El examen de música que no todos aprueban

El examen de música que no todos aprueban


Un escritorio de ésos que se encuentran en islas de trabajo, redacciones, o en los stands de la Feria del Libro. Que tampoco es tan pequeño, como señaló Chris Robinson, cantante de Black Crowes, cuando le tocó estar allí. Una oficina repleta con discos, libros, fotos, anuncios, pósters, en su mayoría vinculados a la música entendida como un multiverso. ¿Qué más es necesario para que se pueda armar un recital?

Los Tiny Desk Concerts son una iniciativa en marcha desde 2014, a través de la NPR (sigla de National Public Radio, radio pública estadounidense). Sí, allí también existen los medios públicos pese a que se suela tener la sensación contraria.

En los Tiny Desk (transmitidos desde Washington D.C.) se presentan en simultáneo para la radio y su red de repetidoras, y el canal de streaming en YouTube, artistas noveles y consagrados, cantautores solos con su guitarra acústica o bandas al completo, y, compensando una cierta estrechez estilística de sus primeros años (parodiada en Saturday Night Live, por ejemplo), folk, country pop, rock, jazz, rap, bluegrass, blues, funk, música de tradición académica, bossa nova, MPB; las llamadas músicas del “mundo”, y un considerable número de variantes y subgéneros. Ya se han realizado más de 1.300 minirecitales de este Aleph musical.

Dua Lipa. En la pandemia, hizo un recital de Tiny Desk que está entre los más vistos.

Si algo está sucediendo, el Tiny Desk busca capturarlo y amplificarlo al mundo. Aun si precisa subir unos pisos en el edificio que lo alberga un piano de cola, o hacer lugar para una sección de cuerdas. Es decir, en 2025 el Tiny Desk quizá sea la plataforma audiovisual más cercana a un dispositivo que legitima si es usted un músico o no.

Un nuevo unplugged

Piénsese en el Tiny Desk como una versión a escala reducida y a la vez superadora de los Unplugged de MTV que marcaron la década del ‘90 y principios de este siglo. Y que siguen existiendo: hace poco se editó el acústico para la señal (ah, la tarea de explicar a los más jóvenes que hubo un tiempo que fue hermoso o casi y MTV era un canal musical) del grupo chileno Los Bunkers.

Algo que tampoco sucedería en MTV sería una convocatoria donde un jurado compuesto por personal de la radio y músicos de renombres elegiría un artista por año para tocar en el ciclo, en base a un video enviado.

A su vez, y en esto no es tan distinto a MTV, ha generado sus franquicias: Tiny Desks en Corea del Sur y luego, en Japón. Derechos legales o no, el formato ha sido imitado a lo largo del mundo.

Tiny Desk no es tan distinto a MTV, ha generado sus franquicias: Tiny Desks en Corea del Sur y luego, en Japón.

Una versión que no depende de tratos con compañías discográficas, sino de un mano a mano artista/emisora, sin tanto cálculo de ganancias ni grandes presupuestos. Una puesta en escena muchísimo más casual y unas duraciones más breves: treinta minutos o más suelen ser formatos excepcionales. En un mes pueden producirse hasta alrededor de una docena de shows: hagan las cuentas.

Y allí está YouTube y su contador de reproducciones; el algoritmo indicándonos incluso el momento más álgido de la visualización del minishow. Y las cifras son cifras y nos indican cuáles son los más populares sin margen de error.

Trueno. El rapero hizo su Tiny Desk en su propio barrio, La Boca.Trueno. El rapero hizo su Tiny Desk en su propio barrio, La Boca.

El caso Paco y Ca7riel

Algunos han dado el batacazo. Nuestros compatriotas Ca7riel & Paco Amoroso llevan 34 millones de vistas acumuladas en los últimos siete meses, un auténtico fenómeno de viralización que ameritaría su propio artículo para tratar de desentrañar las claves. Allí se puede ver que, personajes e incluso decisiones estilísticas aparte, cuentan con un respaldo musical más que encomiable. Y no fueron los únicos compatriotas: agréguense a Juana Molina, Nathy Peluso, Nicki Nicole o Federico Aubele.

Esa es otra cosa de los Tiny Desk: aquí no hay margen para esconderse. Si bien en un mes ya acumula 12 millones de visitas, Bad Bunny, la figura más escuchada en Spotify en tres años consecutivos (2020-2022), no pudo disimular que sin Auto-Tune ni demás triquiñuelas de estudio y pese a una buena banda, no nació para cantar.

