de los países más dominantes del deporte, de la mano de su compañera del momento, Aranza Osoro, con quien empezó a disputar torneos del circuito profesional. A los 17 decidió emigrar definitivamente a la madre patria. Por aquellos años tuvo que batallar entre alcanzar su sueño de ser profesional y perderse las experiencias de una adolescente, como su viaje de egresados y las fiestas de 15.
No fue nada fácil. “Sufrí mucho”, admitió. A pesar de contar con la compañía de su mamá y de su hermana, que se mudaron con ella, tuvo que encontrar trabajo para poder pagar el alquiler y cubrir sus gastos.
Poco a poco su esfuerzo empezó a dar frutos. En 2021 alcanzó el cuarto puesto del ranking mundial y se dio cuenta que vivir del pádel era posible. Su mayor desafío siempre fue la autoexigencia. En terapia logró cambiar el enfoque para poder disfrutar del deporte y tomarlo como un trabajo al mismo tiempo.
“No todos los días me gusta jugar al pádel. No todos los días se disfruta. No todos los días tengo ganas de ir a entrenarme. Hay días que son muy duros, sobre todo cuando estás cansada, cuando recién volvés de un viaje. Es un reseteo muy rápido y a veces te pasa que necesitarías un día más de tranquilidad y de no tocar la paleta… Terminamos medio quemadas”, admitió.
Y agregó: “Intento tomármelo como mi trabajo, como 100% mi trabajo. Tengo la suerte de que hay una parte que me gusta y la disfruto. Y después hay otra parte que estoy acá, que a mí me pagan por hacer esto, y es mi trabajo. Es como si estuviese en una oficina y tengo que trabajar. A veces no queda otra y no se puede elegir”.
El año pasado Delfi jugaba con la española Bea González y llegaron a luchar por el primer puesto del ranking mundial contra las poderosas Ariana Sánchez y Paula Josemaría. Debido a una lesión de la española, Delfi salió en busca de una nueva compañera y encontró a Gemma Triay, una de las jugadoras más experimentadas del circuito con quien comparte psicóloga. “Terapia de pareja, literal”, sostuvo.
“Con Gemma estamos en un nivel de pádel que es un poco superior. Yo considero que mejoré en estos meses como jugadora. Y Gemma es una jugadora muy completa, a la que le podés pedir todo y ella te lo puede dar. En defensa, en ataque. Tenerla enfrente era muy difícil. Y eso te da el parámetro de con qué tipo de jugadora yo quería estar. Que tal vez es un poquito más sólida o rocosa en esos momentos”.
En menos de un año se entendieron perfectamente y lograron destronar a la dupla española que venía dominando el ranking.
A sus 25 años, Delfi es la referente del pádel argentino y un ejemplo a seguir para muchas jugadoras que sueñan con la grandeza. También asegura que la felicidad depende del ranking: “Es clave rodearme de personas que me permitan ser muy yo”.
“Mi trabajo es un espejo y una muestra de que se puede llegar”, aseguró con la intención de alentar a todas aquellas que quieren dedicarse a ser jugadoras profesionales de pádel. Y es muy consciente de que “falta una mano, alguien que les diga ‘yo te ayudo’”, y ella está dispuesta a darles el empujón y el apoyo que necesitan.