“Es el fallo más importante de mi vida”

“Es el fallo más importante de mi vida”

El escritor y periodista italiano Roberto Saviano (Nápoles, 45 años), símbolo internacional de la lucha contra la mafia, recibió este lunes una victoria judicial que calificó como “la más importante” de su vida. El Tribunal de Apelación de Roma confirmó la condena a Francesco Bidognetti, histórico jefe del clan camorrista de los Casaleses, y a su abogado Michele Santonastaso, por amenazas contra el autor de Gomorra.

Los magistrados ratificaron la pena de un año y medio de prisión para Bidognetti y de un año y dos meses para Santonastaso, en una causa que se remonta al año 2008, cuando ambos intimidaron públicamente a Saviano y a la periodista Rosaria Capacchione —entonces senadora por el Partido Demócrata— durante una audiencia del llamado Juicio Spartacus, que terminó con varias condenas a cadena perpetua por crímenes cometidos por el clan.

El abogado Santonastaso había leído en voz alta una declaración de sus representados en la que se amenazaba abiertamente a periodistas y fiscales. Ese acto fue considerado por el tribunal como una maniobra mafiosa para amedrentar a quienes investigaban y denunciaban los vínculos del clan con la política, el narcotráfico y la corrupción empresarial.

La sentencia fue recibida con aplausos en la sala y con lágrimas de emoción por parte de Saviano, quien desde 2006 –tras la publicación de Gomorra– vive bajo protección policial por las amenazas del crimen organizado.

La Federación Nacional de la Prensa Italiana (FNSI) y el Colegio de Periodistas participaron como acusación particular en el proceso, marcando el carácter simbólico del caso: la defensa del derecho a informar y la protección del periodismo de investigación.

En una columna publicada ese mismo día en Il Corriere della Sera, Saviano reflexionó sobre el largo recorrido judicial: “Durante años he odiado a Bidognetti y a su abogado, convencido de que eran los culpables de mi condición. Pero, en el fondo, he sido yo al no separarme de esta locura. He decidido permanecer, contarlo, resistir”.

En el mismo texto, lanzó un mensaje a las nuevas generaciones de periodistas que se enfrentan al crimen organizado: “No lo hagan solos. Formen redes. No se jueguen solo el cuerpo. No sean ilusos”.

A quince años de aquellas amenazas, el autor que puso en jaque a la Camorra logra una reparación judicial. No borra el precio que ha pagado con su libertad personal, pero representa –como él mismo lo expresó– una victoria crucial en la batalla por la verdad.