Indira Paganotto es la DJ del momento y está haciendo historia: “Hay mucha gente flipando, pero es lo que tiene ser una mujer fuerte en este país” | Cultura

Indira Paganotto es la DJ del momento y está haciendo historia: “Hay mucha gente flipando, pero es lo que tiene ser una mujer fuerte en este país” | Cultura


Es imponente, sabe lo que quiere y tiene acento canario, aunque es medio salmantina, medio canaria y medio italiana. Su música suena en los mejores festivales del mundo y en las fiestas de electrónica más icónicas. Se hace llamar Psymama —lo lleva tatuado en el pecho—, pero en los carteles se puede leer bien grande su nombre: Indira Paganotto (Gran Canaria, 33 años). La DJ número 49 del mundo, según la revista especializada DJ Mag, ha cerrado hace unos días el escenario principal de Monegros —es la primera mujer en protagonizar la clausura del festival del desierto aragonés— y se dispone a presentar su espectáculo en el Dreambeach de Almería este fin de semana.

Son dos de los festivales de electrónica más importantes de España. Pero Indira Paganotto va mucho más allá. Ha pasado por el popular Coachella en California, por el revolucionario EXIT de Serbia, por el sagrado EDC Las Vegas, por el templo del techno Awakenings y por el número uno, Tomorrowland, donde su sello ARTCORE tuvo un escenario propio. Sin duda, cinco de los eventos musicales más relevantes del planeta.

Este es su año, es la DJ del momento y charló con EL PAÍS horas antes de su sesión en julio en el Tomorrowland, donde participó por cuarto año consecutivo. Ver pinchar a Indira Paganotto durante dos horas es un ejercicio de poderío y expresividad, una energía que canaliza con largas sonrisas, tarareos rítmicos y el movimiento de sus brazos. Su fuerza detrás de los platos es indomable, al igual que sus breaks, esos momentos de calma antes de la tormenta que suele ofrecer en sus sesiones, unos silencios épicos que anticipan la locura. Es psytechno, la razón por la que sus seguidores, a los que denomina guerreros, acuden a la llamada de sus aullidos —literal— para escuchar su particular sonido: psytrance mezclado con techno.

Para Indira Paganotto, toda esta gira y sus últimos pasos son sueños que se han hecho realidad, pero no necesariamente su mejores momentos: “He estado en muchos momentos muy bonitos, hasta cuando no pinchaba tanto o no estaba en este nivel, y también los considero los mejores momentos de mi vida. Por ejemplo, cuando vivía en Madrid”.

Criada en la localidad grancanaria de Jinámar, su pasión por la música ya empezó cuando era adolescente allí: “Me siento muy Canaria, hasta la muerte, aunque no tengo sangre canaria, pero nací y viví allí”. De hecho, su primera oportunidad fue en el Moon Club de Las Palmas, para luego dar un paso definitivo con la mayoría de edad al mudarse a Madrid. Llegó a la capital con 200 euros en el bolsillo y terminó pinchando en sesiones míticas como Stardust —donde fue residente durante dos años— o Trueno: “Me encantaba esa vibra, me daba igual el dinero”. Por un momento quiso estudiar medicina como su padre y ser cirujana plástica, pero ya estaba demasiado metida en la música. La bibiloteca musical de su progenitor, que pinchó Goa trance en la India en los noventa cuando estuvo allí con Médicos Sin Fronteras, fue más fuerte que el quirófano.

Su padre, de Salamanca, y su colección de vinilos han sido determinantes en su carrera, pero el apellido artístico procede de su madre, italiana y amante de la música clásica: “Lo siento, papá”, agrega con humor mientras lo explica. Y de toda esta mezcla explosiva nace Indira Paganotto, que se siente mitad española y mitad italiana: “Yo crecí con el rollo hippy de mi padre, que iba desnudo por casa y comía con las manos; y con mi madre, italiana del norte que escuchaba ópera, maquillada desde las ocho de la mañana y perfecta. O sea, un antagonismo total. Por eso no soy bipolar, soy multipolar.”

Tiene claro que hubo un momento en el que supo que lo suyo era la música: “Siempre he sido muy respetuosa y quería hacerle ver a mi padre que yo quería ser como él, pero seguí en la música y me fui a Madrid”. Persiguió su sueño y cuando llegó, empezó a pinchar en afters y en hoteles por 50 euros: “Yo quería estar ahí, pero sin pedir nada a nadie”. Asegura que el éxito le ha llegado poco a poco, por el boca a boca: “Empecé a levantar cabeza a los 10 años de estar allí”.

Y si el éxito tardó en llegar, en esta ciudad el amor llegó un poco más rápido: “Me casé con un pintor que se llama David Morago a los 19 años. He estado 13 años casada con él y han sido los mejores años de mi vida. Los añoro, no por el casamiento, que también fue bonito, sino por la vida en Madrid”. Y es que hasta hace bien poco, Paganotto vivía en Valdemorillo, un pueblo de la sierra. “Parece que tengo 80 años”, insiste. Y sí, parece que hubiese vivido muchas vidas.

