En cuestión de horas, después de recibir la información adecuada, Migraciones le informó al fiscal Eduardo Taiano que el falso Julian Peh, que en realidad se llama Peh Chyi Haur, ingresó a la Argentina el 16 de octubre del año pasado a las 23.12 horas y se fue el 20 de ese mismo mes a las 22.16. Se trata de un empresario oriundo de Singapur, CEO de una empresa denominada KIP Protocol, que se reunió con Javier Milei durante aquella estadía en el país, se sacó fotos con él, y quedó anotado en el Registro Único de Audiencias que maneja el Ministerio del Interior con el nombre trucho (o seudónimo) y un número de documento inexistente. Es uno de los imputados en la causa sobre la criptoestafa con $LIBRA, ya que su compañía podría haber estado asociada al lanzamiento del token que causó pérdidas millonarias a la mayoría de los inversores que compraron al ver que lo respaldaba el Presidente.
Quién es quién
Hay varias cuestiones llamativas e interrogantes alrededor de este personaje. El día después del posteo de Milei que llamaba a comprar $LIBRA y que terminó en escándalo, el Gobierno difundió a través de la cuenta de “X” de la llamada “Oficina del Presidente”, un comunicado que empezaba hablando del encuentro de Milei con quien no dudaba en llamar Julian Peh, pese a que no era su nombre, que había ocurrido cuatro meses antes. Había sido en el Hotel Libertador, en el contexto del Tech Forum, el evento que armaron los criptobros amigos del mandatario, Mauricio Novelli y Manuel Terrones Godoy, con la idea de cultivar negocios en criptomonedas, inteligencia artificial y blockchain y tenderle puentes al jefe de Estado con ese mundo. El hombre de Singapur hizo una exposición el último día, justo antes del discurso que dio ahí Milei.
Aquel comunicado oficial, del 15 de febrero, le atribuía a Peh el manejo de $LIBRA y un proyecto vinculado a la criptomoneda llamada “Viva La Libertad” destinado el financiamiento de emprendimientos que daba a entender que se había gestado en el Tech Forum (aunque no se hizo real). Decía algo más: que Novelli era parte de KIP. Recién en el tercer párrafo mencionaba al estadounidense Hayden Mark Davis como quien se ocuparía de la “infraestructura tecnológica” según lo dispuesto por la empresa KIP Protocol. “El Sr. Davis no tuvo ni tiene ninguna vinculación con el gobierno argentino y fue presentado por los representantes de KIP Protocol como uno de sus socios…”. Luego el texto decía que Milei había tuiteado como siempre pero que no tenía nada que ver con el desarrollo del criptoactivo. “Para evitar cualquier especulación y no darle mayor difusión, decidió eliminar la publicación”, decía.
A la distancia, da la impresión de que la Casa Rosada se empeñó en intentar desdibujar el papel de Davis, CEO de la firma Kelsier Ventures, quien se encargó en persona de salir a decir horas después del “rug pull” –el tirón de alfombra que derivó en pérdidas millonarias para más de 40.000 inversores– que era asesor de Milei, que se había sorprendido porque el Presidente borró su posteo original y que él (Davis) se había quedado con 100 millones de dólares de Argentina y que quería devolver. Es más: dijo que habían acordado con el Presidente una suerte de difusión de la criptomoneda en etapas. Con el primer tuit, que Milei publicó el 14 de febrero a las 19.01 (que incluía un link al contrato para comprar el token y un link de “Viva la libertad Project”) pero que borró cerca de la medianoche; un segundo posteo con un video, que no se concretó, y una tercera etapa con difusión en las redes a través de otras figuras públicas.
Aquel relato de Davis, como es obvio, no se condice con lo que describía la Oficina del Presidente. El joven empresario estadounidense incluso pasó a la ofensiva en la causa civil que tramita en Nueva York, donde es foco de la demanda de unos 200 inversores que impulsan una causa colectiva. Allí dijo en una declaración espontánea que el hecho de que Milei hubiera borrado su posteo sobre $LIBRA había propiciado la defraudación. Según su versión, él no obtuvo ninguna ganancia sino que tres billeteras ajenas a él que tenían información privilegiada se llevaron la porción más importante. En Estados Unidos hay una audiencia clave ante la jueza Jennifer Rochon el 19 de agosto, y habrá que ver si ahí surge algo nuevo. Allí también estaba mencionado Peh como Julian. El hallazgo de su verdadera identidad, debería tener algún impacto en ese expediente también, que hasta ahora el singapurense venía esquivando, igual que el que está a cargo de la jueza María Servini y el fiscal Taiano.
