Las cooperativas rurales ofrecen una alternativa ante la disminución de la ayuda internacional | Planeta Futuro

Las cooperativas rurales ofrecen una alternativa ante la disminución de la ayuda internacional | Planeta Futuro


Justo cuando el mundo más necesita una acción colectiva para superar los retos globales, el sector del desarrollo internacional se siente más agotado y fragmentado que nunca. El año pasado, por primera vez en seis años, la ayuda internacional de los principales países donantes se redujo, y se anunciaron nuevos recortes para 2025. Mientras tanto, los programas de desarrollo en todo el mundo han tenido dificultades para mantener el impulso y se han enfrentado a recortes de personal y de alcance.

La lucha contra el hambre, la pobreza y la desigualdad en el mundo se ha visto socavada por los conflictos, la austeridad y las disputas comerciales, todos ellos agravados por los efectos de la crisis climática. La inseguridad alimentaria aguda y la malnutrición aumentaron por sexto año consecutivo en las regiones más frágiles del mundo el año pasado.

Sin embargo, mientras el sector del desarrollo mundial se enfrenta a reveses, las cooperativas gestionadas por agricultores ofrecen una alternativa a las comunidades rurales de los países de ingresos bajos y medios, que se encuentran entre los más vulnerables a los recortes de la ayuda, los efectos del clima y otros retos.

Las cooperativas agrícolas ofrecen a los pequeños agricultores una forma de aprovechar su poder colectivo para construir sistemas alimentarios sostenibles e inclusivos que puedan sustentar comunidades saludables, prósperas y resilientes al clima.

Para los organismos de desarrollo internacional y los donantes que buscan maximizar el impacto en un momento de disminución de los recursos, apoyar y ampliar las cooperativas es una opción poderosa y rentable para lograr un cambio tangible que mejore la vida de las personas. Para ampliar el impacto en las regiones frágiles en particular, los donantes y los organismos deben dar prioridad a las inversiones en cooperativas dirigidas por agricultores, especialmente aquellas que defienden a las mujeres y los jóvenes, a fin de lograr la resiliencia y la seguridad alimentaria a largo plazo.

Hay tres millones de cooperativas en todo el mundo, que representan al menos a 1.200 millones de miembros

Desde el empoderamiento de las mujeres y el fomento de la resiliencia climática hasta el apoyo a los agricultores para reforzar la seguridad alimentaria de forma sostenible, el Año Internacional de las Cooperativas 2025 es un recordatorio de que los agricultores son más fuertes cuando trabajan juntos.

Las cooperativas han sido durante mucho tiempo un enfoque eficaz para promover los objetivos comunes de una comunidad de manera colectiva e inclusiva. Hay tres millones de cooperativas en todo el mundo, que representan al menos a 1.200 millones de miembros. Sin embargo, en los últimos años, tanto la necesidad como el potencial de las cooperativas han aumentado, ya que las comunidades se enfrentan a una confluencia de retos y presiones para producir más con menos.

En todo el mundo, las comunidades se enfrentan cada vez más a la realidad de que deben buscar soluciones desde dentro. Vecinos y aldeas están formando cooperativas para poner en común sus recursos y desarrollar soluciones locales para los retos locales.

En Nepal, por ejemplo, los productores lácteos de todo el país sufren las consecuencias del deterioro y el desperdicio habitual de la leche debido a la falta de almacenamiento en frío. Esto, a su vez, limita la capacidad de los agricultores para acceder a los mercados y obtener ingresos estables, lo que en última instancia repercute en los resultados educativos, sanitarios y económicos de las comunidades rurales.

Con la ayuda de Heifer International, un grupo de mujeres agricultoras creó la Cooperativa Lechera Bihani. De recolectar solo 150 litros de leche al día, la cooperativa formada exclusivamente por mujeres pasó a almacenar hasta 1.850 litros al día cuatro años después, lo que proporcionó a las productoras un gran poder de negociación a la hora de vender su leche. Posteriormente, la cooperativa diversificó sus productos para ampliar su mercado y sus oportunidades de ingresos.

En Ecuador, cuatro organizaciones de productores crearon el primer mercado en línea propiedad de agricultores

Como organizaciones basadas en la afiliación y situadas en el centro de los sistemas alimentarios, las cooperativas agrícolas también pueden abordar múltiples retos simultáneamente: impulsar la productividad, fomentar la resiliencia climática, ampliar el acceso a los mercados y proporcionar ingresos estables.

En Uganda, por ejemplo, la Cooperativa de Ganaderos y Productores Lácteos de Dwaniro ha desarrollado un modelo integral que incluye la recogida de leche, servicios veterinarios, una tienda de alimentación y un plan de ahorro y crédito.

Con solo 30 miembros en 2011, la cooperativa cuenta ahora con más de 900 agricultores registrados, recoge más de 35.000 litros de leche al día y tiene una cartera de préstamos de más de 280.000 dólares estadounidenses (240.960 euros). La cooperativa ha mejorado los medios de vida de más de 10.000 beneficiarios indirectos, ha fomentado la resiliencia económica y ha contribuido al objetivo más amplio del desarrollo rural en Uganda.

En otros lugares, las cooperativas están adoptando nuevas tecnologías para adaptarse a los retos locales. En Ecuador, cuatro organizaciones de productores crearon el primer mercado en línea propiedad de agricultores, aprovechando el comercio electrónico para vender alimentos cultivados por 400 pequeños agricultores. Nacida de la necesidad creada por las restricciones de la pandemia de la covid-19, la plataforma en línea aumenta el acceso al mercado y la transparencia, permitiendo a los usuarios rastrear la procedencia de sus alimentos.

Mientras que la cooperación mundial en torno a retos como el cambio climático, el hambre y la pobreza se tambalea, las cooperativas constituyen una fuente de fortaleza, innovación y crecimiento dentro de las comunidades.

Además, a medida que disminuyen las fuentes tradicionales de ayuda, los organismos de desarrollo y los donantes tienen una gran oportunidad de intervenir y prestar un apoyo oportuno a estos proyectos escalables y dirigidos por las comunidades. Se trata de una forma de establecer un cambio duradero, en el que los propios agricultores construyen sistemas resilientes que siguen abasteciendo a sus comunidades mucho después de la inversión inicial.

Los planes e intervenciones de desarrollo deben aprovechar al máximo el modelo cooperativo como una forma probada de ayudar a las comunidades a ayudarse a sí mismas, para que podamos construir juntos un mundo mejor.