Delia Cancela, la artista que desafía las etiquetas con su espíritu punk

Delia Cancela, la artista que desafía las etiquetas con su espíritu punk


Melena abundante y anaranjada, un saco de corderoy rojo guinda sobre un suéter carmesí. Una gama vibrante que contrasta con el collar de perlas, la falda negra y un par de zapatillas blancas. El outfit está aprobado por Celeste (38), la hija de Delia Cancela que es fotógrafa y vive en París.

Ambas tienen la costumbre de mandarse fotos con los looks que vestirán para ir a una reunión o una fiesta. La moda es una forma de presentarse al mundo, un lenguaje y, para esta artista, una manifestación cultural que dista de lo frívolo.

Estamos en la Galería Ruth Benzacar donde Delia realiza su primera exposición individual -con obras nunca antes expuestas- y la charla comienza con el fastidio que le dan los rótulos, las etiquetas que califican y clasifican a las personas:

“No las admito porque reducen y limitan… Somos más que eso, y a veces dejamos de serlo para ser otra cosa. Me cansé de que me pusieran siempre como artista pop, lo que me encasilla históricamente. Soy histórica pero no me considero artista pop; tuve una etapa en los ‘60 con obra pop. Y después, soy artista, yo hago y en el hacer tengo momentos que no son pop.”

“En una entrevista dije, ‘No soy pop, soy punk’ y fue gracioso… Tengo sentido del humor. Y soy punk porque soy No future, no futuro. Y este último tiempo me asusta lo que está pasando en el mundo, son cosas muy terribles -guerras, calentamiento global- como que no se ve muy bien el futuro. Además, a la edad que tengo (84), el futuro es corto.”

“Pero el movimiento punk es romántico y yo tengo una impronta romántica en mi hacer, romántica en sentido profundo”.

Ser artista contemporánea

“Cuando me invitaron a exponer acá, me di cuenta enseguida de que me veían como soy aquí y ahora, una artista contemporánea. Soy curiosa y me gusta investigar sobre lo que me interesa y lo hago en profundidad. Entonces, no soy joven, ojalá lo fuera, pero tengo espíritu joven, que se me da por sentir que siempre puedo crear algo nuevo.

Soy híper activa. Mi lema es mirar el pasado para hacer en el presente. En este momento, el problema grande es que no se mira al pasado y no se puede hacer en el presente sin mirarlo.” Cuando traza una línea, asegura, tiene referencias de lo que se hizo:

Yo no descubrí la pólvora. La gente joven cree que lo que hace es inédito. Hay que aceptar que no es así y ser humilde. Aunque se vuelva sobre lo hecho, cada uno lo hará diferente y hay que respetarlo. Me preocupa que no se respete al otro, mujer, hombre, animales… Me preocupa el avasallamiento de los límites del otro, la violencia”.

Dos instalaciones en dos cuartos rococó. Inspirada en el siglo XVIII, en las flores que pintaba Fragonard, Cancela utilizó los dos espacios para desplegar dibujos, collages, láminas y poesías. Fotos: Emmanuel Fernández

Delia inició su carrera como artista plástica y de pronto se volcó al mundo de la moda.

“Durante 30 años trabajé en la moda, pero seguía siendo artista. Me fui a Nueva York, París y Londres… Con Pablo Mesejean, mi pareja, mi coequiper, viajamos en el ‘69 a París y vivimos juntos 10 años. Tuvimos nuestra marca de ropa Pablo & Delia. Después nos separamos, seguimos amigos y tuve una vida aparte. Ojalá hoy estuviera…”

En aquellos años dedicados a la moda, Cancela conoció a mujeres poderosas del mundo fashion, todas con el pelo anaranjado, como ella. Una fue Grace Coddington, editora de moda de la revista Vogue inglesa, que descubrió el talento de Delia y donde publicó varios trabajos.

Las otras fueron la británica Vivienne Westwood, considerada protagonista de la estética punk y la francesa Sonia Rikyel (1930-2016), quien ganó fama con sus jerseys. Aunque Westwood vanguardista y Rikyel enrolada en el prêt-à-porter, eran artistas que creaban indumentaria, con un aporte diferente: el power dressing de los ‘70 y ‘80.

La muestra

“Estoy muy agradecida a la galería. ¡Pusimos una energía, fue un laburo y un apuro! (sonríe satisfecha). Todo lo que muestro son retazos de mi vida. Yo armo ataditos, voy juntando un dibujo, una mancha, un trozo de tela, algo que veo interesante. Después, con todo eso, hago obra”, cuenta. Hizo dos instalaciones en dos cuartos.

Tenía esta idea hace mucho, pero no contaba con galería hasta que llegó Ruth Benzacar. “Los cuartos son rococó, no son barrocos. Empecé a pensar en el siglo XVIII, en las flores que pintaba Fragonard y me llegó ese espíritu. Es algo preciado y bello. Entré a ese mundo; el cuarto claro es una escuelita de la época rococó, con las paredes pintadas en dos franjas.”