Cómo empezó todo

La génesis de los Tiny Desk es más que circunstancial. Derivó del programa All Songs Considered, creado por el productor Bob Boilen, a su vez, por entonces director de All Things Considered, el informativo de la NPR. En 2007, Boilen y el también responsable del área musical de la radio Stephen Thompson se encontraban en Austin, Texas, en el festival anual South By Southwest.

Frustrados ante la imposibilidad de escuchar a la cantautora Laura Gibson sola con su guitarra acústica en medio del bullicio de un bar, Thompson le dijo a Gibson que debería venir a los estudios a tocar a sus escritorios. Tres semanas después, sucedió.

Una perla negra del Tiny Desk. Steve Martin hizo un Tiny Desk el 27/09/17.  Liderando su banda de bluegrass, The Steep Canyon Rangers, el famoso comediante brilló tocando su banjo.Una perla negra del Tiny Desk. Steve Martin hizo un Tiny Desk el 27/09/17. Liderando su banda de bluegrass, The Steep Canyon Rangers, el famoso comediante brilló tocando su banjo.

El nombre del ciclo, alojado dentro del espacio de All Songs Considered, deriva de Tiny Desk Unit, una banda de fines de los Setenta que Boilen integraba. Tras el retiro de éste en octubre de 2023, su lugar es ocupado por Robin Hilton. El nombre de ambos, en grandes letras blancas se suele ver en la escenografía, que también suele priorizar tapas de discos y otros artefactos de los artistas invitados.

Ni la pandemia pudo detener a los Tiny Desk. Después de un parate donde se volvieron a emitir viejos shows, mientras se aguardaba el devenir de los acontecimientos, se terminó instaurando el Tiny Desk (Home) Concerts, con los músicos tocando desde sus propios hogares. Del living al mundo. Y un récord: el show hogareño de la pop star Dua Lipa -quien también se presentó en el formato habitual del Tiny Desk- es uno de los más vistos de la historia: 130 millones de espectadores.

El caso Bad Bunny

El bochorno. En su show del Tiny Desk, el puertorriqueño se lanzó a cantar sin Auto-tune y fue una decepción.El bochorno. En su show del Tiny Desk, el puertorriqueño se lanzó a cantar sin Auto-tune y fue una decepción.

Con unos meros 16 millones, Karol G (la primera cantante en español en poner un álbum al tope de la Billboard), sin ser particularmente memorable, pero con más nociones de canto que Bad Bunny, prueba que ciertos tipos de música funcionan mejor cuando hay tracción a sangre -músicos tocando- que un predominio de programaciones, recordándonos que, a fin de cuentas, la música no es sólo melodía, armonía y ritmo sino también timbre.

Además de una siempre creciente playlist en YouTube, cada show del Tiny Desk tiene su propia entrada en la página oficial, escrita por uno de los productores del evento. En el sitio de NPR se suele recordar el peligro actual que están corriendo los medios públicos estadounidenses, víctimas de la masacre de la motosierra, con la excusa de que tendrían inclinaciones partidarias hacía, como gusta decir, a Donald Trump, la “radical left”. Elon Musk, quien tiene billonarios contratos con el estado, tuvo el caradurismo de tuitear que si la NPR no puede autosustentarse, debe desaparecer.

Este disparate desconoce que la NPR, al igual que el Public Broadcasting System (PBS), la televisión pública de allá, son entes autárquicos sin fines de lucro que no cambian de autoridades junto con las renovaciones en el Poder Ejecutivo. El primero de mayo Trump firmó un decreto donde cortó todo apoyo estatal a la NPR y la PBS (afectando programas clásicos vistos incluso aquí, como Plaza Sésamo). La NPR también es apoyada económicamente, por las estaciones repetidoras, sponsors corporativos y subvenciones anuales.

El Tiny Desk es sólo uno de tantos ejemplos de cómo, bien organizados, los medios públicos realizan aportes a la cultura que no hacen los sectores privados.

El Tiny Desk es sólo uno de tantos ejemplos de cómo, bien organizados, los medios públicos realizan aportes a la cultura que no hacen los sectores privados. Este conflicto está en desarrollo. Pero la música sobrevivirá en alguna u otra forma. Ésa es la cuestión: Taylor Swift, Sabrina Carpenter, Lenny Kravitz; incluso Wilco, por citar a artistas que pasaron por el escritorio, ciertamente no necesitan de esa exposición. Los artistas en riesgo son aquellos para quienes iniciativas como ésta representan una oportunidad única de visibilidad.