En un contexto local y global, donde la exacerbación de lo individual y el pensamiento unívoco parece ser cosa de todos los días, el Centro Cultural de España en Buenos Aires (CCEBA) exhibe las virtudes del trabajo colectivo. Surgida de una convocatoria pública que hizo la institución, la exposición tripartita cuenta con obras de artistas y diseñadores españoles y argentinos. En los tres casos, participan hacedores formados en la educación pública, quienes enfatizan la diversidad cultural y problematizan la discriminación y la violencia, bajo la curaduría de Laura Spivak.
El recorrido temático, primero, advierte la importancia de la inclusión, para luego continuar con el derecho a la manifestación y finalizar con las consecuencias que pueden surgir de una sociedad que no propicia el encuentro.
Se suma la intervención plasmada en las persianas del lugar por la ilustradora Luli Adano, quien celebra la conquista de la ciudadanía que representó la Ley del Matrimonio Igualitario, en coincidencia con los quince años que se cumplen de su sanción.
Diversidad psíquica
Dentro del CCEBA, el gran mural sobre la pared de fondo de la sala 1 que da la bienvenida fue realizado por Andar de Nones, el colectivo conformado por un grupo de artistas con diversidad psíquica oriundos de Zaragoza, España. Se titula Andar de Nones: el mundo en singular.
Guiso gráfico es el método utilizado para lograr el collage blanco y negro, plagado de dibujos, donde los corazones y los cuerpos se vinculan con las palabras y los símbolos. Una elaboración conjunta que pone el énfasis en lo grupal por encima de lo autoral y de cualquier tipo de jerarquía.
“El amor”, es el nombre de esa obra central, acompañada por un documental que registra el proceso para lograrlo, un fanzine que también hace lo propio, y los afiches producidos por los artistas en conjunto con la diseñadora Natalia Volpe –quien oficia de curadora de esta sección– que, a la vez, funciona como metadiscurso de los proyectos anteriores llevados a cabo por el grupo.
“Cada pieza aquí reunida nos recuerda que el arte no pertenece a unos pocos”, indica Volpe, en el texto de sala. “Es un lenguaje común, capaz de abrir horizontes y de imaginar futuros más justos, diversos y compartidos”, sintetiza.
También al amor alude la muestra de La Gloriosa JPG, el colectivo que nació en las aulas de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de Buenos Aires, cuyo activismo se enfoca en la “militancia visual”.

Oda a la imagen pobre
Un poco de luz mi amor es, justamente, el conjunto de obras que hace una “oda a la imagen pobre”, en una relectura del concepto estipulado por la artista Hito Steyerl, basado en la insistencia de una imagen de mala calidad y resolución que se produce, reproduce y circula por los medios digitales.
Curada por Elisa Strada, la pobreza a la que hacen referencia se entiende en tanto no se requieren grandes recursos para lograr ese tipo de imágenes, ni despliegues técnicos, asimismo, tienen un destino masivo.

Son aquellas que están en la calle, en una marcha, en un kiosco o en una vidriera y que, al mismo tiempo, se encuentran en sitios más intimistas, como la pared de una habitación o un álbum de recuerdos.
Y si bien, son austeras en el desarrollo, se enriquecen en el sentido que adquieren en cada nuevo uso. De hecho, en esta muestra, las y los autores calan en lo personal y en lo colectivo, en ese ir y venir, por el que transitan las piezas realizadas en papel de seda en una doble pegatina. Ahora están expuestas en el CCEBA, suspendidas, de acuerdo con la idea curatorial, como en una nube, y valga el parangón epocal con el icloud, donde suelen ir a parar los archivos usados cotidianamente.
Al observarlas se vuelven inevitables las remisiones, como por ejemplo a la marca de alimentos que está representada por un nido, al círculo amarillo del movimiento antinuclear o al logo del Black Panther Party, entre otros trazos políticos evidentes y también pictóricos.
Iconografía del cómic
Nosotros y los murciélagos da el cierre en la sala 3. Esa es la denominación que eligieron los artistas Juan Barro, Bautista Roland, y Juan Pomeranec, para desplegar el conjunto de obras que abordan la iconografía del cómic, el universo de los superhéroes, los imaginarios a propósito del totalitarismo, y los conflictos bélicos.

Un espacio –curado por Emmanuel Franco– donde los distintos soportes, sean los dibujos, la animación o la vestimenta expuesta, se vuelven útiles para indagar en la cultura visual de la guerra en el siglo XX y en torno a ésta; los escenarios de sometimiento, extractivismo y decadencia material y simbólica.
Y aunque, los personajes son ficticios, sí se advierte que están inevitablemente sujetos a la realidad. Por ejemplo, los corporizados en los indumentos que visten a los tres maniquíes expuestos, incluyen referencias a uniformes que existieron, y también al libre albedrío de Roland, el creador, que los mixtura con guiños a la moda oriental y al mismo tiempo a rasgos de tipologías más glam. ¿El propósito? Dar cuenta de la situación abismal que hace que la risa se enfrente a la crueldad, la verdad devenga en propaganda o la sensibilidad se desmorone ante el fanatismo.
Puntualiza el curador que más que una muestra es una jaula para pensar la arquitectura de las imágenes bélicas. “Entre el absurdo y la parodia, usted y el sentido del humor: un primer elemento para construir conocimiento”, concluye.
Andar de Nones: el mundo en singular, Un poco de luz mi amor, Nosotros y los murciélagos se pueden ver en el Centro Cultural de España en Buenos Aires (Paraná 1159) de lunes a viernes de 10 a 19 y sábados de 12 a 18 con entrada libre y gratuita, hasta el 13 de septiembre.