El diplomático ‘silencio anti-Trump’ de los hinchas del Monterrey | Fútbol | Deportes

El diplomático ‘silencio anti-Trump’ de los hinchas del Monterrey | Fútbol | Deportes

Durante los días más agitados en las principales arterias del downtown de Los Angeles, las autoridades y la propia población latinoamericana señalaban como puntos calientes los dos partidos que el Monterrey debía disputar en el megalítico Rose Bowl de Pasadena. Se esperaba que los encuentros del conjunto mexicano en el Mundial de Clubes sirvieran como potente amplificador de las protestas de los latinos contra la política migratoria de la Administración Trump. Sin embargo, en el primer partido disputado el sábado pasado entre el Monterrey y el Inter de Milan no hubo señal alguna de reivindicaciones; ni escritas en pancartas, ni vociferadas en las gradas.

Una semana después, el mutismo sobre el conflicto que ha puesto la integración de la comunidad latinoamericana en Estados Unidos en jaque también imperó en los prolegómenos del duelo entre el Monterrey y el River Plate. “Somos mexicanos y sabemos que estamos expuestos, no conviene llamar la atención. Queremos disfrutar en paz, son los políticos los que tienen que arreglar el problema”, advierte Aarón, un treintañero hincha de los Rayados. El temor a las redadas y a posibles detenciones ha inmerso a los hinchas del Monterrey en un silencio diplomático. “Nos solidarizamos con nuestros compatriotas y con el resto de latinos, pero quizá este no sea el escenario adecuado para pronunciarse. Venimos a disfrutar del fútbol”, apunta Ricardo.

La amplia pradera de hierba que linda con el Rose Bowl fue compartida por la hinchada mexicana y la argentina. Las dos aficiones son dos de las que más acto de presencia han hecho en este Mundial junto a la de Boca Juniors, que ha tomado Miami. Las horas previas parecieron convertirse en un duelo gastronómico de parrillas humeantes. Asados contra comida tex-mex. Bifes y entrañas contra costillas, burritos y fajitas. “No ha habido advertencias por parte de la FIFA ni de nadie, si acaso, la directiva del club ha dejado caer que es mejor no llamar la atención”, explica Ricardo, un fornido seguidor del Monterrey que también reflexiona sobre la ausencia de protestas contra Trump: “Estar aquí comportándonos con corrección es la mejor manera de demostrar que los mexicanos no somos delincuentes”.

Corridos y rancheras mexicanas retumban en los bafles de los coches que atestan el improvisado parking sobre la hierba en el que las aficiones se entremezclan. Un chiquillo con la camiseta de River es jaleado por los seguidores mexicanos que le rodean. La mezcla de aficiones es pacífica y se producen hasta intercambios de viandas. “Es normal que mis compatriotas estén temerosos, yo también lo estaría si viviera en Los Ángeles”, asegura Gregorio un fanático del club mexicano que ha viajado desde Monterrey. “El fútbol no debe ser mezclado con la política, por eso creo que nuestros aficionados no se manifiestan en los partidos. Lo que tengo claro es que sin los mexicanos, ni Los Ángeles ni este país pueden vivir. Somos necesarios”, apunta Miguel, un seguidor angelino.