La prudencia convirtió el partido entre Boca Juniors y Auckland City en un trámite. Las autoridades de Nashville lo detuvieron durante una hora por una alerta de tormenta que pasó de largo sin afectar al estadio. Todo se detuvo a los nueve minutos de la segunda parte mientras en Charlotte el Benfica superaba al Bayern y dejaba a Boca sin opciones porque los argentinos necesitaban una derrota de los lusos y enjugar siete goles de diferencia. Tampoco parecían muy por la labor: el parón llegó justo cuando el modesto equipo neozelandés había logrado empatar. Lo hizo en su única aproximación a puerta tras casi una hora de asedio que solo les castigó con un tanto en contra. Cuando el partido se reanudó ya se sabía que Boca se iba del Mundial. El Benfica había vencido y los argentinos ni siquiera se fueron con el honor de ganar un partido (1-1).
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Nathan Garrow, Christian Gray, Regont Murati (Dylan Connolly, min. 54), Nikko Boxall, Adam Mitchell, Jerson Lagos (Joseph Lee, min. 82), Gerard Garriga (Jordan Vale, min. 54), Mario Ilich, David Yoo (Matthew Ellis, min. 54), Dylan Manickum (Haris Zeb, min. 67) y Myer Bevan
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Agustín Marchesín, Luis Advíncula, Marco Pellegrino, Lautaro Blanco, Lautaro Di Lollo, Exequiel Zeballos (Kevin Zenón, min. 25), Carlos Palacios, Alan Velasco (Malcom Braida, min. 54), Rodrigo Battaglia, Miguel Merentiel y Edinson Cavani (Milton Giménez, min. 54)
Goles
0-1 min. 25: Nathan Garrow. 1-1 min. 51: Christian Gray
La doce de Boca, que había empezado la tarde entusiasmada, rebajó su ánimo. El juego del equipo tampoco acompañó. Sin capacidad para generar fútbol por fuera, se estrelló entre las líneas de un rival que se plantó al borde de su área con dos líneas de cinco hombres. Boca perpetró un ejercicio de impotencia, por más que llegase un gol en el ecuador de la primera parte tras un testarazo del central Di Lollo que fue al palo, golpeó en el rechace al portero y se fue a la red. El monólogo requería variantes y las encontró Palacios poco antes del descanso con un disparo lejano que se fue al larguero y de nuevo golpeó en el meta. Pero esta vez no se fue al otro lado de la línea. Todavía hubo otro remate al larguero más antes del receso.
Las noticias desde el otro partido tampoco servían de reactivo. Para colmo en el inicio de la segunda parte Auckland forzó un saque de esquina en su primera incursión ofensiva y el central Gray lo remató a la red. El regreso tras la tormenta que no fue llevó a Cavani al banquillo y al meta Garrow a primera línea para llevar a su equipo a un empate con sabor a victoria para ellos y a ridículo para Boca, que remató 40 veces y no ganó a un modesto oponente.