De la presentación formal se pasó a las risas en pocos minutos. De un lado del teléfono, Gustavo Costas enumeraba la razones por las que Marcos Rojo debía llegar a Racing. El defensor, que se fue por la puerta de atrás de Boca, escuchó y aceptó el desafío con algo de sed de revancha. “Lo único es que tenemos el problemita de tu apellido”, le soltó con picardía el cabulero entrenador. “Quedate tranquilo: me voy a poner Marcos en la camiseta”, avisó el zaguero de 35 años. Palabras más, palabras menos, así se terminó de cerrar la rutilante llegada de Rojo a la Academia.
La secuencia del teléfono es risueña y habla de cómo Costas ya empezó a hacer sentir cómodo a Rojo. Pero el DT se decidió a ir a fondo por el marcador central hace algunas semanas. “Nos falta un líder más, necesitamos otro guerrero para ganar la Libertadores”, les confió el técnico a sus colaboradores. Y el nombre de Rojo cerraba por todos lados porque se desempeña justo en el puesto en donde tiene menos alternativas: zaguero por el sector izquierdo y zurdo de pierna hábil, ahí donde habitualmente aparece quien en este 2025 está teniendo un rendimiento más bajo que en 2024. Y más: ha convivido con distintas lesiones.
Costas tiene presente una frase de Alfio Basile, uno de sus grandes referentes. “El 2 de Boca tiene que ser feo y meter miedo con la cara”, solía contar el Coco. “Me lo decía siempre y me hacía reír. Y tenía razón: tengo cara de malo, soy feo y alguna patada se me escapa”, le decía tiempo atrás Daniel Cata Díaz a Olé. Y algo o mucho de eso es lo que fue a buscar Costas con la contratación de Rojo: presencia. “Ser capitán de Boca tantos años no es un dato menor”, confió a los suyos el DT. Y agregó: “Es una oportunidad que no podemos dejar pasar”.
Pero la revelación de Costas debía pasar el filtro del presidente Diego Milito (que jugó junto a Rojo en la Selección; compartieron plantel en la Copa América 2011) y del mánager Sebastián Saja. La secretaría técnica que encabeza el Chino no tenía anotado a Rojo en su carpeta por su avanzada edad y por sus múltiples lesiones en los últimos años. El dato duro anuncia que el futbolista jugó 118 partidos en Boca y que se perdió 141; es decir, solo estuvo disponible 45,5 por ciento de los encuentros. ¿Cómo se podía solucionar ese tema? Ofreciéndole un contrato por productividad. “Lo aceptó”, les lanzó el defensor casi sin pensarlo.
Rojo se tiene fe: entiende que aún tiene fútbol para regalar. Y jugar en Racing y pelear por la Copa Libertadores es también una manera de demostrarles que se equivocaron a aquellos que lo echaron por la puerta de atrás de Boca. Se habla, principalmente, de Juan Román Riquelme. “Tiene sed de revancha”, comentan desde el círculo íntimo del formado en Estudiantes de La Plata, quien finalmente optó por no hacerle una oferta.
El contrato de Rojo, se sabe, será por productividad. Tendrá un sueldo básico bajo e irá aumentando según firme planillas y sume minutos. Desde lo físico se siente pleno y considera que está en condiciones de pelear rápido por un lugar. ¿Dónde lo piensa Costas? De central por la izquierda, ahí donde García Basso no está entregando tantas certezas. Incluso en algunos partidos el entrenador tuvo que improvisar con Nazareno Colombo a pierna cambiada.
Rojo ya firmó contrato por un año, fue anotado para la Copa Libertadores y lo presentarán el domingo en el Cilindro. Usará la camiseta número 6. Y viajará a Uruguay para jugar el martes contra Peñarol por la ida de los octavos de final en Montevideo. Lo más probable es que integre el banco de suplentes. Aunque habría que dejar espacio para la sorpresa.
“Marcos no es un jugador que uno tenga que seguir en el día a día, están comprobadas su trayectoria y jerarquía, son intachables. Hace unos días estábamos muy conformes con el mercado. Pero cuando vimos a través de las noticias que Marcos podía rescindir con Boca, vimos la oportunidad, por su experiencia, es ganador de Copa Libertadores. Nos da jerarquía, nos puede dar una mano para todos los objetivos que tenemos, con instancias decisivas. Sumar a alguien que haya ganado esa Copa nos da un valor agregado”, dijo Saja en el programa radial Fútbol Continental.
Y agregó: “A mí me sorprendieron las ganas de él de querer venir a Racing. No tuvimos que negociar nada. Dijo ‘quiero ir a jugar la Libertadores con Racing’. Cuando vas a buscar un jugador de esa jerarquía, normalmente las negociaciones son muy difíciles. Pero encontramos una gran predisposición. Nos habló de Costas, de cómo está el equipo. Por eso se dio todo rápido”.
Ahora resta que Rojo se acople a un grupo que está armado y que tiene los líderes bien marcados: Gabriel Arias, Bruno Zuculini, Santiago Sosa, Luciano Vietto y Gabriel Rojas. Pero desde el cuerpo técnico confían en que el ex Boca será muy bien recibido. ¿Estará en la Bombonera acompañando a sus nuevos compañeros?
Un tema que genera duda en los hinchas académicos es la personalidad de Rojo, que atravesó algunos problemas de indisciplina en Boca, como por ejemplo las llegadas tarde a los entrenamientos. Igual, puertas para adentro en el club destacan la capacidad de Costas para manejar grandes egos y futbolistas con peso propio. Y se menciona las gestiones que hizo el DT de los colombianos Juan Fernando Quintero y Roger Martínez.
Pasó el día Rojo, que arrancó con Boca y culminó con Racing. Ahora solo resta que la pelota empiece a rodar para el subcampeón del mundo en Brasil 2014.