Cuando Matías Orlando dio el sí, estaba convencido. Al otro día, con la misma seguridad, le dijo a su flamante esposa, Victoria Ricci, que quería postergar la luna de miel para ponerse a entrenar Huirapuca, el club del que se despidió hace 10 años cuando se convirtió en profesional.
Algo podría haber sospechado ella en el mismísimo carnaval carioca, cuando Tostao cambió el traje por ropa característica de su club, Huirapuca, y así terminó la noche.
“El domingo le dije a mi mujer que quería jugar, postergamos la luna de miel y ya están organizando todo para darme la bienvenida después de diez años”, sintetizó el back que ya se sumó a los entrenamientos para volver a ponerse la camiseta y competir este mismo sábado.
“No quería volver por un solo partido, quería disfrutarlo el club al máximo. La posibilidad de seguir jugando profesionalmente está, en la MLR o en otra liga. Va a ser este Regional y después veremos. Estoy dispuesto a comprometerme estos tres meses al máximo, a estar con el equipo”, indicó.
Tras una semana completa de entrenamientos y conferencia de prensa el viernes, en Tucumán todos esperan ver a Tostao con la camiseta puesta en la primera fecha del torneo Regional del NOA, ante Los Tarcos. El último encuentro de Orlando fue el 15 de junio en el duelo con Miami Sharks ante New England por las semifinales de la Conferencia de la Major League Rugby.
“Quería volver dentro de todo vigente, no en mal estado. Lo decidí después del casamiento. Volví de Miami, me sumé al club y entrené como uno más hasta el día previo al casamiento pero no tenía hecho el pase ni nada”, admitió.
Tras quedarse fuera de la lista del Mundial 2023 que elaboró Michael Cheika, Tostao fue convocado por Felipe Contepomi en las ventanas de amistosos internacionales del año pasado, aunque en su arribo al país también tuvo tiempo para conversar con el entrenador.
“Me dijo que sigo siendo parte del plantel y que ante una necesidad voy a ser convocado, que si estaba con el pasaporte al día y listo físicamente confiaba en lo que puedo hacer adentro de la cancha en el momento que sea. Si yo consideraba que quería estar disponible, él me iba a tener en cuenta”, reveló sobre las posibilidades de continuar en el Seleccionado.
En su primer año al frente del Seleccionado y tras el amistoso inicial ante los British & Irish Lions y la ventana de julio, el entrenador confió en muchos juveniles para ampliar la base del plantel y otorgar descanso para varios, según el calendario.
“Yo también asumo que hay un recambio generacional, que lo están haciendo bien, así que si bien me encantaría la posibilidad de jugar en Los Pumas, uno o los partidos que sean, soy consciente del nivel que están teniendo y lo bien que lo están haciendo. No me voy a ilusionar con algo que no puedo controlar yo más que seguir haciendo mi parte”, analizó el centro, que jugó su último test ante Italia.
Orlando es el Puma Nº 765, debutó en 2012 y desde entonces tuvo mayor o menor participación en los diferentes periodos, siempre bajo el radar de los distintos entrenadores.
“Toda la vida dejé todo por Los Pumas y para mí es lo más grande, lo más lindo que me pasó. Pero todo tiene su tiempo. Voy a seguir luchando. Los Pumas van a ser mi zanahoria toda la vida, soy de los que creen que uno no se retira nunca de Los Pumas, simplemente te dejan de llamar”, concluyó.
Tanto es el arraigo con los Pumas, que en su casamiento hubo varios ex compañeros. Asistieron, entre otros, Nicolás Sánchez, Mateo Carreras, Matías Moroni, Guido Petti, Leonardo Senatore, Javier Ortega Desio, Emiliano Boffelli, Tomás Lavanini, Agustín Creevy, Tomás Cubelli y Pablo Matera.