Denuncias falsas: cuando los más chicos se convierten en “bomberos de un incendio ajeno”

Denuncias falsas: cuando los más chicos se convierten en “bomberos de un incendio ajeno”

El sobreseimiento por parte de la Justicia platense de un padre en una causa por falsa denuncia puso de relieve, otra vez, la manipulación a la que son expuestos, y sufren, los hijos, en el marco de un divorcio violento o complicado y cuyo principal objetivo apunta no solo a separar la pareja, sino también a romper el vínculo parental con los más chicos de la casa.

Pero también, este fallo puso otra vez sobre la mesa de debate la necesidad de avanzar en normativas como la “Ley de la Falsa Denuncia”. Aquellas iniciativas que buscan sancionar con mayor severidad a quienes utilizan el sistema judicial de manera maliciosa.

Este caso, que se conoció esta semana (ver aparte), se suma al del médico Pablo Ghisoni, que también fue denunciado falsamente por la madre de sus hijos, utilizando, precisamente, a uno de los chicos para impulsar una denuncia en su contra por abuso sexual. En este caso, la situación escaló de tal modo que el médico pasó tres años en prisión por esa falsa denuncia. Como se recordará, el caso se develó hace dos semanas cuando lo contó el propio hijo, que había sido manipulado por su madre, contó a través de un video el manejo que hizo su madre sobre él para denunciar a su padre.

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Según datos que se manejan en el ámbito de la Justicia nacional, se cree que de cada mil abusos sexuales infantiles, sólo cien se denuncian y uno solo recibe condena. De acuerdo con antecedentes de 2018 del Ministerio Público Fiscal (MPF), del total de las causas que se inician por denuncia de abusos intrafamiliares, dos o tres son falsas. Se trata, en definitiva, de situaciones en las que el dolor y el daño que provocan son irreparables y difíciles de entender.

Pero, ¿qué puede llevar a una persona para impulsar una denuncia falsa a través de los hijos?

Según Juan Tesone, psiquiatra, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y exdirector del Centro Pichon-Rivière de Francia, “una persona que no siente pudor ni culpa haciendo una denuncia falsa de abuso sexual de alguno de sus hijos, incriminando al padre o a la madre, más allá que comete un delito, no es alguien que actúe en el interés de sus hijos, sino de su propio Ego. No le importa el daño que puede causar, no sólo a su pareja, madre o padre de sus hijos, ni a su entorno familiar, sino que ataca el vínculo parental. El de sus hijos con el padre o madre denunciados, sino que también daña el mundo interno de sus propios hijos”.

Por su parte, Alejandra Doretti, médica psiquiatra y psicoanalista del Departamento de Niños de APA, afirma que “cuando la función de los padres se ve alterada por cuestiones de la pareja, a los chicos les tambalea toda su estabilidad. Y además, sobre todo, si se convierten en jueces, si algunos de los progenitores los colocan con la posibilidad de opinar sobre la dinámica de la pareja, esto hace que los chicos entren a jugar un lugar que no les corresponde, porque quieren a ambos y necesitan a ambos”.

En este sentido, Doretti señala que se trata de una tesitura muy común que los padres pongan de jueces a los hijos. “Es una circunstancia que se ve en los divorcios todo el tiempo, aunque no llegue a la gravedad que uno percibe cuando se los impulsa a que digan que un padre abusó de ellos. Me parece que muchas veces, cuando ya no hay un espacio de discusión de temas de la pareja, el escenario de discusión desciende a la escena de la filiación, desciende a la familia”, agregó.

En relación con el impacto emocional que puede sufrir el menor, Doretti sostiene que “cuando los chicos perciben violencia y son testigos de situaciones de violencia, o este tipo de divorcios mal encaminados, pueden empezar a mostrar trastornos de ansiedad, se deprimen, y no pueden realizar sus propias tareas. Cuando el entorno es caótico y está teñido de violencia, el chico no puede atender sus propias cuestiones. Está atendiendo un incendio ajeno. Es bombero de un incendio ajeno, por así decirlo”.

Tesone sostiene que “no se puede generalizar, habrá que evaluar cada niño o cada adolescente. Pero es probable que haya generado un efecto disruptivo y desorganizante de su mundo interno, cuyo impacto traumático se podrá medir con el tiempo. Será su vínculo con el genitor denunciante el que se verá más afectado”.

Durante la entrevista con Tesone avanza en un tema que también pone a prueba los estamentos judiciales y tiene que ver con la confirmación del abuso por parte del menor. “La respuesta es sumamente compleja, dado que depende en gran parte de la evaluación que hagan los peritos, y cuanto más chicos son los niños, más difícil es. Sin embargo, si se hiciesen estudios longitudinales, con evaluaciones reiteradas en el tiempo, se reduciría el margen de error. Actualmente, cuando las evaluaciones se realizan en Cámara Gesell, durante la cual, funcionarios judiciales y abogados defensores visualizan simultáneamente la entrevista, e incluso, en algunas oportunidades, alguno de los presentes puede hacer irrupción en la entrevista mediante preguntas escritas en simultáneo, produce un impacto disruptivo en el clima de confidencialidad y confianza que debe reinar en toda entrevista psicológica, en particular con niños”, aseguró, por último, el exdirector del Centro Pichon-Rivière de París.

Vivió un calvario, fue sobreseído

Agencias

Después de padecer un verdadero infierno, Néstor Adrián Santiago fue sobreseído de una denuncia por abuso sexual en perjuicio de su hija menor de edad, luego de que la Justicia platense determinara que la acusación era falsa y carecía de pruebas. La denuncia, interpuesta por su expareja mantuvo a Santiago alejado de su hija durante cuatro años.

El caso, que tramitó en la Fiscalía N°5 a cargo del fiscal Juan Menucci, fue archivado luego de una exhaustiva investigación que no encontró sustento para la acusación. Finalmente, el juez a cargo dispuso el sobreseimiento total de Santiago, quien ahora busca reestablecer el relación con su hija.

Según contó el propio Santiago, vivió años de calvario por una denuncia que nunca debió hacerse. “Fueron años de dolor, ausencias y afecciones propias de vivir bajo una falsa acusación. Perdí tiempo irrecuperable con mi hija”.

El hombre anunció que iniciará acciones legales contra su expareja por el presunto delito de falsa denuncia agravada. El abogado defensor de Santiago, Lautaro Slpizer, fue clave en la resolución del caso.

Tal como ocurrió con el caso Ghisoni, esta causa reaviva el debate sobre la necesidad de normativas como la “Ley de la Falsa Denuncia”, que busca sancionar con mayor severidad a quienes utilizan el sistema judicial de manera maliciosa. Especialistas señalan un crecimiento alarmante de falsas denuncias por abuso con el objetivo de romper vínculos parentales, lo que causa daños irreparables tanto en los adultos acusados como en los niños involucrados.