Oscar Imventarza es un médico ‘de los de antes’, cuyo currículum no será sencillo replicar en el país. Debido a su bajo perfil, no aparece con frecuencia en los medios, pero en el Boletín Oficial del último martes su figura llamó involuntariamente la atención, por defecto: el Hospital Garrahan publicó un llamado a concurso para cubrir la jefatura del Servicio de Trasplante Hepático, cargo que durante 33 años ha sido ocupado por este profesional.
¿Imventarza se va del Garrahan?, fue la primera duda que surgió ante la convocatoria oficial. Por suerte, esa hipótesis fue rápidamente descartada por el aludido. El médico, de 66 años, en realidad fue ascendido a coordinador general de todos los trasplantes que se realizan en el Garrahan. Y el cambio vino con una grata noticia bajo el brazo: “Ayer llegó la autorización del Incucai. Estamos por empezar a hacer trasplantes de intestino”, contó Imventarza en un rapto de entusiasmo ante la consulta de Clarín.
Imventarza dice que desde que asumió su nuevo cargo está “ayudando a que la gente de trasplante renal del hospital -cuya jefa se acaba de jubilar- también se ordene más”. Y cuenta con orgullo: “Duplicamos el número de trasplantes renales y hepáticos, para que más pacientes tengan acceso a estas prestaciones”. Hasta ahora el hospital venía haciendo trasplantes hepáticos, renales, cardíacos y de médula -en total ya superó los tres mil-, a los que se sumará el de intestino. “Está habilitado además para pulmón, pero hay poco para pediatría”, explicó el médico.
La nueva cirugía estará disponible por primera vez en un hospital público, ya que por el momento sólo se había practicado en dos centros de salud privados: el Hospital Italiano y la Fundación Favaloro. Este tipo de trasplante es necesario en algunos casos para reparar el denominado Síndrome del Intestino Corto (SIC).
El SIC es una patología rara pero de alta morbimortalidad. El problema es que los pacientes no tienen un intestino con la longitud suficiente para que el organismo absorba los nutrientes que necesita, y se requiere de nutrición complementaria intravenosa. Se traduce además en diarrea, desnutrición y problemas de crecimiento, entre otras posibles complicaciones. En diagnósticos graves el trasplante puede ser la opción terapéutica indicada.
Los pergaminos de Imventarza hacen suponer que el inminente desafío será un éxito más en su prolífica carrera. En 1992 fue el creador del Servicio de Trasplante Hepático del Garrahan, 11 años después de recibirse de médico en la Universidad de Buenos Aires. En los ’80 fue concurrente de Cirugía en el Argerich (donde desde hace años es también jefe de Trasplante Hepático y de Páncreas) y completó su residencia de Cirugía General en el Finochietto. Luego emigró a Estados Unidos y ocupó cargos docentes y asistenciales en Pittsburgh, para nombrar sólo algunos capítulos de la vida de quien también recibiera el Premio Konex en 2003.
Evidentemente dispuesto a que esa lista de logros profesionales continúe más allá de lo que hoy registra su perfil en Linkedin, la nueva apuesta de Imventarza es hacer posible el trasplante de intestino por primera vez en un hospital público. Y no en cualquier hospital, sino en el Garrahan, donde además de su trabajo específicamente médico llegó a ser presidente del Consejo de Administración, cargo que tuvo que dejar tras la asunción de Mario Lugones como ministro de Salud, a fines de septiembre de 2024.
Hoy aquel episodio controvertido, mirado a la distancia, resulta paradójico. Hubo una polémica entonces porque Imventarza había habilitado el pago de un bono extraordinario para el personal, con fondos genuinos del hospital, algo que Lugones desaprobó en medio de un aparente cortocircuito con funcionarios de su antecesor, Mario Russo. Sin embargo, el mecanismo a la postre parece haber inspirado al propio Ministerio de Salud, al admitirlo como alternativa válida para mejorar el haber de los residentes en el marco de la reciente reforma dispuesta para el sistema.
Dejar esa faceta administrativa de lado -sin demasiado ruido, fiel a su estilo- le permitió a Imventarza volver a enfocarse de lleno en su rol estrictamente médico, y sacar de la galera este nuevo proyecto de trasplante de intestino que promete una vida más normal para los chicos que padecen este trastorno. La iniciativa se conjuga con que a partir de la modificación de la ley de trasplantes, a fines del año pasado, se legalizó el trasplante “en asistolia” -cuando se induce la muerte cerebral en pacientes desahuciados-, lo que permite que la cantidad de donantes sea mayor. La idea de Imventarza es empezar a aprovechar los intestinos de esas donaciones.
El trasplante de intestino puede ser necesario por una malformación congénita o “cuando al paciente por determinado motivo hubo que hacerle una resección del órgano y queda con el intestino corto. En este momento, en el Garrahan tenemos 16 pacientes en seguimiento con esa condición, lo que no quiere decir que todos vayan a requerir un trasplante”, explicó el cirujano.
Las buenas noticias sanitarias no paran de emanar de la usina del Garrahan, pese a los tiempos turbulentos que atraviesa el centro de salud, con un largo conflicto cuyo último capítulo fue el reciente nombramiento como director médico de quien fuera interventor del Hospital Laura Bonaparte, escenario de otra crisis reciente.
Previo al nuevo plan para hacer más accesible a toda la población pediátrica el trasplante de intestino, se había conocido además otro hito en la historia de este centro de salud que en 2027 cumplirá 40 años. Fue cuando los médicos del Garrahan realizaron una operación inédita en el útero de una embarazada, a una beba que padecía espina bífida a la que se le pudo corregir ese desorden antes del nacimiento.