¿Boca va a jugar mejor sin Serna ni Cascini?

¿Boca va a jugar mejor sin Serna ni Cascini?

Lo mejor que hacía Juan Román Riquelme era pasar la pelota. Le pegaba como los dioses, la cuidaba como nadie y la rompía en los partidos más difíciles. Pero el campeón de dos Libertadores y una Intercontinental era un maestro en el arte de habilitar compañeros. Por algo es y seguirá siendo el máximo ídolo en la historia de Boca.

Pasaron casi dos décadas de aquel esplendor y en su nuevo rol de dirigente Román volvió a pasarle la pelota a los jugadores. Esta semana tomó una decisión de las fuertes, disolver el Consejo de Fútbol, uno de sus caballitos de batalla en estos 6 años y medio de gestión, primero como vice y desde hace casi tres como presidente. Su llegada al poder significó dejar atrás los despachos, el marketing y los trajes ejecutivos para recobrar a la añoranza de la vieja época, el pasto, el mate y la ropa de entrenamiento. Y se rodeó de exfutbolistas, fiel a su estilo, pero resistió lo que pudo. Las salidas de Mauricio Serna y Alfredo Cascini son su primer paso hacia atrás en la política de la institución.

Chicho salió a hablar y aclaró muy conmovido que daba un paso al costado por amor a Boca. Antes de esta era estúpida de agresión y destrato, su nombre era símbolo de garra, virtud en peligro de extinción a orillas del Riachuelo. “Hoy me tocó a mí”, lamentó el colombiano, en lo que pareció una triste inclusión en la lista de fusibles, entrenadores y futbolistas, que vienen alternándose.

Cascini, autor de un penal que ya se hizo mito ante el Milan, nunca estuvo plentamente identificado con el hincha de Boca. A diferencia de Serna, por ahora eligió el silencio y es una incógnita saber cuál será la reacción ante la decisión de Riquelme. Trascendió que la noticia lo encontró ocupado en el dentista. En el medio, un ciclo de debate televisivo recordó con tono de burla su pasado como panelista: “Ya se va a saber la verdad”, dijo una vez ante las cámaras, en una frase que se hizo meme. ¿Qué dirá ahora?

Los que tienen que hablar ahora son los jugadores, aunque la disolución del Consejo de Fútbol difícilmente impacte en forma instantánea y mejore el rendimiento del equipo, porque encima le espera un rival de los bravos. Este sábado se enfrentará a un Racing con la cabeza en la Libertadores pero consolidado como pocos en el fútbol argentino: Gustavo Costas es el segundo entrenador con más tiempo en su cargo en toda la Primera División, desde diciembre de 2023, detrás de Eduardo Domínguez en Estudiantes.

Mucho más preocupante que la racha histórica de 11 partidos sin triunfos es la de siete que pertenecen exclusivamente a Russo, que son 17 si se suman los de la seguidilla que decantó en su despido, en agosto de 2021. Miguel, como siempre, quiso transmitir calma y se mostró optimista en la previa del clásico contra la Academia, pero la sensación es que le está costando encontrar certezas. Una es determinar de qué poner a Leandro Paredes y, lo más importante, cómo y de quién rodearlo; la otra es resolver si esta versión contrariada de Edinson Cavani tiene que ser necesariamente titular. El problema de fondo parece estar en el vestuario.

A la espera de un mánager que renueva los ánimos y con Marcelo Delgado como único sobreviviente, los encargados del fútbol de Boca, incluido el propio Riquelme, deberán trabajar a mediano y largo plazo en la conformación de un plantel de profesionales que deje de ser noticia por tener futbolistas que se resisten a irse, que piden ser transferidos o que hacen todo para ser eyectados. La paciencia de los hinchas está en su punto límite, y Román ya demostró que lo sabe.