Carlos Vives, cantante de vallenato de 63 años, es posiblemente el samario más popular. En las calles de su natal Santa Marta, perla del Caribe colombiano y capital del departamento de Magdalena, lo abordan mujeres mayores desesperadas por abrazarlo. Vives logró la fama a nivel nacional en los ochenta, gracias a su actuación en la telenovela Gallito Ramírez, y la internacional en los noventa, con su icónico disco La tierra del olvido. Esta semana ha tomado un papel aún más relevante, de cara al aniversario número 500 de la fundación de la ciudad más antigua de Colombia, un acontecimiento en el que ha participado activamente a través de conciertos, charlas y otras actividades. Pero desde el año pasado hay también quienes lo miran con recelo en las mismas calles, porque entró al debate sobre la conmemoración con una defensa del colonizador Rodrigo de Bastidas, que ha alimentado más la polémica. “No es para blanquear la historia”, responde en entrevista con EL PAÍS.
En esa línea, acaba de publicar una nueva canción, 500, en el que celebra el mestizaje y pide una tregua para la herencia europea. “Vamos a hacer una fiesta, indio, africana, española, para acordarnos de aquellos que llegaron con las olas”, dice uno de los versos. Una posición que contrasta con la del presidente Gustavo Petro, que esta semana visitó Santa Marta y calificó lo que ocurrió hace 500 años como un genocidio. “Europa tiene que pedir perdón”, exigió, lo cual Vives señala como una mirada propia de una leyenda negra contra España.
Pregunta: ¿Cuál ha sido su apuesta y cuál es su mensaje en el marco de esta conmemoración?
Respuesta: Para mí era importante que la campaña de los 500 años de Santa Marta, que solo se viven una vez, pusiera sobre el tapete estos diálogos sobre el pasado y decir, perdóname, pero que no todo lo que vino de España fue malo. Miren qué bonita la vida de Rodrigo de Bastidas, [colonizador y fundador de Santa Marta], miren cómo pagó, cómo lo mataron por querer trabajar aquí. No se había contado esa historia y tuvimos la oportunidad de hacerlo, y también la de su amigo, el cacique de Bonda: nadie sabía que allí, en Santa Marta, había un cacique que hizo pactos con Bastidas, se llevaron muy bien.
P. Hubo un concierto y se lanzó un video sobre la historia de Santa Marta con ese mensaje sobre la Colonia, ¿cómo lo recibió la gente?
R. Fue muy emocionante porque fue el cierre de una campaña que empezamos a mitad de año junto con la alcaldía y muchas empresas privadas que se sumaron a la estrategia que presentamos desde mi fundación Tras la Perla, bajo el lema “Santa Marta 500 años ciudad del origen, corazón del mundo”. En ese marco hicimos la canción, que es un viaje a través de las sonoridades samarias, contando un poquito la historia. Era una gran oportunidad para mostrar cosas que no se muestran, como nuestro origen hispano, en una visión diferente de la ya acostumbrada leyenda negra. Era importante rescatar todas nuestras identidades, hablar de las cosas que nos unen, de nuestro mestizaje. Como doliente y un poco estudioso de nuestra historia, para mí era importante darle a cada quien lo suyo, motivar ese sentido de pertenencia.
Yo siento a Santa Marta muy agradecida por todo el trabajo, por todas las cosas maravillosas que han pasado este año y tienen que ver con ese diálogo, esa conversación sobre nuestros pueblos ancestrales, sobre nuestros hermanos mayores o sobre la historia de nuestros afrodescendientes, que no la conocemos. Rescatarlas con sus sombras y luces, aunque sobre todo las luces, que es lo que más se ha ocultado. Siento que se ha liderado un renacer de nuestra hispanidad, y también de nuestra historia siriolibanesa, migraciones que nos han construido y nos han dado cosas maravillosas.
P. Líderes indígenas de la región han reclamado su presencia ancestral en este territorio, buscan que se reivindique que no son 500 años acá, sino miles. ¿Qué les dice?