Con una carrera que abarca más de seis décadas, Delia desafía los rótulos y se reconoce como artista total.  Fotos: Emmanuel FernandezCon una carrera que abarca más de seis décadas, Delia desafía los rótulos y se reconoce como artista total. Fotos: Emmanuel Fernandez

“Está dedicado a una botanista, María Sebylla Merian (1647-1717). Primero dibujé su retrato, después las flores e hice que bordaran una parte. Ahí están las banderolas donde colgaban las láminas y mis silly poems, mis poemas tontos. Y para todo esto, me acerqué también a Lewis Carroll. Los marcos dorados son parte de la obra, todo es claro.”

“De esa sala, la pintura clara pasa para el otro cuarto, que ya es verde oscuro y es como un gabinete de estudio, un lugar donde vas a mirar las mujeres-pájaro. Son mujeres que van transformándose en pájaros y que en un momento vuelan porque son libres.”

“Aquí introduje los collages, los pájaros en plastilina… Uniendo también los dos cuartos, hay una figurita blanca en plastilina que es la pájara-elefante. Me salió así, con enormes orejas. Es nuestra mascota en la galería, nos cuida. Trabajo mucho con las emociones, con lo que imagino.

El recorrido es tan sutil como provocador: flores que se tornan hot, dedos en gesto de fuck you, frases bordadas, lazos y moños negros.

Maestra de paradojas, Cancela hace trastabillar la certeza lógica y algo de cordura, con sus figuraciones tan preciosas como amenazantes, transitando sobre el límite entre los universos de lo humano, lo vegetal y animal… Recolecta, junta y compone riéndose de la coherencia lineal y temporal… con gesto obstinado y algo punk, interrumpe cada vez el uso esperable de las cosas”, describe Marie Bardet, doctora en filosofía y bailarina francesa radicada en Buenos Aires.

En agosto, durante la próxima edición de arteBA, la galería presentará sus obras. Su trabajo también formará parte de una importante muestra institucional que abrirá en 2026.

Del fuego literal al fuego interior: Tras perder su obra en un incendio, Cancela vuelve con más fuerza: “Me sentí muerta, pero seguí. Fotos: Emmanuel FernandezDel fuego literal al fuego interior: Tras perder su obra en un incendio, Cancela vuelve con más fuerza: “Me sentí muerta, pero seguí. Fotos: Emmanuel Fernandez

-¿Tendremos nuevos artistas como aquéllos del Di Tella? Usted fue parte y arte.

-Creo que sí. Lo que pasa es que antes éramos menos, había más tiempo para pensar. Hoy la gente no tiene tiempo para detenerse, ya no lee… Cada vez que viajo a París, voy a los museos a ver belleza, a alimentar el alma. Nosotros creíamos en la posibilidad de cambiar al mundo. Hay muchos jóvenes que luchan por la ecología. Pero desde el punto de vista del arte no hay propuestas. Y si hay luchas, se diluyen. ¡Porque es tanto el esfuerzo que tienen que hacer para seguir adelante! El día a día te come la energía. Y para las mujeres artistas es peor, subimos y bajamos, vivimos la inestabilidad.A los hombres no les pasa, el arte es machista. Yo fui feminista de la primera hora, cuando todavía no estaba claro qué era.

-¿Por qué nunca hay plata para la cultura?

-Hay plata, pero los que deciden no están educados para pensar que la cultura, el arte, sirvan para algo. Mientras se siga pensando así, no habrá cambios. Es un mal argentino que viene de muy lejos. Nuestras raíces, en ese sentido, estuvieron y están atadas con alambre.

Romántica, sí; pop, no: Cancela reniega de los rótulos y se declara punk por convicción. “No future”, dice, aunque no deja de crear. Fotos: Emmanuel FernándezRomántica, sí; pop, no: Cancela reniega de los rótulos y se declara punk por convicción. “No future”, dice, aunque no deja de crear. Fotos: Emmanuel Fernández

-En 2015 fue la imagen de la marca de ropa Bolivia. ¿Cómo le fue como modelo?

-¡No soy modelo! Me llamaron porque estaba mi amigo Pelito Gálvez. La idea que tenían era la de una familia y yo era la más grande, la abuela. Se hicieron las fotos y de golpe el fotógrafo me dijo “parate ahí” y me hizo fotos. Quería que me pusiera un vestido y yo, ¡ni loca! Acepté un traje y una camisa…

-No sabía que iban a hacer una campaña conmigo, que iba a estar en carteles de la Panamericana. Cambiaron la idea, pero no se portaron bien con la paga.

-En 2001 su obra se prendió fuego en un depósito…

-Fue horrible, me sentí muerta en vida; pero a partir de ahí saqué fuerzas para empezar de vuelta. Otra mala experiencia, porque tendría que haber recibido un resarcimiento económico, pero nada. Hubo un juicio, parece que lo gané… Con tantos años que pasaron, tendrán que darme cuatro o cinco veces más.