cómo es el arduo proceso de desarrollo

cómo es el arduo proceso de desarrollo

“Todo el mundo sabe cómo se hacen los bebés/ pero nadie sabe cómo se hacen los padres” expresa la canción Les gens qui doutent (“La gente que duda”), de Anne Sylvestre. Se refiere a la vulnerabilidad y la incertidumbre de las personas que dudan y, en esa línea en particular, resalta lo enigmático que es el desarrollo del rol de padres.

Ser madre y padre es un asunto biológico, pero no es lo mismo que la maternidad y la paternidad. Esto último es un difícil oficio a desarrollar, que nunca es completo ni definitivo ya que siempre hay que ir corrigiéndolo sobre la marcha

Un día los chicos nacen, pero los padres no nacen de un día para otro ni se convierten en el momento del parto o de la adopción.

En la mujer, desde el comienzo del embarazo, se producen cambios hormonales y cerebrales durante toda la gestación y más durante el parto, los cuales colaboran y facilitan su conexión y adaptación para cuidar al recién nacido.

El cerebro materno durante el embarazo comienza a experimentar un mayor desarrollo de distintas redes de neuronas en las regiones vinculadas con las emociones, la atención y la motivación para facilitar el vínculo con el bebé.

En este proceso juega un papel fundamental una hormona, la oxitocina, que va incrementando su producción a medida que progresa el embarazo y por la cual aumentan de tamaño aquellas áreas cerebrales maternas relacionadas con el registro emocional (amígdala cerebral), la empatía (corteza frontal y temporal) y el aprendizaje y la memoria (el hipocampo).

Cuando nace el niño, estos circuitos ya están formados, por la cual se refuerzan fácilmente.

En el padre también ocurren cambios cerebrales y hormonales, principalmente después del parto, a través de la experiencia de la interacción con el recién nacido. Se demostró que los progenitores experimentan un aumento en el volumen de la materia gris cerebral en las regiones que participan en la motivación y en la recompensa.

Cuanto más tiempo pasa un padre con su hijo más se activan y desarrollan los lóbulos frontales y temporales relacionados con la interacción social y la empatía.

Y mucho más cuanto más participa en la crianza de su hijo y más tiempo pasa junto a él, ya que se produce así más oxitocina, lo cual fortalece el vínculo emocional.

Otro cambio en el padre es la disminución del nivel de testosterona, lo cual promueve que el hombre reduzca su deseo sexual, aumente su plasticidad neuronal y favorezca una mejor crianza. Esto permite aceptar que el cerebro masculino también tiene su propio “modo papá”.

Cuando cualquier persona asume un rol parental, sucede lo mismo independientemente del género o de la orientación sexual. Es decir, iguales cambios se producen en las parejas homosexuales dado que las experiencias del cuidado cotidiano van reforzando las mismas conexiones cerebrales y los cambios hormonales ya señalados, creando un vínculo fuerte y sano con el bebé o el niño pequeño.

La paternidad o maternidad real empieza y se hace cuando uno se deja afectar por ese nuevo ser. Los padres se van haciendo en el vínculo cotidiano, en el esfuerzo por comprender al niño en su manera de expresarse, en la paciencia que se construye, en el dolor de poner límites y en la alegría de los pequeños logros.