“Esta es la tercera etapa de una desindustrialización que viene de la dictadura”  | Villa Constitución, entre la crisis de Acindar y el voto libertario

“Esta es la tercera etapa de una desindustrialización que viene de la dictadura”  | Villa Constitución, entre la crisis de Acindar y el voto libertario

Acindar, la principal acería privada del país, suspendió en la semana a 600 trabajadores en su planta de Villa Constitución. Este lunes volverán a trabajar, pero el panorama es muy complicado porque la fábrica habla de realizar nuevas suspensiones de aquí a fin de año, e incluso de despidos. Acindar viene de un proceso de caída de su producción desde el inicio del gobierno de Javier Milei y en el ultimo año y medio, mediante retiros voluntarios y con la no renovación de contratos, ya se desprendió de 350 operarios. Las suspensiones de esta semana agregaron una nueva cuota de incertidumbre y pusieron a parte de la ciudad en vilo. No es para menos: sus 52 mil habitantes dependen, de manera indirecta o indirecta, de los sueldos que paga la acería.

La empresa –hoy en manos de la multinacional Arcelor Mittal– sostiene que está afectada por la eliminación de la obra pública y la caída en la construcción privada, debido a la recesión. Su problema es que no vende. Las políticas libertarias de déficit cero, valorización financiera, enfriamiento de la economía para controlar la inflación y apertura de las importaciones ponen en jaque sus posibilidades de seguir produciendo. Son razones de fácil comprensión. El mes pasado, en medio de una pulseada con el sindicato, la empresa importó de China una remesa de alambre. También tiene su lógica.

Pero hay otro tema que no la tiene: en las últimas elecciones de concejales, realizadas hace apenas un mes, la ciudad votó mayoritariamente a La Libertad Avanza. ¿Despuès de un año y medio de gobierno de Milei? Sí. ¿Con la producción de Acindar en caída libre? Sí. 

La decisión contrasta con la historia de Villa Constitución, sede de los Villazos en los ’70, una localidad donde el sindicalismo ha sabido actuar con vecinos y comerciantes en un mismo cuerpo. Sin embargo, hoy esa idiosincrasia combativa (más o menos consciente en todos los villenses) convive con el voto libertario.

En la UOM

En la Unión Obrera Metalúrgica, Pablo González, secretario general del gremio, recibe a Página/12 acompañado por Matías Ruffini, de la comisión interna, y otros delegados. Nos sentamos en torno a una mesa larga, en una sala muy masculina, con pocos adornos. Sobre un estante se apoyan trofeos de un campeonato de fútbol. En toda la planta, revelarán ellos después, trabajan apenas tres mujeres. En las paredes, dos pequeños cuadros de bronce recuerdan los Villazos.

Pablo González cuenta que la acería produjo el último mes 53 mil toneladas de acero; es la mitad del promedio mensual que tenía hasta 2023. 

—Acindar tiene acá dos hornos eléctricos; hoy funciona con uno solo. Por la caída en la produccion, desde el año pasado acordamos operar con un 70 por ciento del plantel y evitar los despidos —dice Pablo. 

¿Qué porcentaje de la planta está hoy suspendido?

—Casi un 50 por ciento. Esto incluye a trabajadores de planta permanente y a contratados, que durante la suspensión cobran el 75 por ciento del sueldo. 

Acindar tiene aquí trabajadores de tres tipos: los permanentes o de planta —que actualmente son 940—, otros que están bajo contrato —unos mil, que dependen de empresas contratistas— y un sector de tercerizados, que trabajan en talleres metalúrgicos externos y  son unas 900 personas.

Ese sistema de tres círculos es una herencia de los ’90, cuando un cruento proceso de restructuración impuso la precarización de parte de los puestos de trabajo. Según a qué categoría pertenezcan, los trabajadores tienen derechos dispares: más si son permanentes, menos si son tercerizados. 

Más adelante se verá que hay quienes en Villa Constitución hoy identifican esto —más que con el complejo proceso de pérdida de derechos y defensa de conquistas históricas— con el goce de privilegios. Lo concreto es que la crisis los afecta de manera diferente: entre los tercerizados y contratados ya hubo quienes perdieron su trabajo por cierres o achicamientos de las empresas contratistas -unos 350 prescindidos desde 2024). En cambio, entre los permanentes el daño llega a la suspensión, o al retiro voluntario.)

