Dudaba entre escribir sobre Leni Riefenstahl o sobre Carrie Bradshaw, así está el patio. Sobre la primera por Riefenstahl, el fantástico documental de Andres Veiel que se puede ver en Movistar+ desde el 1 de agosto, y sobre la segunda por el anuncio de la cancelación de And Just Like That. Así que he decidido escribir sobre las Mitford.
Se ha estrenado hace un par de semanas Escandalosas, también en Movistar+, la serie creada por Sarah Williams, que adapta la biografía de las hermanas Mitford que escribió Mary S. Lovell. Si usted sabe quiénes fueron las Mitford, está de enhorabuena. Si no lo sabe, también, porque puede descubrir un universo fascinante. Seis hermanas, seis. Aristócratas británicas. Excéntricas, incluso para ser aristócratas y británicas. Seis mujeres que llevaron a sus espaldas la historia del siglo XX. Una nazi que departió con Hitler, una comunista que huyó a España en plena Guerra Civil junto a su novio (y primo segundo) brigadista. Una conocida novelista y ensayista, amiga, entre otros, de Evelyn Waugh. Una fascista enamorada del líder del fascismo británico. Una criadora de gallinas lesbiana. Y una duquesa, abuela de la modelo Stella Tenant. Imagínense qué cenas de Navidad. No doy más detalles de sus vidas para que nadie me acuse de destriparle la serie.
Escandalosas comienza la historia de las hermanas en 1931 y me temo que sus seis capítulos no dan ni para acercarse, por espacio, por tiempo y por importancia, a dibujar su retrato completo. Se merecerían un Universo Cinemático Mitford a la altura del Universo Cinemático Marvel. Para profundizar en ellas, si uno se atreve a saltar de la pantalla al papel, lo mejor es leer las cartas que se intercambiaron a lo largo de las décadas, cuyo compendio está editado en castellano en 2016 por la editorial Tres Hermanas bajo el nada críptico título Las Mitford. Cartas entre seis hermanas. Casi 800 páginas de correspondencia efectuada entre 1925 y 2002, por las que se pasean Cecil Beaton, Churchill, Dior y Kennedy, entre muchos otros. Cojo mi ejemplar y leo una carta al azar, de Diana a Nancy, fechada en julio del 46: “La noche que pasé en Londres fui (sola) a ver La casa de Bernarda Alba, es nuestra historia con Muv [su madre]. Si la ponen en París tienes que ir a verla”. Ni Lorca, ni Williams, ni Lovell: nadie cuenta tan bien a las Mitford como ellas mismas.