Fue en 2012 cuando lanzó su primer EP, Underground Love. Entre 2014 y 2022 pasó por tres agencias de contratación y tuvo un montón de lanzamientos en sellos independientes. Finalmente dio un paso al frente: con Second State lanzó su EP Red Ninja y compartió sus canciones con Charlotte de Witte, que acabaría publicando otro EP de la española con su sello, Himalaya. Después de un viaje a la India, se mudó sola a Ankara, donde vivió un año, para terminar regresando a Gran Canaria.

En 2022 decidió darle forma a su creatividad y lanzar su propio sello discográfico y su línea de ropa y merchandising: ARTCORE. “Este proyecto es la mezcla de arte y hardcore. Es como yo, soy Géminis y soy cute —adorable en español—, pero psycho. Cuenta que son un equipo de españoles e italianos muy loco, que son adictos al trabajo y que están pensando sin parar, pero que también son una familia muy unida: “Si nos ves, somos diferentes al resto de la gente porque no nos importa el dinero, solo trabajamos por honor, lealtad y familia”.

Su canción más deseada por el público es Gipsy Queen, la publicó en 2024 y supera los cuatro millones de reproducciones en Spotify, donde recientemente también ha publicado Dragon, una colaboración con Armin Van Buuren, con quien pinchó en el último Sónar de Barcelona. Lo siguiente, además de una nueva colección de ropa y de seguir con su residencia en el club Hï de Ibiza, la mejor discoteca del mundo, será su próximo álbum: “Va a salir en invierno, son como doce canciones, va a salir un vinilo y habrá colaboraciones muy interesantes”.

Las reinas de la electrónica

En un universo donde predominan los hombres, las mujeres están más presentes que nunca. De ellas, Paganotto es la cuarta mejor DJ del mundo y en general es la única española que se cuela entre los 50 mejores. “Las mujeres están ahí, es decir, siempre han estado ahí, pero están más que nunca. Somos indispensables y se está viendo”, afirma. Junto a ella, una generación de mujeres nacida en los noventa domina la electrónica actual: Peggy Gou, Charlotte de Witte, Amelie Lens o Sarah Landry, artistas con las que ha colaborado y sigue disfrutando en los directos.

Precisamente, lo que logró Paganotto el pasado julio en Monegros, clausurando el escenario principal de la fiesta electrónica por excelencia en España, fue histórico: “Hay mucha gente que está flipando y temblando con esto. Mucha gente que está a favor, mucha gente en contra, pero es lo que tiene ser una mujer en este país y ser fuerte. No solo por pinchar, sino por tener tu propio negocio, tener un gran equipo y hacer un sonido diferente. A veces a la gente le chirría y solo quieren lo típico de toda la vida, pero este año no va a ser así, así que me estoy preparando un set de la hostia para que estén orgullosos”, dijo una semana antes de pinchar ante decenas de miles de personas en Monegros.

La DJ y productura Indira Paganotto en el Monegros Desert Festival 2025, el 27 de julio de 2025.

Cruz Arnau, cofundadora de Monegros Desert Festival y de la promotora Elrow Family, alaba la valentía de Indira a la hora de arriesgar y explorar otros territorios sonoros sin caer en fórmulas conocidas: “Asumió con valentía uno de los retos más complejos del festival, cerrar Monegros tras más de 20 horas de música, ante un público tan diverso como exigente. Su set fue una apuesta personal, con momentos de gran conexión y una dirección artística valiente, que refleja precisamente lo que buscamos: autenticidad, riesgo y libertad creativa sobre el escenario”, comenta a este diario.

Respecto a la presencia femenina en la electrónica, Arnau insiste en que ha ido creciendo de forma notable en los últimos años y que en los eventos de electrónica de Elrow Family por todo el mundo intentan reflejar esa evolución: “Se trata de dar visibilidad a una escena cada vez más diversa, sin forzar discursos pero sí con un compromiso claro con el talento, venga de donde venga”.

La portavoz de Tomorrowland, Debby Wilmsen, explica a este periódico que la visibilidad del talento femenino “es una de las evoluciones más emocionantes de este tiempo”. Insiste en que no se trata solo de los carteles, sino de “representación e influencia”. Y asegura que si el cartel del festival en 2022 contaba con un 15% de artistas femeninas, ahora son más del 20%. Pone el ejemplo de la belga Charlotte de Witte, con la que Paganotto ha compartido sello y escenario: “Antes solía actuar bajo el nombre de Raving George porque no estaba convencida de que la contrataran de otra manera. Ganó un concurso en 2010 y actuó en Tomorrowland como Raving George. Este 2025 pudo abrir y cerrar el escenario principal bajo su auténtico nombre”.