El lunes vuelven a trabajar; ¿con qué panorama?

—El panorama es malo, porque si no mejoran las ventas en tres meses la acería para de nuevo- continúa González-. Ellos están evaluando empezar a agrupar la producción de a dos meses la para parar dos semanas seguidas en el medio; la otra opción es parar una semana por mes de acá a fin de año. Otra posibilidad es que cierren uno de los cuatro turnos con los que hoy trabaja el horno, lo que sería aún peor.

O sea que en el mejor de los casos van a seguir con suspensiones. Y en el peor, pueden tener despidos.

—La empresa dice que va a abrir retiros voluntarios mejorados, pero está empezando a hablar de despidos. Ya lo viene diciendo, aunque no se anima a entrar en un conflicto con despidos, yo creo que por respeto a la UOM de Villa Constitución, porque saben que si echan gente, la planta va a parar. Y ellos pueden perder la fidelidad de sus clientes.

La crisis de Acindar impacta en toda Vlla Constitución.

El obrero libertario

El tema del votante de Milei se impone. González dice que en la acería hacen asambleas todos los días y se escucha de todo. 

—La opinión de la gente sobre el gobierno nacional va cambiando, despacio, pero siguen todavía muy enojados con el peronismo. Ayer tuve una asamblea y había un compañero que… directamente hacía negacionismo de la realidad. Porque yo le decía “vos sos uno de los que más saben de producción en la planta y tenés los registros de cuánto producimos desde 2013… no me digas que este no es el peor año”. Y él contestaba que no, que no era el peor año… “¿Cómo que no, si estamos en julio y se produjo nada poco?” .”Y bueno, pero todavía no terminó el año”, dice él… Entonces, hay algunos que van a negar las cosas hasta el final. 

Ruffini interviene para plantear que posiblemente en octubre “el voto sea diferente,  porque se eligen diputados. En la de concejales la elección tuvo un carácter más vecinalista”, asegura. Como sea, van a activar en la campaña. Y es que la salida a esta crisis no se ve dentro del modelo económico libertario. “Esta es la tercera etapa de un plan de industrialización que viene de la dictadura y se reforzó en los ’90. Nosotros hicimos campaña en las presidenciales y siempre hacemos el chiste de decir que no convencimos a nadie. Y es que la plata no alcanzaba, y eso causó mucho enojo. A nosotros el impuesto a las Ganancias no arrebataba todas las conquistas de años, y eso era muy difícil de discutir”.

La Libertad Avanza no habló de Acindar en la reciente elección local, pero en las redes sociales hay un trolleo libertario que acusa a sus trabajadores de ser privilegiados, de haber entrado acomodados, de vivir de la obra pública. Esto genera un confuso clima de malestar. Es raro ver a esos vecinos de pegándose un tiro en el pie, pero ahí están. Y luego de las 600 suspensiones, una referente libertaria, Melina Murialdo, salió minimizar el problema y aseguró: “nada de esto va a producir caos, sino transformación”.

González habla de un fenómeno a dos puntas: “Acindar nos dice ‘ustedes son el hijo pródigo y malcriado, porque son los que mejor ganan y los que peor se portan’… Y en cierto sentido parece que le molesta a todo el mundo que tengamos un buen sueldo, un sueldo conseguido por la idiosincrasia de lucha que siempre tuvo Villa Constitución. En cierto modo hay una envidia que es aprovechada por los trolls libertarios. He visto comentarios de gente que ni siquiera fue metalúrgica y habla con esa malicia”.+

Transfundir al muerto 

Lo primero que se ve al entrar al despacho del intendente es un cuadro de Evita, muy grande, colorido. Jorge Berti viene del vecinalismo y es peronista. Lleva tres mandatos como jefe comunal. 

Este año hizo lo que algunos consideran un mal cálculo: en las recientes elecciones, con un peronismo atomizado, partido en cuatro, se alió a una concejal del PRO para presentar lista. Esa combinación no gustó ni a los votantes peronistas ni a los del PRO, que se volcaron a apoyar a Matías Tomasi, el candidato de La Libertad Avanza. 

