La quinta edición de Bienalsur, la bienal de arte contemporáneo que se extiende en 140 sedes de 70 ciudades en los cinco continentes, obtuvo cifras récord de visitantes desde su apertura, en los primeros días de julio. Mil personas asistieron a la inauguración en el Muntref Hotel de Inmigrantes –bautizado como el kilómetro cero del proyecto–, y más de 10.000 recorrieron en la primera semana la muestra “Fragmentar la obsolescencia. Primavera silente” en el museo MAR de Mar del Plata.
Desde entonces, la programación se desplegó por distintos puntos de Argentina y el mundo, consolidando una cartografía artística sin fronteras. En las provincias de Salta, Tucumán y La Rioja se sucedieron aperturas de exposiciones que abordan problemáticas contemporáneas desde distintos lenguajes.
Entre ellas, se destaca “Archivo Filoctetes: artes vivas, espacio público y documentación”, con curaduría de Maricel Álvarez, que rescata una intervención urbana de Emilio García Wehbi realizada en ciudades como Buenos Aires, Berlín y Viena, como respuesta estética a las políticas neoliberales y a la crisis del 2001.
En La Rioja, el eje curatorial “Fragmentar la obsolescencia” continúa con dos muestras: “Formas de desocultar un ladrillo” y “En la vida de las rocas”. Ambas reflexionan, desde distintas perspectivas, sobre la tensión entre progreso tecnológico, memoria material y temporalidad. La primera, inspirada en un texto de Bertolt Brecht, interpela las huellas invisibles de los trabajadores en la arquitectura. La segunda, se adentra en los procesos lentos y casi imperceptibles de transformación en el mundo mineral.
La performance participativa “Let’s play. Juguemos en el mundo. (d)estructura, el juego”, del colectivo colombiano El Puente_Lab, también fue una de las propuestas convocantes. Presentada primero en Caseros y, luego, en Santiago de Chile, la muestra invita al público a imaginar su vida en diez años a través de una estructura colaborativa construida con piezas de colores, donde cada decisión personal modifica el todo colectivo.
En Buenos Aires, una de las muestras destacadas es “Migrantes”, en la sede de la Alianza Francesa, con obras de las artistas Caroline de Chaunac, Pauline Fondevila, Anita Pouchard Serra y Sophie Spandonis. Nacidas en Francia y radicadas en Argentina, sus obras se sitúan en ese terreno híbrido donde se cruzan la nostalgia por lo dejado atrás y la reinvención del presente.
También en la ciudad, el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori inauguró “Verso y reverso”, primera exposición individual del artista chileno Rodrigo Vergara en Buenos Aires. Con curaduría de Teresa Riccardi, directora del museo, la muestra propone una exploración de la memoria popular desde la música y la gráfica, en diálogo con la historia reciente de Chile. Desde Violeta Parra hasta el postpunk de Los Prisioneros, Vergara traza un mapa sonoro y visual donde lo individual y lo colectivo se entrelazan. Su obra –desde grabado hasta instalaciones– está atravesada por una crítica persistente a la institucionalidad y una reivindicación de lo popular como espacio de resistencia.
Durante julio, la bienal también tuvo fuerte presencia internacional. En la Universidad de Bellas Artes de Hungría, en Budapest, se inauguró una retrospectiva del artista Jenő Barcsay, figura clave de la modernidad húngara.
En Cracovia, la muestra “Fugas de libertad” reúne a dos generaciones de artistas polacos que denuncian las restricciones a las libertades individuales en el contexto global. En Bolivia, la exposición “La materia en conflicto” aborda los impactos del extractivismo en el paisaje y en los cuerpos, mientras que en Valparaíso se presentó “¿Cómo usamos el tiempo que nos queda?”, curada desde una perspectiva del Sur Global.
Con obras de artistas como Roberto Acosta, Gustavo Ávila, Angie Bonino, César González Agüero y Mariela Leal, la muestra en la Galería de Arte Municipal de Valparaíso reúne videos, arte digital, performances e instalaciones para reflexionar colectivamente acerca de usos, pérdidas y el potencial transformador del tiempo.
En agosto, el circuito porteño continúa con nuevas muestras. En el Museo de Arte Español Enrique Larreta abre “Naturalia o de la diversidad del mundo”, bajo la curaduría de Pablo La Padula, que propone un retorno a la naturaleza con obras de Valeria Cannata, Paula Darriba y Alberto Tadiello. Y el Museo Histórico Cornelio de Saavedra presentará “Otras invasiones”, una serie de dibujos de Ariel Cusnir.
A diez años de su nacimiento, y con el apoyo de la Unesco, Bienalsur reafirma su carácter como plataforma artística transnacional, horizontal y sin fronteras temáticas, en una plataforma que prioriza el pensamiento y la voz de los propios artistas.