Es curioso el esfuerzo que hizo el Gobierno por darle a Peh un papel protagónico. Su empresa hizo un posteo al mismo tiempo que Milei publicaba uno que decía que no estaba interiorizado acerca del proyecto y que era una iniciativa privada: esa publicación de KIP decía que todo había sido un éxito, cuando había colapsado la criptomoneda y dejado miles de afectados en cuestión de horas. También decía el texto que Milei no tenía ninguna relación con el asunto. El programador Maximiliano Firtman recordó por estas horas que KIP diría poco después que todo lo que habían publicado había sido por pedido de Novelli, quien lo había llamado un día antes del lanzamiento para ofrecerle repartir la plata de $LIBRA en Argentina entre pymes y que Davis se ocuparía de todo. De todos modos, aclaraba que su empresa en rigor no había hecho nada. Y que si bien la página web de “Viva la Libertad” tiene su nombre, él ni su firma tienen acceso y no la pueden desactivar.
La pregunta que queda flotando es ¿Quién tuvo el papel determinante en toda esta historia? Si a Milei lo envolvieron en un negocio fraudulento ¿Por qué nunca denunció a nadie? ¿Por qué desde un comienzo se buscó minimizar el papel de Davis? Es todo muy dudoso, más aún teniendo en cuenta que según los registros Peh estuvo una vez en Argentina, pero el año pasado Davis estuvo seis veces, en tres de las cuales estuvo en la Casa Rosada, aunque también estuvo en el Tech Forum, en primera fila.
¿Dónde está Julian Peh?
Hace tiempo que Migraciones le había dicho al fiscal Taiano que nadie con el nombre Julian Peh ni el número de identificación que aparecía en el registro de audiencias había ingresado al país. El fiscal no se puso a buscar si el nombre era real. Le pidió un informe a Interpol Singapur, que esta semana respondió que esa persona no existe. En el ínterin Firtman y otros programadores, e incluso uno de los querellantes, Martín Romeo, se pusieron a rastrear si se trataba de un nombre falso o seudónimo, y a través de publicaciones de nicho de los días cercanos al lanzamiento de $LIBRA y de información del colegio y la universidad a las que fue el empresario de Singapur, dieron con su nombre real: Peh Chyi Haur. También se puede escribir Bai Qihao, explicó Firtman.
Otra de las querellas, que representa Juan Grabois, pidió un reporte migratorio urgente, y llegó este viernes en pocas horas. Por la información oficial, Peh no estuvo en Argentina más que para el Tech Forum. En la reunión que tuvo en ese contexto fue registrado con un nombre que no era verdadero y un documento inexistente. ¿Tuvo otros encuentros con gente del gobierno? ¿Comunicaciones? Eso también requiere respuesta ¿Cuál fue su verdadero papel en $LIBRA? No está claro todavía. Pero pareciera que el Gobierno quiso orientar las miradas hacia él en febrero último y no sobre Davis. En la causa hay un tema clave pendiente, ordenado por Taiano esta semana: la identificación a través de la ruta de los fondos, de quién recibió transferencia millonarias de Davis cuando estuvo el 30 de enero en la Casa Rosada, así como el 3 de febrero, día previo a que Novelli abriera dos cajas de Seguridad en el Banco Galicia (luego vaciadas por su madre y su hermana), y el día previo al lanzamiento de $LIBRA. Fueron montos de medio millón, 1,2 millones, y 1,9 millones de dólares respectivamente.
En aquel comunicado de la Oficina del Presidente que daba la primera versión de los hechos, decía que el Presidente tenía “vocación por la verdad” y “está comprometido con el debido esclarecimiento de este hecho hasta sus últimas consecuencias”. Ahí mismo decía que investigaría la Oficina Anticorrupción y habría una Unidad de Tareas de Investigación dentro del Ministerio de Justicia. La OA cerró la investigación y dijo que no había faltas de ningún tipo, porque no hubo dinero público en juego y Milei tuiteaba como ciudadano común. La famosa UTI, dentro del Ministerio de Justicia de Mariano Cúneo Libarona, se cerró sin mostrar los resultados de su trabajo.