Cuál es la proteína que ayuda a tener nuevas neuronas

Cuál es la proteína que ayuda a tener nuevas neuronas

El BDNF (del inglés, Factor Neurotrófico Derivado del Cerebro), es una proteína esencial para el desarrollo, el mantenimiento y la plasticidad del sistema nervioso. Su función principal es promover la supervivencia de las neuronas, estimular la formación de nuevas conexiones y facilitar el nacimiento de nuevas neuronas, especialmente en el hipocampo, una región clave para la memoria y el aprendizaje.

Durante el embarazo, el BDNF participa en la maduración de las neuronas y la formación de circuitos cerebrales. En el cerebro adulto, sigue siendo fundamental y se lo considera un actor clave en la capacidad del cerebro para adaptarse, reorganizarse y recuperarse frente a cambios internos o externos.

Para la salud mental, el BDNF se ha convertido en un biomarcador de interés, ya que su disminución se asocia con diversas patologías psiquiátricas y neurológicas, como la depresión mayor, la esquizofrenia, el trastorno bipolar y el Alzheimer y el Parkinson.

Uno de los hallazgos más consistentes en la investigación clínica es la relación entre el BDNF y la depresión dado que numerosos estudios han demostrado que las personas con depresión presentan niveles más bajos de BDNF en sangre y en el cerebro. Además, los tratamientos antidepresivos eficaces elevan sus niveles, lo que sugiere que esto podría ser un componente esencial de la mejoría clínica.

Para la salud mental, la disminución de BDNF se asocia a diversas patologías psiquiátricas y neurológicas.

El estrés crónico y los factores adversos sostenidos provocan una disminución del BDNF, lo que a su vez afecta negativamente la regeneración de las neuronas, la conectividad entre ellas y la función sináptica. Esta contribuye al desarrollo de síntomas como la falta de placer, la apatía, dificultades cognitivas y el predominio de vivencias negativas.

En ese contexto, aumentar el BDNF representa no solo una estrategia terapéutica sino, también, una forma de prevención. No solo los fármacos pueden elevar el BDNF ya que diversas prácticas tienen un impacto directo en mantener o elevar sus niveles.

El ejercicio físico, especialmente el aeróbico sostenido, es uno de los estímulos naturales más potentes para aumentarlo en el cerebro.

También la alimentación influye: las dietas ricas en antioxidantes, omega-3 (presente en pescados grasos) y polifenoles (como los del cacao o el arándano) pueden promover la producción de BDNF.

Puede reducirlo el consumo excesivo de grasas saturadas, azúcar refinada y alimentos ultra procesados, afectando negativamente la salud mental y cognitiva.

El sueño es otro buen regulador ya que el mal dormir reduce sus niveles, mientras que un descanso adecuado favorece su producción.

La meditación, el aprendizaje de nuevas habilidades y la estimulación cognitiva también se han vinculado a incrementos en BDNF, reforzando la idea de que una actividad mental activa protege el cerebro y mejora su funcionamiento.

El BDNF también participa en la regulación de funciones metabólicas, la sensibilidad a la insulina y el control del apetito. Por eso, su alteración no solo se asocia con enfermedades mentales, sino también con trastornos metabólicos como la obesidad o la diabetes tipo 2.

La psiquiatría y la neurología probablemente continúen profundizando en el BDNF como una vía para la prevención y el tratamiento de múltiples condiciones mentales y neurodegenerativas.