Al menos veinte civiles murieron y cerca de medio centenar resultaron heridos este domingo en un ataque con explosivos dentro de la iglesia de San Elías, en Damasco, la capital de Siria. El hecho, atribuido a un presunto integrante del grupo extremista Estado Islámico (EI), fue confirmado por el Ministerio del Interior, que lo calificó como un acto terrorista.
El estallido ocurrió durante una misa dominical, dentro del templo, donde el agresor habría abierto fuego antes de detonar los explosivos que llevaba adosados al cuerpo. Al Ijbariya, el canal estatal, indicó que el atacante tenía vínculos con Dáesh. Tras la explosión, las fuerzas de seguridad acordonaron la zona y comenzaron tareas de investigación, aunque hasta el momento no se identificaron públicamente a los responsables.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Londres, la iglesia “estaba llena de fieles” al momento del ataque y advirtió que es el primer atentado de este tipo en años en la capital siria. Incluso alertó sobre la presencia activa de células extremistas en el sur de la ciudad, las cuales buscan romper la paz civil a través de ataques dirigidos contra espacios religiosos y de culto.
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Este es el primer atentado de este tipo en Damasco desde diciembre, cuando las fuerzas opositoras, reunidas en la llamada Sala de Operaciones del Sur, derrocaron al gobierno de Bashar al Asad y pusieron fin a un régimen que se había mantenido bajo estado de emergencia desde la década de 1970.
Donald Trump presionó al nuevo gobierno sirio por la amenaza yihadista
El grupo terrorista Estado Islámico (EI) reivindicó sus primeros ataques en mayo contra las nuevas fuerzas de seguridad sirias, tras la caída del expresidente Bashar al Asad en diciembre. Atacaron en la zona desértica de Al Sueida, al sur del país, e incluyeron la colocación de explosivos en vehículos oficiales.
Según Site Intelligence Group, una organización especializada en monitorear sitios vinculados al extremismo islamista, una de las ofensivas consistió en la detonación de un artefacto explosivo y alcanzó un vehículo de las nuevas fuerzas gubernamentales sirias, resultando en un muerto y varios heridos.
Pese a que el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) informó inicialmente de cuatro víctimas, la agencia de noticias Amaq, vinculada al ISIS, aseguró que el atentado provocó siete bajas entre muertos y lesionados.
Ese mismo mes, durante una reunión en Riad, el presidente Donald Trump abordó con su homólogo sirio, Ahmed al-Sharaa, la necesidad de reforzar la cooperación para impedir que el EI recupere poder en la región. Trump estableció que el levantamiento de sanciones depende de que Siria intensifique las acciones contra el grupo extremista.
A los pocos días, el embajador de Estados Unidos en Turquía y enviado especial para Siria, Tom Barrack, reafirmó el respaldo de su país al pueblo sirio “después de tantos años de conflicto y violencia”. También expresó el compromiso de Washington con la derrota duradera del Estado Islámico, el control de combatientes terroristas extranjeros, la relación con Israel y la vigilancia sobre campamentos y centros de detención en el noreste del país.
MV/EM
