San Lorenzo venció a Vélez en un duelo caliente y se trepó a la punta de la Zona B

San Lorenzo venció a Vélez en un duelo caliente y se trepó a la punta de la Zona B

“Donde hay una necesidad, nace un derecho”, es una frase atribuida a Evita que a este San Lorenzo necesitado económica, política y futbolísticamente le cabe al dedillo. En la imperiosa necesidad azulgrana de salir del pozo nace el derecho de sus pibes a hacerse señores jugadores. A la fuerza, sí, pero comandados por un hombre que los conoce mejor que nadie, como Damián Ayude, porque los dirigió (y muy bien) en la Reserva.

Ahora, en Primera, Ayude está construyendo un equipo que velozmente capta su mensaje y juega como él quiere: sin vueltas, directo, enchufado a 220. Así dejó atrás el dolor de la eliminación en la Copa Argentina y se recuperó con un triunfazo por 1 a 0 ante Vélez en un Nuevo Gasómetro que se calentó las manos aplaudiendo a todos, pero más que nada a los juveniles. Nueve de los 16 futbolistas que sumaron minutos fueron surgidos de sus Inferiores.

Con esta victoria, los de Boedo quedaron por ahora primeros en la Zona B, invictos. Los de Guillermo Barros Schelotto se vienen desinflando y después de ganar en la primera fecha sumaron dos empates sin goles y esta derrota.

No será un clásico. Pero que se tienen pica, se tienen pica. Cada vez que chocan, ya sea en el Bajo Flores o en Liniers, se sacan chispas. Al minuto, el árbitro Facundo Tello, había sacado la primera amarilla por un patadón desde atrás de Elías Báez. A los 4, había una amarilla también para el visitante, por una infracción de Claudio Baeza. A los 22, había cuatro amonestados.

Siempre al límite desde los dos equipos jugaron, como si fuese la única manera de no pasar frío en una helada noche porteña. La paridad no se rompía. Los esquemas en espejo (4-3-3) se anulaban. El Fortín pareció apretar el acelerador en el inicio, pero ahí se quedó, sin ser profundo, sin ganar por las bandas. Hizo un gol, sí, pero fue bien anulado por offside.

Extrañó en el círculo central a Agustín Bouzat, el capitán ausente por un desgarro en el gemelo derecho. El debut de Rodrigo Aliendro le dio toque y distribución, pero aún debe entrar en sintonía con los demás. El que no extrañó a Andrés Vombergar fue el Ciclón. Ayude decidió meter mano ante la sequía del ‘9’ y puso a Matías Reali para correr a Alexis Cuello adentro del área. Le dio resultado.

Le funcionó, principalmente porque Cuello le dio dinámica en el ataque. Es un extremo devenido en centrodelantero que no se queda quieto y eso desorienta las marcas de los centrales. Ya había tenido una clarita de cabeza tras un centro de Nicolás Tripichio, que volvió de una lesión. Y otra de chilena que se fue cerca. La tercera fue la vencida. Esa jugada tuvo el sello de su entrenador.

Presionado por el rival, el local no se puso nervioso ni colorado por tocar para atrás hasta su arquero. Orlando Gill levantó la cabeza, escaneó rápidamente la escena y mandó una bola larga que lo encontró habilitado yendo al espacio a Ezequiel Cerutti, que estuvo más despierto que Lisandro Magallán y dio el pase-gol al medio para que Cuello solamente la tuviera que empujar casi debajo del arco.

Vélez se desorientó. No vio venir ese golpe al mentón y quedó por un largo rato perdido en la cancha. San Lorenzo aprovechó y lo fue a buscar. Reali tuvo el segundo de una situación que nació desde un lateral y derivó en otro centro incisivo de un Pocho Cerutti, que por la derecha obra como un wing de antaño. Vélez sintió que todavía tenía vida en el partido. Por eso terminó el primer tiempo intentando entrarle al dueño de casa por todos lados, pero se chocó contra una defensa bien plantada.

San Lorenzo se rearmó tras el descanso con un par de cambios (debutó el juvenil Juan Cruz Rattalino) y de nuevo puso contra las cuerdas a un Fortín desconocido. Tomás Marchiori mantuvo la mínima diferencia en el marcador ante un cabezazo de Jhohan Romaña. Tripichio, Reali y Gastón Hernández también contaron con posibilidad de aumentar y no tuvieron buena puntería.

Vélez se lo perdió en el final con Dilan Godoy. En la necesidad del Ciclón nace un equipo que late con el corazón de sus pibes.