Boca necesita goles y se instaló en la “Ciudad de la música” con la fe intacta para enfrentar a Auckland City en busca del boleto a octavos de final

Boca necesita goles y se instaló en la “Ciudad de la música” con la fe intacta para enfrentar a Auckland City en busca del boleto a octavos de final

Boca Juniors está ante la chance de hacer historia en el Mundial de Clubes. Avanzar a los octavos de final y superar el Grupo C luego de enfrentar a dos equipos europeos como Benfica (2-2) y Bayern Múnich (1-2) sería más de lo soñado para el equipo de Miguel Ángel Russo. Las probabilidades son bajas, pero esto es fútbol y no matemáticas. “Esas cosas se dan”, dijo el entrenador tras el partido con los alemanes. Y para que se den necesita goles, muchos goles.

El plantel del conjunto argentino se entrenó este domingo por última vez en la Universidad de Barry, en Fort Lauderdale. Por la noche, la delegación completa cenó asado en una parrilla argentina de Miami. El lunes por la mañana hizo trabajos de activación en el Hotel Hyatt Las Olas y después del almuerzo partió para Nashville, la capital del estado de Tennessee, la Ciudad de la Música, escenario para el duelo de este martes ante el Auckland City de Nueva Zelanda.

Y las cuentas le dan así: primero necesita que Bayern Múnich le gane a Benfica y después descontarle siete goles a los portugueses. Es difícil, pero no imposible. Para conseguirlo, Russo recuperará al uruguayo Edinson Cavani, que todavía no tuvo minutos en el Mundial de Clubes. El Matador de Salto sufrió una lesión en el sóleo antes del Superclásico del 27 de abril. Y forzó su regreso para estar -y dar la cara- ante Independiente en los playoffs del Apertura. Se resintió de la lesión y en Estados Unidos trabajó en el gimnasio hasta el último sábado, cuando se incorporó a los trabajos con el resto del grupo.

Cavani esperará su oportunidad en el banco (desde las 16, hora de Argentina, con el arbitraje del sueco Glenn Nyberg) para que el torneo tenga tal vez en el campo a una de sus principales figuras: el uruguayo es una de las caras del Mundial de Clubes. Tendrá dos opciones cuando surja la oportunidad de ingresar. Es que el incansable Miguel Merentiel, de gran momento luego de su -casi- gol ante Benfica y de su obra maestra ante Bayern Múnich, estará acompañado por Milton Giménez.

Y para abastecerlos, Russo intentará abrirles la cancha. Estará Alan Velasco para conducir, pero Malcom Braida se metería en el equipo para hacer el dos-uno con Lautaro Blanco. El DT “sacrificaría” a Carlos Palacios o a Kevin Zenón, y a Tomás Belmonte para tener mayor presencia en ataque. Mientras que para reemplazar al desgarrado Ayrton Costa, Marco Pellegrino parece ganarle la pulseada a Marcos Rojo. Aunque habrá que esperar: “Me tomo todo el tiempo habido y por haber“, bromeó Russo.

Entonces, un posible once para enfrentar a Auckland City sería con Marchesín; Advíncula, Di Lollo, Pellegrino, Blanco; Palacios o Zenón, Battaglia, Braida; Velasco, Giménez y Merentiel.

El otro dato a tener en cuenta es el calor sofocante que reina y el horario de inicio del partido, que será a las 14 de Nashville. Boca necesita intensidad y ritmo para conseguir un triunfo contundente frente a un rival “semiamateur” que perdió 10-0 ante Bayern Múnich y 6-0 frente a Benfica. Pero la temperatura será una dificultad para el conjunto argentino.

El Geodis Park, el estadio que la ciudad construyó para que el Nashville SC pudiera competir en la MLS, tiene capacidad para 30.000 espectadores y otra vez los hinchas de Boca prometen aportar su color y montar una nueva fiesta. El público sudamericano, pero especialmente el de Boca, fueron grandes protagonistas del primer Mundial de Clubes de la historia y hasta despertaron los elogios del presidente de la FIFA, Gianni Infantino.

Los hinchas llegan de a montones y este lunes se reunieron para un nuevo banderazo a orillas del Cumberland River, que desciende hacia el oeste. En Nashville, hombres y mujeres que lucen sombreros de cowboys y botas texanas, se sorprenden con los grupos de gente vestida de azul y amarillo que se reconocen en las esquinas al grito de “Boca, Boca, Boca”, y se mezclan con la música en vivo que emerge de los bares Honky Tonk de la avenida Broadway, en la tierra de Johnny Cash, el mayor exponente de la música country estadounidense.