Tomasi, hijo de un comerciante local, fue el único postulante que venía de afuera de la política y ganó con el 34 por ciento de los votos. Los libertarios pasarán a encabezar así el Concejo Deliberante.

“La gente es como que nos perdió la confianza a la clase política, fundamentalmente a la clase politica de un espacio del campo popular que no le ha sabido dar respuestas, o que no supo poner en valor lo que sí hizo. Cree que todo lo malo que nos está pasando hoy es consecuencia de lo que hicimos nosotros”, se queja el intendente.

–¿No fue un error aliarse con el PRO?

–Yo no hice una alianza con el PRO; convoqué a una concejal que militaba en el PRO pero que convoqué porque trabaja muchísimo. Convoqué a las mejores personas, aunque no pensáramos igual. Creí que la sociedad podía dar un paso hacia adelante en ese sentido, de elegir los mejores perfiles, pero bueno… probablemente me equivoqué en la estrategia. No en la persona, porque sigo pensando que es alguien hipertrabajadora.

Berti plantea sobre Acindar una advertencia: “La empresa no vende. Y cada puesto de trabajo que se pierda hoy difícilmente pueda ser recuperado”. Si hay despidos, apunta, “cualquier cosa que se haga más adelante va a ser como querer hacerle una transfusión a un muerto. Y desgraciadamente no veo esa conciencia colectiva en la sociedad, porque claramente hay una política avalada por la sociedad, todavía sostenida por la sociedad, que hoy no discute estas cuestiones. A la sociedad le importa la inflación, pero no discute si quiere un país industrial”. 

“La industria evidentemente no es el norte de este modelo económico. Está claro que a mayor recesión hay menor inflación, pero también hay menor consumo, más despidos, más gente en la calle. Y esto es lo que está pasando con Acindar, más allá de la obra pública lo que se cayó es el consumo privado y la fábrica está vendiendo la mitad que en 2023”.

Entre el miedo y el odio

Villa Constitución se alarga, recostada sobre el río Paraná. En ese punto, ubicado en la parte inferior de la bota de la provincia de Santa Fe, las manzanas son de casitas bajas, buen puestas y cuidadas, casi todas con un auto en la vereda. En su extremo norte está la plaza , la municipalidad, la iglesia y una importante calle comercial que indica que la población ha conocido buenos niveles de consumo, con negocios y barcitos acomodados. En estos tiempos, sin embargo, las ventas han caído el 40 por ciento y en los locales vacíos, los comerciantes repasan sobre lo limpio o hacen cartelitos de ofertas con los que tratan de atraer clientes. Hacia el sur, en la otra punta de la ciudad, está la acería, tan grande que los trabajadores deben tomar dos colectivos internos para llegar a algunos sectores. 

Frente a Acindar está el barrio Luzuriaga, sede de los talleres metalúrgicos que hacen trabajos tercerizados. En la vereda encontramos a  Manolo Gobbi, 50 años, hace 31 trabajador de mantenimiento eléctrico de la planta, como tercerizado. Cuenta que tiene un cuñado suspendido y que a los suspendidos, hoy, les están  ofreciendo los puestos de los tercerizados. “Es lógico si les está bajando la producción”, señala con amargura. “Pero es difícil, porque todo se resiente. Yo hacía cortar el pasto, una chica de enfrente de casa lavaba mi auto, y ahora todo lo hago yo. Duele tener que decirles que no”.

 ¿Reaccionará la ciudad frente al peligro de los despidos? Algunos notan que con las suspensiones hubo una mayor toma de conciencia. Otros opinan que la reacción está verde todavía. La posibilidad de pensar parece ofuscada por oscuros sentimientos de desconfianza en la poítica, una envidia borrosa y la impresión de que no sirve sumarse a las protestas (“no fui a la marcha porque finalmente los que van a entrar a trabajar son ellos y no yo”, dice Fernando, un ex contratado de 28 años, entre los testimonios de la recorrida). 

El desencanto con lo político impide, por ahora, encontrar una salida colectiva. La ciudad todavía no sintió el parate porque aún circula el dinero de los retiros voluntarios. Lo que suceda, se verá en los meses que vienen.  Meses difíciles que tal vez prefiguren, como ha pasado tantas otras veces en la Villa, el futuro de los trabajadores industriales.