El turf es una actividad donde el honor y los códigos tienen tanta importancia como el pedigrí de un pura sangre. Hay protocolos, gestos y actitudes que se respetan como un contrato. Y otras que enturbian el prestigio y quedan marcadas a fuego en este distinguido ámbito reservado para pocos.
El escándalo en el que estuvieron involucrados los hermanos Ariel, Damián y Hernán García Furfaro, propietarios o asociados en las empresas farmacéuticas que están apuntadas por las muertes del fentanilo contaminado, permanecerá como una mancha oscura en la historia de la competencia hípica de la Argentina.
La tarde del sábado 14 de octubre de 2022 caía, cálida, sobre el prolijo verde de las pistas del Hipódromo de San Isidro y la jornada se coronaba con el reto principal. Se corría el Gran Premio Jockey Club, categoría “G1”, de 2.000 metros de competencia y se ponía en juego un premio de 10 millones de pesos.
La disputa terminó en un impensado “cabeza a cabeza” entre el potrillo “Natán” y “El Musical”, perteneciente al stud Mamina, propiedad de la familia García Furfaro. Fue un final como para un tango. Tanto que los comisarios deportivos tuvieron que revisar la filmación para dar el veredicto que parecía, a priori, le daría el premio a “El Musical”, con la monta de Juan Cruz Villalba.
Pero después de varios minutos de deliberaciones el resultado cambió en los escritorios. Y esta decisión encendió la furia de los dueños del caballo que parecía vencedor. Damián García Furfaro subió a los carteles indicadores y rompió la marquesina. La escena quedó registrada por un espectador. Desaforado, arrojó desde lo alto los números que indicaban el orden que definieron los puestos de la carrera.
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Damián García Furfaro, uno de los empresarios de HLB Pharma, rompiendo los resultados de una carrera en la que perdió su caballo
Sin embargo, el incidente no terminó allí. En el exclusivo palco de autoridades, a un costado de donde se realiza la tradicional entrega de premios, se trenzaron a trompadas Ariel García Furfaro, Damián y Hernán con policías, directivos del hipódromo y cualquier persona que intentara calmar los ánimos.
Los responsables de esta barahúnda hípica son los mismos que administraban los laboratorios apuntados por la muerte de, al menos, 52 personas que recibieron dosis de fentanilo contaminado con bacterias. Los García Furfaro gestionaban HLB Pharma y el laboratorio Ramallo. El primero comercializó y el segundo fabricó en sus instalaciones, el lote del opiáceo infectado.
La cría de pura sangre y la presentación en competencias hípicas es uno de los múltiples negocios que desarrollaban estos empresarios. Por ahora, no están imputados en la causa que investiga el juez federal de La Plata, Ernesto Kreplak. Pero las instalaciones y la mayoría de sus directivos fueron allanados en el proceso.
Los García Furfaro también desplegaron una extensa red de contactos políticos con el kirchnerismo, con autoridades de las provincias para vender productos y hasta con el empresario preso por la causa Vialidad, Lázaro Baez.
Escándalo en San Isidro
“Fue una batahola. Algo nunca visto en el hipódromo. Un caos”, definió a Clarín uno de los asistentes a ese episodio que resultó inolvidable. Hasta tuvieron que apartar de la escena a Juan Mariano Villar Urquiza, presidente de la Comisión Directiva del circo de San Isidro.
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Ariel García Furfaro, el dueño del laboratorio del fentanilo, rompiendo carteles en el hipódromo de San Isidro el 15 de octubre de 2022.
Las chapas del marcador oficial quedaron desparramadas por la platea y en el salón de eventos hubo destrozos y golpes que incluso alcanzaron a los pocos policías asignados al evento.
El revuelo tuvo consecuencias variadas. El stud Mamina, identificado con los colores amarillo y grisáceo de la indumentaria, y por las publicidades de HLB Pharma en la ropa de sus jockeys, fue suspendido por dos años y los responsables de la caballeriza recibieron sanciones que, en algunos casos, alcanzaron la “prohibición por tiempo indeterminado” para acceder a los palcos y gradas del hipódromo.
La mayor parte de la caballada de Mamina pasó al stud JVC, que pudo seguir con actividad y competencia en esos años de condena.
Los ejemplares de esta casa de cría no se pudieron presentar en otras pistas porque “cualquier sanción a propietarios de cualquiera de los hipódromos de primera categoría -La Plata, San Isidro y Palermo- o a sus Jockeys, se extiende entre los tres en forma solidaria”, explicaron a Clarín fuentes ligadas al turf.
Pero también se inició una causa penal en la fiscalía descentralizada de San Isidro. La Investigación Penal Preparatoria (IPP) se identifica con el número 14-00-005959-22 y está con la caratula “atentado y resistencia a la autoridad”.
Los apuntados: los propietarios del stud Mamina. Ariel García presentó ante el fiscal un descargo voluntario para incorporar a la causa. Relata allí que “Mamina” es una herencia familiar, que tiene más de 35 años de trayectoria. “Nosotros no podíamos dejar que pereciera”, afirmó.
Y agregó: “Mis hermanos y yo nos pasamos la niñez escuchando carreras y la adolescencia revendiendo revistas de turf usadas en Ciudadela para juntar unos pesos que darle a algún adulto para que nos los apueste.”
Además, sostuvo que el día del incidente ellos fueron “víctimas y no victimarios”, que Ariel no pegó a nadie y que las autoridades les “robaron” la carrera que definía el Gran Premio Jockey Club.
“Esa tarde no le pegué a nadie ni rompí nada. La víctima fui yo: víctima de un robo a mi ilusión. De lo mismo fue víctima toda la familia de Mamina, y especialmente mi hermano, Diego, a quien yo llamo “el más burrero de los burreros”, expuso en el escrito al que accedió Clarín. El “más burrero” es quien se ve en las imágenes derrumbando las chapas del marcador oficial.
La vocación irascible de los García Furfaro también se pudo observar en un episodio frente a los Tribunales de Morón, Tal como contó Clarín, en esa ocasión, luego de una decisión judicial que consideró desacertada, Ariel García, a los gritos, acusó a los jueces de actuar sometidos y los advirtió sobre sus contactos con dos reconocidos “narcos” detenidos en cárceles federales.