R. Hay un cálculo de alrededor de 3.000 años de la gente moviéndose y llegando a estas latitudes, así que podemos celebrar eso también. Pero ahora estamos hablando de la llegada de España. A ellos les promueven un discurso contra el español que, al final, se supone que hoy representa las élites industriales, empresariales, la política. Está bien, nosotros como fundación promovemos el diálogo y puedo entender ciertas historias. Pero también existe una leyenda negra. Cuando éramos parte del imperio español, teníamos muchos enemigos que buscaron dividirnos. Si hay gente que se quiere quedar con ese discurso de los pobres africanos y los pobres indígenas, está bien. Aquí trabajamos juntos, hago música con la familia Torres Villafañe, están las canciones con agrupaciones como Mucho Indio. Nuestras melodías son poderosísimas y son las más espirituales porque tenemos una herencia americana, tenemos los ritmos y las cosas más impresionantes porque tenemos una herencia afro. Te hablo desde la música porque ella me ha enseñado a entender la geografía, entender quiénes somos y el daño que nos ha hecho como sociedad esa narrativa, esa leyenda negra… los pueblos que hablamos en español estamos divididos y subdesarrollados. Rescatar esa historia maravillosa de Bastidas no es ocultar la tragedia de nuestro pueblo original, aunque para algunos hablar de una persona buena es un discurso que no sirve.
P. ¿Para usted cuál debe ser el papel del arte frente a la historia del país?
R. Entender y no instrumentalizar, no seguir ahondando en las diferencias y entender qué pasó hace 500 años. No podemos juzgar la historia como si hubiese sucedido hoy. Seguimos aquí los mismos, descendientes de españoles, de criollos, y seguimos hablando mal de nuestra herencia hispánica a nombre de un remordimiento de cosas que pasaron en otra época, además ocultando las cosas hermosas que produjo el encuentro. No me parece justo que hoy esos descendientes de españoles o de criollos sigan creyendo que no son importantes las culturas Taironas, que nuestros pueblos originales de la Sierra no son importantes, o que no es importante lo que nos dicen a través de su sabiduría sobre el problema que estamos viviendo con el agua, el cambio climático, la tragedia de la Ciénaga, el problema de los nevados. Todo eso sí lo entendió Bastidas hace 500 años, quien identificó que la cosa era con ellos. A él no lo valoran porque duró muy poquito y muy pocos conocemos su historia, así que era mejor ponerlo del lado de los malos. Pero aquí no hay malos ni buenos, había unas culturas más evolucionadas y otras menos. Mi mensaje es que la música nos muestra quiénes somos y eso es hay que celebrarlo porque es una herencia hermosa de nuestra hispanidad. Se ama en español, se vive en español, pero también en arhuaco, en kogi, en wayuunaiki. En nuestra América es que unimos nuestra sangre, no podemos seguir despreciando nuestro mestizaje.

P. La conmemoración y el video han revivido la polémica en su contra por esa versión de la historia. ¿Cuál es su posición frente a esas críticas?
R. Está en los libros de historia, en las crónicas de Juan de Castellanos, en el Archivo de Indias. Todos hablan de Bastidas, de sus bondades, de su generosidad y de que sólo pudo fundar la ciudad porque se lo permitieron. Así lo dice la canción: entre la codicia y la humildad terminó entregando su vida. El samario desconocía su historia, de tal forma que como fundación y yo, como samario, buscamos contarla. No para blanquearla, sino para mostrarnos a todos que luego de 500 años seguimos aquí los mismos. Y no quedarnos en esa narrativa sobre nuestro origen hispano miserable, maldito. Yo me quedé aquí, Bastidas decidió quedarse aquí, y si tú te quedas en Santa Marta, pues convives con lo que representa. Y eso era Bastidas. Así está en la historia, en libros como el del profesor Ernesto Restrepo Tirado o en Materiales para la historia de Santa Marta del profesor Arturo Bermúdez. Esa historia no se la inventó Carlos Vives. Lo que pasa es que nadie quiso contarla. A Bastidas había que hacerlo malo porque necesitamos malos para poder ser las víctimas y seguir con ese cuento. ¿Hasta cuándo? ¿No creen que eso influye en el desarrollo de una ciudad y de su identidad? Eso tiene que ver con los problemas que tiene hoy la ciudad.