La corporación de medios públicos de Estados Unidos cierra por los recortes de Trump | Internacional

La corporación de medios públicos de Estados Unidos cierra por los recortes de Trump | Internacional

El futuro de cientos de emisoras locales, esas que en lugares aislados o inhóspitos, como Alaska, son un servicio público para la comunidad, es hoy más negro que nunca tras el anuncio del cierre de la Corporación de Radiodifusión Pública de Estados Unidos (CPB), de la que depende su financiación, a consecuencia del recorte de 1.100 millones de dólares aprobado por el Congreso hace dos semanas. Hasta ahora contribuía a las operaciones de más de 1.500 cadenas de radio y televisión públicas administradas y operadas localmente en EE UU.

La CPB, una corporación sin ánimo de lucro que fue autorizada por el Congreso en 1967, financia de manera directa o indirecta a la radio pública (NPR, en sus siglas inglesas) y la televisión pública (PBS, ídem), dos oasis de información y entretenimiento en un escenario mediático crispado por la mala política y lastrado por la desinformación.

Pero la objetividad y la serenidad que han rodeado a los dos medios públicos no eran del gusto del presidente Donald Trump, que los veía demasiado escorados a la izquierda. No importa que la televisión esté detrás de un clásico infantil que ha entusiasmado a generaciones, Barrio Sésamo, o que la radio tenga una legión de fieles —y no sólo en EE UU— gracias a sus conciertos en pequeño formato, en directo, los famosos Tiny Desk, con actuaciones de los principales artistas internacionales. El servicio público —alertas meteorológicas o de sucesos, avisos de carreteras cortadas, etcétera— que prestaban a miles de comunidades en todo el país desaparecerá, y las más afectadas serán las localidades con poca población, zonas rurales y comunidades indígenas.

Mediante un comunicado, la corporación ha subrayado que durante casi 60 años ha cumplido su misión ante el Congreso de “construir y mantener un sistema de medios públicos de confianza que informe, eduque y sirva a las comunidades de todo el país”. “A pesar de los extraordinarios esfuerzos de millones de estadounidenses que han llamado, escrito y solicitado al Congreso que salvaguardara la financiación federal para la CPB, nos enfrentamos a la difícil realidad de cerrar nuestras operaciones”, ha explicado su presidenta y directora ejecutiva, Patricia Harrison.

“Los medios públicos han sido una de las instituciones más fiables en la vida de los estadounidenses, y brindado oportunidades educativas, alertas de emergencia, diálogo cívico y conexión cultural a cada rincón del país”, ha subrayado Harrison.

La mayoría de los empleos desaparecerán al cierre del presente año fiscal, que termina el 30 de septiembre, aunque un reducido equipo de transición permanecerá hasta enero para garantizar un cierre “responsable y ordenado” de la actividad.

Si bien NPR y PBS a nivel nacional reciben la mayor parte de su financiación de fuentes no gubernamentales, se espera que las estaciones locales que dependen en gran medida de CPB se vean gravemente afectadas. Ambos medios emprendieron hace semanas campañas masivas de recaudación de fondos ante el previsible recorte de la Administración republicana. Tanto NPR como PBS han asegurado que siguen comprometidos a mantener el servicio después del cierre de CPB. Un portavoz de PBS dijo al portal Axios: “A medida que esta venerable institución se cierra, PBS se compromete a aprovechar su legado y mantener nuestro servicio al pueblo estadounidense en el futuro”.

Katherine Maher, presidenta y directora ejecutiva de NPR, dijo en un comunicado: “Responderemos a esta crisis intensificando el apoyo a estaciones de radio públicas sin fines de lucro y de propiedad local y al periodismo local en todo el país, trabajando para mantener la promesa de servicio universal de los medios públicos y defendiendo los más altos estándares de periodismo independiente y programación cultural al servicio de nuestra nación”.